Arturo Fernández. Una filmografía noir a tener en cuenta

Mi recuerdo de Arturo Fernández es el de un galán en el teatro de vodevil fallecido hace ahora un año a los 90 años. Poco más. Prácticamente desconocido para los millenials, y si acaso mencionado por madres y abuelas como un actor que entretenía a gente mayor allá por los tiempos de la transición a través del enredo y el humor fácil picarón en sesiones vespertinas de teatro y de películas del mismo estilo.

Pero todo el mundo tiene su pasado. Arturo Fernández no iba a ser menos, también tuvo su labor noir interpretando papeles con fundamento y seriedad que poco tendría que envidiar a los de sus homólogos de otros países. No me atrevo a nombrar a ninguno.

Arturo Fernández, el galán de vodevil que también interpretó papeles #noir con fundamento y seriedad. Un artículo de @joseviblender. #Filmografía #cinenegro #cineespañol. Share on X

Una serie de películas del género más numerosas de lo que pudiera parecer, hechas por directores que luchando contra la censura, dura y arbitraria, para poder estrenar, intentaban reproducir ese género triunfante en lugares como Francia o Estados Unidos. Solo hace falta contemplar los obligatorios carteles en el inicio de las cintas, en que se insta al espectador al orden, el deber y los más nobles instintos, para comprender la dimensión de las dificultades en el planteamiento de historias donde la delincuencia, tema peliagudo era el principal. Julio Coll, director íntimamente unido a estos papeles de Arturo Fernández, es una buena prueba de ello. Es imposible que este control no influyera en la calidad de las historias. Se hicieron concesiones donde no había elección. Fundamentalmente en planteamientos éticos y comportamentales. También ocurría en los EE.UU. de Hays. Sin embargo, está demostrado que, en cuestiones técnicamente cinematográficas, la calidad alcanzó muy buenos niveles, y con bastantes directores. Lástima que fueran un tanto ingenuas en cuanto al argumento. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Para ver estas interpretaciones habría que remontarse hasta los años cincuenta y sesenta. Comenzó su andadura con Juicio final, de 1955, y Nunca es demasiado tarde de Julio Coll al año siguiente. Unas historias fundamentalmente moralistas, ahondando en la idea de que siempre es posible rectificar y salir del camino delictivo como elemento de salvación del alma. Papeles de pocos minutos en pantalla y de caracteres totalmente contrapuestos. Eran los inicios.

De ahí dio el salto a la considerada una de las mejores películas de nuestro género, Distrito quinto de 1956, donde comparte papel con Alberto Closas, también prolífico en el género. Un noir asfixiante que gira alrededor del confinamiento (me suena) en un piso de unos atracadores que esperan la llegada del botín. Flashbacks sucesivos que reconstruyen la preparación del atraco. Está centrada en las relaciones personales de los delincuentes y de las distintas motivaciones que marcan la elección de sus protagonistas. Nada de ley y policía. Una joyita. Como no, con argumento, guion y dirección de Julio Coll.

Distrito quinto, de Julio Coll, una joyita del #cineespañol interpretada por Alberto Closas, un habitual del #cinenegro patrio, y Arturo Fernández, en un #noir asfixiante. Un artículo de @joseviblender. Share on X

Tras éstas le siguieron Un vaso de whisky, Cita imposible y «otra joyita» como A sangre fría que regresa a las narraciones de atracadores de una gran credibilidad y que tan bien resultó en Distrito quinto.

Tras la desafortunada La mentira tiene cabellos rojos de Isasi-Isasmendi volvió a la carga con otro nuevo trío Fuga desesperada, Regresa un desconocido y Los cuervos de 1962, un tanto inclasificable junto a George Rigaud donde los contubernios empresariales toman los mandos. Con Rigaud también interpretó Regresa un desconocido de 1961 dirigida por Juan Bosch sobre una estafa que pasa a males mayores, buena tanto en historia, en imágenes y en música de José Sola. Fuga desesperada fue una producción francesa codirigida por José Antonio de la Loma y Robert Vernay con guion de Frédéric Dard, el afamado escritor francés de novela policial. El nivel de producción era importante.

La variedad de papeles que protagonizó es numerosa. Hizo de pardillo, de malote, de policía, corrupto e incorrupto, de atracador, de arrepentido, de gigoló despreocupado, de codicioso, todo ello firmado con su sello de porte imperturbable que a veces no venía al caso, pero que le otorgaba un dominio de escena que eclipsaba al resto del reparto. Tuvimos nuestro propio Jean Servais. Frío y elegante.

En Arturo Fernández, el #cinenegro español tuvo su propio Jean Servais, frío y elegante, con su sello de porte imperturbable que le otorgaba un dominio de escena que eclipsaba al resto del reparto. @joseviblender. Share on X

Pero hubo una nueva terna final, No temas a la ley, La gran coartada y El salario del crimen, con la lucha interior de un policía de saga familiar que, un tanto postizamente, se ve en la disyuntiva de elegir entre principios morales o querencias sentimentales sin que predomine unos u otras. Mantuvo la altura interpretativa que había alcanzado en todas las películas anteriores. Ya de principios de los sesenta. Además tuvo una guinda en su carrera noir: fue en El Crack II de José Luis Garcí, ya en 1983. Donde hubo fuego quedan brasas.

Arturo Fernández. Una filmografía #noir que tuvo su broche de oro en #ElCrackII de José Luis Garci, en 1983. Un artículo de la sección de #cine #noir de @joseviblender. Share on X

Un actor polifacético y que le tocó vivir un momento y lugar concretos. Que se adaptó a los tiempos que corrían para seguir ejerciendo su profesión. Tengo que reconocer que los papeles que interpretó Arturo Fernández en esta etapa ha cambiado mi visión de él, más cómica y simplona, y me ha hecho reflexionar sobre el cambio de la visión que tenemos de los actores según el momento en que los conocimos y como cambia ésta en relación con la edad de quien genera la memoria, nosotros mismos. Pregúntenles a sus mayores.