Alice Guy Blaché fue la primera directora de cine. En este artículo de Santiago Herranz descubriremos su historia, la de una auténtica pionera.
Alice Guy Blaché. Pioneras, la mujer en el cine
Si juzgamos por lo que la historia nos ha contado, salvo honrosas excepciones, en el principio del cine no existía la mujer o se encontraba incorporada a trabajos que podían considerarse menores porque nunca estaban directamente relacionados con la cámara, excepción hecha de ese puñado de grandes actrices que daban vida a los personajes femeninos de las películas.
Nada más falso. Es cierto que una buena parte de mujeres se encontraban trabajando para los decorados, vestuarios, montaje, etc, pero también es cierto que muchas de ellas copiaban guiones e incluso eran ellas las que elaboraban esos guiones. Es la manía histórica de marginar a la mujer y arrinconar sus valores la que nos ha llevado a una creencia tan mentirosa, tan falsa y tan injusta. Vale, de acuerdo, no diré nada acerca de la grave responsabilidad que históricamente ha tenido en esto la religión. No lo digo, solo lo pienso.
En un principio el cine era arte. Guionistas y directores o directoras se preocupaban más de qué historia querían contar y cómo, que de un envoltorio de efectos espectaculares. Eran historias fácilmente comprensibles y con un cuidado lenguaje de la imagen. Sus argumentos han afectado a muchas generaciones de personas que no tenían otro pasatiempo y que digerían sus contenidos, sus imágenes… sus ideas. En todo esto el papel de la mujer ha sido significativo. Es llamativo el caso de la parisina Alice Guy Blaché, que a lo largo de su vida produjo, dirigió o colaboró en más de mil películas, que comenzó en el año 1894 trabajando al lado de León Gaumont y participó en los primeros tiempos del cinematógrafo asistiendo a la exposición que hizo de su invento Louis Lumière. Una auténtica pionera.
El cine, al igual que otros medios, ha evolucionado con el paso del tiempo en lenguaje y ritmo y se ha adaptado a las exigencias de la historia o ¿ha ido marcando historia? Al igual que sucede con cualquier medio cuya popularidad crece de manera exponencial, la industria trató de hacerse con su control lográndolo en pocos años y con ella el capital que la sustenta: películas belicistas que corresponden a dar una explicación siempre parcial de la segunda Gran Guerra son ejemplo muy claro de esto. Pero de un modo más soterrado a veces y otras descaradamente, una ideología se ha transmitido siempre desde las pantallas; la mujer dócil, sumisa y al servicio de la sexualidad del hombre que cumplía un papel en línea con el machismo que dominaba a las sociedades de la época. Hoy han variado relativamente los mensajes, por cuanto existe una mayor pluralidad y por tanto una mayor diversidad de papeles, lo que no evita que según la procedencia de las películas (europeas o americanas, incluso sudamericanas o asiáticas), el estereotipo de mujer se revista de ropajes nuevos para plasmar ideas antiguas, muy antiguas (Pretty woman).
Pensé que podía hacerlo mejor… Revistiéndome de valentía, propuse tímidamente al Sr. Gaumont que pensaba en escribir una o dos historias cortas para que mis amigos se divirtieran. Si el Sr. Gaumont hubiera podido ver entonces lo que pasó con mi tímida propuesta, probablemente yo nunca hubiera obtenido el sí afirmativo. Mi juventud, la falta de experiencia, mi sexo, todo conspiraba en mi contra.
Alice Guy Blaché
No obstante es frecuente encontrarnos en el cine cada vez más con visiones que tienen que ver con la mujer actual y sus problemas, cine dirigido o producido por mujeres que plantean el mundo y sus conflictos de manera diferente y dónde se hacen visibles como parte de un mundo aún masculino, pero en el que combaten y sufren y en el que adoptan decisiones y responsabilidades.
No quiero abandonar este terreno para volver a la senda inicial con la persona de Alice Guy Blaché, sin hacer una referencia a la particular situación del cine español durante la dictadura franquista donde personajes como Isabel la católica, Agustina de Aragón, La Dolores de la copla, monjas en general, eran exprimidos en aras de una ideología rancia, cutre y dañina para la personalidad de quienes, como espectadores pasivos, sufrían estas atrocidades en formato cine. Con honrosas excepciones que conseguían, con grandes apuros, pasar la mirada del censor de la Santa Inquisición del siglo XX.
Alice Guy Blaché, pionera en la dirección
Alice Guy nació en París en el año 1873. Su padre era escritor y eso la llevó a desarrollar su amor por la literatura y posteriormente por otras artes. Trabajó como secretaria con León Gaumont, fotógrafo y pionero de la industria del cine, lo que la posibilitó en el año 1895 conocer a Louis Lumiére, quien les mostraría un nuevo invento. Una cámara que hacía que las fotos tuviesen movimiento. Eso puso la mente de Alice en marcha para buscar posibilidades a ese nuevo invento.
León Gaumont (1864-1946) fue otro de los pioneros del cine en sus albores. Vendedor de aparatos fotográficos, comercializó el cronofotógrafo y perfeccionó el invento de los hermanos Lumière. Impulsado por Alice Guy, se dedicó a la producción y distribución de películas y se introdujo en el sector periodístico a través de Gaumont Actualité (T.C.).
Cuando Gaumont perfecciona esa cámara de 60 mm sin una idea clara de para qué, es Alice, una joven de veintitrés años quien le muestra el camino indicándole las posibilidades que tenía si a esas fotos se les daba animación y configuraban con ellas una historia. En principio dio a esta idea una vista comercial, una manera de vender el aparato con mayor facilidad y su jefe Gaumont, que pensaba que era un divertimento para niños le permitió hacer esos experimentos los domingos, su día de descanso, para no interrumpir los trabajos como secretaria. De este modo Alice Guy realizó la primera película de la historia: El hada de los repollos semanas antes de que lo hiciese Georges Méliés.
La primera película de Alice Guy, a principios de 1896, fue un cuento de hadas: una pareja soñadora pasea con las manos enlazadas, llega a un sembrado de repollos. Allí se les aparece un hada que tocando con su varita mágica una de las plantas hace que nazca un bebé chupándose el dedo. Actuaron en ella amigas de Alice en un jardín con un telón pintado que prolongaba el paisaje.
Después de esto el señor Gaumont la sustituye de su puesto de secretaria, dado que el éxito de ventas era absoluto y la coloca al frente de la productora. Se había convertido de este modo en la primera mujer cineasta y su película había sido la primera que se había filmado en el mundo, al menos la primera que contaba una historia… de hadas. Todas las películas que hizo en esta época fueron proyectos ambiciosos para esta pionera: desde escenas de óperas a películas militares. Producía dos cortos a la semana hasta que en 1905 fue nombrada supervisora de los demás directores de la compañía.
Pocos años más tarde se casó con un cameraman de la Gaumont y se marchó a vivir a Estados Unidos, se dedicó a las tareas domésticas y tuvo una hija. Cuando se cansó de esa vida retomó su trabajo en el cine fundando la Productora Solax Company. Con ella produjo 325 películas de las que dirigió se cree que más de cincuenta. Todo esto durante los años 1910 y 1914. En el año 1912 dirigió la primera película en la que todos los personajes eran negros. Se llamaba Un tonto y su dinero.
Hasta 1920 continuó produciendo o dirigiendo películas, se cree que llegó a hacer en total alrededor de seiscientos filmes. Su papel en la producción de las primeras películas sonoras fue clave, algo que ha sido siempre ignorado. Solo por haber sido la primera mujer propietaria y directora de su propio estudio de cine ya merece estar entre las figuras más importantes de la historia del cine mundial. Pero por si no fuese suficiente fue la primera en usar un gramófono para las grabaciones, en usar efectos especiales, la cámara lenta y el movimiento hacia atrás.
Cuando las compañías poderosas de Hollywood le impidieron seguir trabajando en sus proyectos, lo intentó a través de las Compañías independientes, no lo consiguió y su trabajó y su matrimonio perecieron casi al mismo tiempo. Al igual que le pasó a Méliés y otros pioneros tuvo que dedicarse a dar charlas sobre el principio del cine.
Recibió un homenaje en París en el año 1949 por haber sido la “primera mujer directora de cine”. En el año 1964 intentó en los Estados Unidos recuperar sus películas pero en los archivos no encontró casi ninguna y otras muchas aparecían como dirigidas por compañeros suyos.
Murió en New Jersey a la edad de 95 años. Ningun periódico puso una esquela ni un obituario a pesar de que ella había vivido allí y desde allí había transformado el curso de la historia del cine.
La pregunta es ¿por qué?, ¿Por qué a una mujer que ha trabajado tan duramente en los años del nacimiento del cine y ha logrado cosas excepcionales en su momento, no se la quiere recordar en las historias del cine?
Louise Heck Rabi, autora de Women Filmmakers: A Critical Receptionella, afirma que la propia Alice Guy ya se lo esperaba: “Ella se anticipó y dijo que los créditos de la dirección y la producción de sus películas serían falsamente asignados a alguno de sus colaboradores. Era consciente de que su nombre, con intención o sin ella sería omitido, o ignorado o degradado en la historia del cine francés y americano”.
Sin embargo, cuando el historiador francés Georges Sadoul le pregunta por una película titulada Les mefaits d’une tet de veau confiesa que no la había dirigido y deja ese honor a Ferdinand Zeca, aunque la filmó con la productora Gaumont de la que ella era la principal cabeza.
Curiosamente, el mismo Sadoul concedió la dirección del filme de Alice filmado en 1906 La vie du Christ a Victorin Jasset, que había sido su ayudante en esa película.
Alice Guy Blaché filmó títulos tan diversos como Los ladronzuelos del bosque verde, La momia o El correo de Lyon. Cuando Gaumont decidió poner un estudio a su disposición, los títulos fueron mucho más ambiciosos: Fausto y Mefisto, Jesús ante Pilatos. Compatibilizaba la dirección de sus películas con otras tareas tales como supervisar los trabajos de sus colaboradores, realizar casting, búsqueda de guiones, etc. En esa época inicia colaboración con Louis Feuillade, futuro creador de Fantomas y Judex quien a través de Alice llevó a cabo una brillante carrera.
Feuillade, el mago de los seriales criminales, pasó de editor asistente en un periódico de derechas a guionista y segundo asistente de Alice Guy. Pronto destacó en el cine de episodios, y aunque en un principio, su producción cinematográfica estaba relacionada con temas realistas y ciertamente domésticos, fueron sus sagas criminales las que le otorgaron el éxito. Louis Feuillade supo aunar estética y dotes narrativas, describiendo de forma realista pero no exenta de poso poético los hechos cotidianos. Feuillade contribuyó a la historia del cine ofreciendo una propuesta llena de imaginación y recursos dentro de los seriales cinematográficos de la época (TC).
Otras películas de Alice Guy Blaché son, La llamada de la rosa, una película de mujeres; The life of Christ, su primer largometraje; El hada de la primavera, con la que inaugura la llegada del color; La Esmeralda, basada en el Jorobado de Notre Dame de Victor Hugo; Shadows of Moulin Rouge.
Alice Guy no era una mujer feminista, al menos no lo era de una manera consciente, sin embargo son muchas las películas filmadas por ella en las que la mujer es protagonista de su destino y siempre peleó para que los hombres entendieran que no había ningún problema en que una mujer estuviese delante o detrás de la cámara, dirigiendo. Tal vez sabía que adoptar posiciones abiertamente feministas en Hollywood podía cerrarle aún más puertas de las que ya le cerraban el hecho de haber nacido mujer.
La fotografía que aparece al principio NO es de ALICE GUY, es de MARY PICKFORD. Rogaría que la cambiaran para no provocar errores en los lectores.
Errare humanum est, perseverare autem diabolicum.
Gracias. Un abrazo.