Obsesionada con la enfermedad, los tonos amarillos y el rojo de garanza al óleo, Andrea López Montero se define a sí misma con rasgos inquietantes: hace y se deshace rompiendo papeles que, de vez, en cuando tiende a coser o a llenar mulliditos de palabras. Y es madrileña, de pura cepa, y poeta, de pura cepa también. Lo que digo. Inquietante. Tras ganar el X Premio Internacional de Aforismos José Bergamín publicó Los Sinhueso, aforismo sin güito (Editorial Vigía, 2023). Junto a Patricia Lodín dirige la editorial Piezas Azules, con la que está publicando con osadía un escogido número de libros sumamente bellos e interesantes. Antes de pasar a ser la responsable de las ediciones de poesía de Piezas Azules publicó en la misma sus dos primeros poemarios Intentar la casa (2020) y La dulzura del ornitorrinco (2024). De su labor ha nacido la antología Herbario de amores dulces, en la que se puede encontrar a autores tan reconocidos como Berta García Faet, Andrés Neuman, Vicente Luis Mora o Mariano Peyrou. Libros editados con esmero, con osadía, con gusto estético, con —como ellas mismas dicen— caidita de ojos. Labor editorial por la que ha dejado que le preguntemos.
Andrea López Montero: «La literatura debe causar movimiento»
Cuando alguien abre un libro de la editorial puede enterarse de que sus fundadores llamaban piezas azules a los proyectos locos que se les ocurrían. Con los que nunca se enriquecerían, pero tan bonitos que tenían la vocación de no quedarse para siempre en el terreno de los sueños. ¿Cuál es la filosofía de la editorial? ¿Qué sueño te gustaría cumplir con la editorial?
Yo me sumé al proyecto de Piezas Azules hace poquito y lo hice un poco como lo hago todo, metiendo primero el dedillo del pie a ver la temperatura, luego un poco de la oreja (porque aunque soy ordenada, no lo soy) y finalmente de cuerpo entero. Comencé en Piezas como autora y poco a poco fue surgiendo una amistad con Patricia Lodín, cosa muy sencilla porque es una especie de casa enorme, con su jardín vivísimo y que te permite llantos y risas y te ayuda a cuidar, ese tipo de casa-persona, en un momento ella, que llevaba todo el peso de la editorial, andaba agotada, yo andaba agotada también, tenía un trabajo afloja vidas, toda la gente andaba así, cansada y agotada, entonces le propuse hacer una antología, para ver qué pasaba, por si me dejaba, por si eso generaba energía, cuidado, una forma de estar contestataria, el objetivo claro era salvar al amor del cansancio y el amor es atención. Me dijo que sí. Me lo pasé muy bien haciéndolo, de repente hacer se volvía cuerpo, tenía un peso, páginas. Luego la cosa fue pasando de a poquito, yo tenía como autora un libro pendiente con ella, que finalmente salió este octubre, pero entre medias entró el deseo. El deseo ya estaba, el de una editorial, pero se contaba en esta lista de cosas que uno piensa hacer cuando caiga una lotería. Patricia lo había hecho sin ella. Cortados los barrotes de ese curro terrible y con la suerte de, si bien no una lotería, tener un poco de indemnización tras meses de afrenta legal, dije ¿puedo? Y me dejó, otra vez.
El sueño para mí estaba claro: seguir dando espacio a una literatura fuera de lo mainstream, editar cosas que me sorprendieran o donde viese un brillo por el que apostar (un primer libro es eso, la posibilidad, la confianza) sabiendo que las editoriales independientes que existen no pueden dar viabilidad a todo lo increíble que se escribe. El empujón definitivo fue Mosaico de barr(i)o movedizo, la primera pieza rara que publicamos de Salomé Ballestero: una obra que amas u odias, pero no deja a nadie indiferente: este tipo de publicación me interesa, este tipo de lectura que nos hace ver los límites como lector y a veces nos enfada.
Tenéis en vuestro catálogo cuatro colecciones, narrativa, ensayo, poesía y piezas raras. ¿En qué os fijáis para seleccionar vuestros títulos? ¿Qué son las piezas raras?
Por la parte que me toca, sí tengo ciertos criterios en poesía que me hacen apostar por poéticas concretas, creo que hay muchas editoriales que pueden dar espacio a otras poéticas más narrativas o discursivas, en este caso es más saber qué no que qué sí, el sí llega en la lectura de los manuscritos: seguro una poesía sin cliché, donde esté trabajado el sonido y no haya cacofonías (salvo que estén justificadas en la propuesta), que no sea una poesía de carpeta o una poesía vestida de poesía en exceso, libros que estén vivos, que me obliguen a más de una lectura, que jueguen. La literatura, creo, debe causar un movimiento. Cuando ese movimiento no acaba de encajar en un género concreto es una pieza rara.
#Entrevista @ALopezMontero, editora en @piezasazules: «La literatura debe causar movimiento. Cuando ese movimiento no acaba de encajar en un género concreto es una pieza rara». @pallanur. Compartir en X¿Cuáles son los rasgos de identidad de Piezas Azules?
Apostamos por los libros, con indiferencia de las características del autor, y por primeros libros, creemos que es necesario poder leer voces nuevas y darles espacio porque escribir en los márgenes —ya sea por la hibridación, la calidad, la dificultad de algunas propuestas o los géneros— y ser leído en los primeros libros no es sencillo. No queremos que un autor lleve 50 libros normativos para arriesgar con una literatura diferente, nos gustan así, distintos desde el inicio.
Hablemos de la manufactura de vuestros libros. Cuidáis muchísimo la edición, con tiradas numeradas. Son libros muy delicados al tacto, con cubiertas en cartulina verjurada sin plastificar a las que les puede afectar el tiempo. ¿Qué características tienen los libros?
¡A mí me encanta que a los libros les pase el tiempo! Además de esa sensación de pieza delicada por las texturas, los libros suelen ir con un acompañamiento gráfico, ya sean fotografías, ilustraciones o collage: no es lo protagónico, pero sí nos gusta que tengan ese cambio de lenguaje para el ojo, como contexto, descanso o apertura, crecer y que los libros dejen de tener imágenes es aburrido.
¿Y cómo elegís a los ilustradores?
Ahora mismo la editorial funciona más desde la ilusión que desde la viabilidad económica, para poder sostener esa ilusión las horas de trabajo también salen de ahí, se cobran en ilusión, por lo que muchas veces somos Juan Palomo, si el autor dibuja en la sombra le proponemos el juego, si hay un familiar o amigo que tenga ganas de formar parte del libro, preguntamos y lo liamos también, si no lo hacemos entre nosotras. También nos han llegado libros que ya eran un conjunto autor-ilustrador, en tal caso enfocamos a ambos como autores.
Cuando vaya habiendo un fondo económico es lo primero en lo que vamos a invertir: esperamos poder hacer un trabajo paralelo al de la selección en los manuscritos, contar con ilustradores que comienzan o cuya obra admiramos, recibir portfolios y poder contar con esas propuestas para acompañar el libro, siempre vigilando el precio final del artefacto: queremos que se puedan comprar, que sean bonitos, sí, pero también accesibles.
En el mercado editorial actual ¿es necesario diferenciarse de esta forma? ¿Cuáles son las mayores trabas que encontráis a la hora de comercializar vuestros libros?
Al final se trata de editar libros fuera de los mainstream, que destaquen por su calidad literaria. Generalmente de autores nuevos que tienen más difícil acceder a sellos de calidad, que ahora mismo pueden responder a su propia nómina de autores. La dificultad es, como suele decir mi compañera Patricia, comenzar a hacernos huequitos con los libros por su calidad y con autores desconocidos. Se trata de insistir, confiar y continuar, aunque muchos días parezca que ese empuje no mueve, continuar aún así. En los libros confiamos y esa debería ser la materia principal en la industria del libro: libros de calidad, a veces arriesgados, a veces no, pero de calidad, que permitan y provoquen lectores críticos.
¿Qué le recomiendas a un autor que está pensando en publicar con vosotras? ¿Y a un lector que se acerque a vuestros libros?
A un autor, que esté pendiente de los plazos de apertura de manuscritos: nosotras somos dos y tenemos nuestra vida alimenticia aparte, por lo que no es un capricho el hecho de abrir la recepción de manuscritos durante un tiempo determinado, ¡es cuando los podemos leer! Cuando los recibimos fuera de plazo acabamos posponiéndolos a la fecha donde vamos a poderlos leer, y si un manuscrito nos ha llegado en septiembre hasta julio no lo vamos a buscar, con la impaciencia que genera en el autor y la posibilidad real de que se extravíe.
A partir de ahí, siempre es necesario que antes de mandar un manuscrito a una editorial se conozca la línea editorial de la misma (si lo que publican no te encaja, ¿por qué vas a querer ser publicado tú?) y ver si la propuesta tiene sentido dentro de la línea editorial.
A un lector, que se atreva. Es inevitable acabar leyendo aquello que nos muestran por todos sitios, pero también es necesario que quien ama la lectura busque fuera de lo más visible si lo que busca es literatura. Dar oportunidad a un libro que no está leyendo todo el mundo conlleva leer algo distinto, poderlo compartir, hacer comunidad y crear riqueza. Como lectores tenemos esa responsabilidad.
@ALopezMontero @piezasazules: «Dar oportunidad a un libro que no está leyendo todo el mundo conlleva leer algo distinto, poderlo compartir, hacer comunidad y crear riqueza. Como lectores tenemos esa responsabilidad». @pallanur. Compartir en XEn vuestra colección se percibe un compromiso con el lenguaje como herramienta creativa. ¿Cómo creéis que afectará en los próximos años la IA al uso del lenguaje y a la creación literaria?
Creo que al final es una herramienta, puede ayudar a un autor en un futuro como ayuda actualmente un excel para organizar un argumento, lo genuino no va a ser logrado por la IA. Es cierto que se han hecho pruebas donde los lectores deciden qué les gusta más, lo escrito por IAs o por autores de renombre y ganan las primeras: por ser más sencillas, más accesibles, más «cómodas». Precisamente es la línea editorial que no tenemos, nos alejamos de ese tipo de lectura. Para crear lectores críticos y literatura que mueva a la IA le faltan muchos años. Y tiene que aprender ciertas cosas, ¿o no? Tenemos un libro que piensa sobre estas cuestiones, Modelo de escritura 354 de Álvaro Bueno, y sabemos que jamás lo podría haber escrito una IA. ¿O sí?
¿Qué te parece el panorama literario actual?
Como lectora, que creo que es la forma en que puedo responder a esta pregunta, y tras haber ido hace unos días a ver a Luz Pichel a la Abadía y ver cómo llena el escenario, me parece que es un panorama bastante positivo. Sigue habiendo una difusión grande de obras de bestseller, pero fuera de los grandes grupos hay muchas editoriales arriesgando y editando obras deliciosas, lo que conlleva que hay muchos autores arriesgando y escribiendo obras increíbles. Se publica mucho y a veces es difícil ver entre tanto qué interesa, pero creo que en los últimos años el libro está tomando de nuevo protagonismo, se da un lugar a los lenguajes híbridos y existen muchas propuestas: creo que ahora tenemos un tejido literario de alta calidad, hay muchos escritores excelsos haciendo una labor de edición mesurada y crítica, lo que permite acceder a obras un poco más complicadas o distintas y nuevas editoriales que se están consolidando con estas propuestas alejadas del mercado, creando un público fiel. Por la parte que me toca, que se llene un teatro con poesía-poesía es algo bellísimo, que haya mesas redondas y una constancia en la programación donde la poesía forma parte, también. Es un momento de lujo si se atiende, lo difícil es sobrevivir a tanta novedad sin la lengua fuera.
Si hubiera estado a tu alcance, ¿qué libro os gustaría haber editado?
La mitad del catálogo de la Uña rota, la otra mitad de Ultramarinos, la verdad es que como lectora ahora tengo la ventaja de que tres o cuatro editoriales están sacando autores interesantísimos, pero pensando en primeros/segundos libros, el de Carlos Bueno Vera en la Uña Rota o el último de Andrea Abello en Ultramarinos: libros que se quedan contigo un rato y que te retan.
Entrevista con Andrea López Montero: Pablo Llanos
Los libros de la editorial Piezas Azules pueden encargarse en cualquier librería, sus editoras nos cuentan que de esta forma el lector ayuda al librero a conocer la editorial y a vender también aquello que no tiene en sus mesas de novedades o en sus estanterías (es muy difícil tener todos los libros), compartiendo el tacto y completando un círculo que ayuda al lector, al librero, a la editorial y al autor a existir como tales. Por supuesto, también tienen Instagram (@piezasazuleseditorial) y web.
Pablo Llanos
Pablo Llanos Urraca (Donostia-San Sebastían,1974) reside desde 2014 en Barcelona donde trabaja como ingeniero para IBM. Es autor del poemario Manual de Modelado de Corazones para Hombres de Hojalata (Ed. Cuadranta, 2022). Relatos suyos se han publicado en Librújula u Orsai. Ha escrito artículos literarios para medios como Quimera y Pliego Suelto. Colabora como reseñista para varios medios digitales. Cocreador del magazine Irredimibles.com. Ha aparecido en las antología Eguratsak /Atmósferas (Noski, 2024).
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