Cuando se habla de las grandes películas de la historia del cine a menudo se tiende a dejar a los directores de fotografía en un plano secundario. Algo injusto, porque el director de fotografía es un elemento clave en el rodaje y es el responsable directo de la creación artística de la imagen de la película: obviar su influencia es obviar su aspecto artístico. Ni la factura visual de El Padrino sería la misma de haber contado con otro director de fotografía, ni Ciudadano Kane sería considerada año tras año la mejor película de la historia del cine sin el poder de las imágenes de Gregg Toland.
Nuestra percepción del arte cinematográfico está intrínsecamente unida a imágenes icónicas grabadas en la memoria. Este post es un homenaje a estos «creadores» de imágenes, artistas de la luz y genios del encuadre.
Ellos también son «culpables» de que el cine sea un arte: el séptimo, ni más ni menos.
10 directores de fotografía que resumen el arte cinematográfico. Un post para amantes del cine y de las películas más icónicas de la historia. @plasencia_oscar. Share on XDiez directores de fotografía que no debes olvidar
Gordon Willis
Los directores de fotografía, al igual que los guionistas, son los grandes olvidados. ¿Qué sería de una película sin un buen director de fotografía o una buena historia?
El trabajo de Gordon Willis está vinculado a directores de cine como Woody Allen, Francis Ford Coppola o Alan J. Pakula. Considerado el «Maestro de las luces y las sombras», Willis obtuvo el Óscar Honorífico en 2009 al conjunto de una obra en la que destacan su fotografía en Manhattan, Zelig (por la que estuvo nominado en 1983), Annie Hall, La rosa púrpura del Cairo, El Padrino I, II y III (de nuevo nominado con esta última) o Klute y Todos los hombres del presidente.
Gordon Willis es uno de los grandes directores de fotografía que contribuyeron con su impecable trabajo al arte cinematográfico.
Vittorio Storaro
En el cine no hay eso que llamamos realidad, no existe el «cine realista», en el cine siempre interpretamos la realidad, el cine nunca es la «realidad».
¿Cómo serían Novecento o la espectacular Apocalypse now sin el trabajo de Vittorio Storaro?
Storaro, uno de los directores de fotografía más innovadores (su trabajo está inspirado en la teoría de los colores de Goethe y su efecto psicológico en la percepción de las emociones), ha trabajado con Bertolucci (Novecento, El último tango en París, El conformista, El último emperador), Coppola (Apocalypse now), Saura (Tango, Goya en Burdeos) o Warren Beatty (Reds, Dick Tracy) y ha obtenido tres Óscar y un Goya.
Néstor Almendros
El mejor director de fotografía es el que sabe escuchar, extrayendo lo mejor de todos sus colaboradores. Y la mejor fotografía es la más sutil, tanto en exteriores como en interiores, que sepa exprimir del ambiente todas sus cualidades narrativas y poéticas. Siempre he buscado la forma más sencilla y más directa de iluminar, por mucha dificultad técnica que ello conlleve.
Néstor Almendros es, sin duda, uno de los mejores directores de fotografía del mundo. Considerado como un maestro de la luz, su obra es producto de la fusión del arte y el oficio.
Ha trabajado con François Truffaut (El pequeño salvaje, La historia de Adéle), fue director de fotografía en todas las películas de Éric Rohmer entre 1966 y 1976, obtuvo un Óscar por Días de cielo de Terrence Malick y fue nominado en tres ocasiones más por sus trabajos en Kramer contra Kramer, la comercial El lago azul y La decisión de Sophie.
Gabriel Figueroa
El artista hace lo que hace no por el dinero, sino porque se está haciendo las preguntas que tiene que contestarse a lo largo de su vida.
Gabriel Figueroa fue retratista, fotógrafo de fijas, iluminador, camarógrafo y sobre todo, director de fotografía y una de las figuras más importantes del cine mexicano. Influido por el expresionismo alemán, el cine de Einsenstein y los pintores muralistas mexicanos, el arte de Figueroa destaca en el uso de la luz, del blanco y negro y del encuadre. Fue director de fotografía con Emilio El Indio Fernández y con Luis Buñuel, con el que trabajó en cinco películas (Los olvidados, Él, Nazarín, Los ambiciosos, La joven, El ángel exterminador, y Simón del desierto). Su fama lo llevó a Hollywood, donde trabajó con John Huston (La noche de la iguana, por la que fue nominado al Óscar) o el gran John Ford.
Gregg Toland
Cuando iluminaba el rostro de un actor no lo hacía buscando la estética sino una mayor profundidad emocional. La cámara debe captar los sentimientos sin necesidad del diálogo. Cada momento de luz y oscuridad es un milagro.
Gregg Toland murió a los 44 años de una trombosis coronaria mientras dormía. Había trabajado con los mejores (John Ford, Howard Hawks, Erich von Stroheim, King Vidor, Orson Welles, William Wyler), fue nominado cinco veces al Óscar, obteniéndolo en 1939 por su fotografía en Cumbres borrascosas de William Wyler.
Fue el director de fotografía más joven y también uno de los grandes innovadores de la fotografía en el cine. Sin él Ciudadano Kane no tendría la misma fuerza visual, la obra cumbre de Welles habría adolecido de algunos de los ingredientes que la convirtieron en un hito cinematográfico: el uso de la iluminación y de la profundidad de campo, innovaciones artísticas y técnicas que debemos a Toland y que junto a su claroscuro con luz lateral son sus grandes contribuciones al arte cinematográfico.
Sven Nykvist
La luz puede ser suave, peligrosa, onírica, viva, muerta, clara, brumosa, cálida, violenta, fría, repentina, oscura, primaveral, vertical, lineal, oblicua, sensual, domeñada, limitadora, serena, venenosa, luminosa.
Sven Nykvist demostró a lo largo de toda su carrera que la luz no tenía secretos para este director de fotografía sueco que compartía con Ingmar Bergman su preferencia por la luz natural y el blanco y negro. Prueba de ello fueron los primeros títulos de su fructífera colaboración: El manantial de la doncella, Como en un espejo, Luz de Invierno, El Silencio y la poderosísima Persona.
Paradojicamente —o no— el primer Óscar del tándem Bergman-Nykvist fue una película de «rojos»: Gritos y susurros. Diez años más tarde — en 1982— Sven Nykvist obtiene el Óscar a la Mejor Fotografía por su espectacular trabajo en Fanny y Alexander.
Posteriormente Nykvist trabajó con Woody Allen y con Louis Malle, pero su trabajo más extraordinario, según la crítica especializada, lo realizó en El sacrificio, la última película de Andrei Tarkovsky.
Javier Aguirresarobe
Me gusta una saturación de color atenuada. El cine no tiene nada que ver con la televisión, es un lenguaje diferente. No sólo en el tema del color, sino en el de la profundidad de campo. Siempre lucho para que los fondos de mis películas estén bastante desenfocados. Intento hacer una imagen diferente a la de la pequeña pantalla.
El guipuzcoano Javier Aguirresarobe, consagrado internacionalmente de la mano de Alejandro Amenabar, con seis Goyas (Beltenebros, Antártida, El perro del hortelano, Los otros, Soldados de Salamina, Mar adentro) y nominado en otras cinco ocasiones (Obaba, La niña de tus ojos, Días contados, La madre muerta, El bosque animado), ha trabajado con Woody Allen y Pedro Almodóvar y es, en la actualidad, uno de los directores de fotografía más prestigiosos del mundo.
Luis Cuadrado
Intenté romper con la estética gris de las películas franquistas, así como con los colores chillones de las comedias de la época, manipulando el claroscuro, buscando en los contrastes de luces y sombras la tonalidad y la calidez de la luz necesaria para expresar una atmósfera que evocara sentimientos y provocara emotividad.
Tiempos de Franco. Cine en blanco y negro, cine que pugnaba por renovarse y transitar otros caminos, hurgar en otras historias, alcanzar una mayoría de edad, independizarse, soltar las verdades a la cara, o por lo menos, intentarlo.
Histórico del cine español, Luis Cuadrado fue el 50 por ciento de la genial La Caza; el otro cincuenta, obviamente, era Carlos Saura. A La Caza le siguieron la explosiva Peppermint frappé. Y a Carlos Saura le siguieron Víctor Erice, Basilio Martín Patino, Gonzalo Suárez, Jaime Chávarri, José Luis Borau… Todos ellos trabajaron con Cuadrado.
Emmanuel El Chivo Lubezki
Sin luz no hay película. Para mí se trata del gran caldo que soporta toda esta sopa que llaman el cine. Algunos directores la usan sabiamente y otros no, pero el punto de partida es que se puede hacer un filme sin actores o música, pero no sin luz. Está abajo de todo y puede expresar todo lo que quieres decir en una escena. Soporta lo que quieres que la gente sienta al ver… en definitiva, es el caldo del cine.
¿Recuerdas la sugerente Como agua para chocolate? La dirigió Alfonso Arau —quien se basó en el libro homónimo de Laura Esquivel— y le supuso un premio Ariel a su director de fotografía, el mexicano Emmanuel El Chivo Lubezki.
Lubezki ha trabajado con directores como Tim Burton, Michael Mann, Alejandro González Iñárritu, los hermanos Coen, Terrence Malick y Alfonso Cuarón, y ha hecho historia entre los directores de fotografía al obtener el Óscar a la mejor dirección de fotografía en tres ocasiones ¡consecutivas! con El renacido, Birdman y Gravity.
Michael Chapman
Creo que una de las razones por las que Scorsese me contrató fue porque era uno de los pocos fotógrafos que habían visto el cine de Jean-LucGodard en ese tiempo. Estábamos, literalmente, emborrachados de Godard antes de empezar Taxi driver.
Toda esa película fue como una liberación para nosotros, que éramos de Nueva York, una ciudad muy oscura y aterradora en los 70.
Comenzamos este post dedicado a los grandes directores de fotografía con Gordon Willis y cerramos el ciclo volviendo a él, ya que, durante dos años y a lo largo de siete películas, formó como operador de cámara al futuro director de fotografía de Toro Salvaje y Taxi Driver: Michael Chapman, quien llegó a ser imprescindible para Scorsese, como el mismo Willis lo fue para Coppola en la mítica trilogía de El Padrino.
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¡¡¡Y Christopher Doyle!!!