Atrapado, de Juan Infante. Reseñador «atrapado» en su lectura

Lo siento, pero tengo que hacerlo (se avecina juego de palabras facilón donde los haya), Atrapado no solo es el título de la nueva novela de Juan Infante, sino que es el estado en que me ha mantenido desde la primera frase hasta la última (ya está hecho, no hay marcha atrás).

Una vez más tengo que agradecer a Erein la oportunidad de disfrutar de este novelón en el que no solo he descubierto un nuevo autor de mi ciudad (al igual que Ildefonso Falcones, Juan Infante ejerce como abogado en su tierra natal, en este caso Bilbao), sino la certeza de que no hay que ir muy lejos para encontrar buena literatura.

Atrapado es ese tipo de novela capaz de engancharte desde el primer momento y sin necesidad de florituras ni de artificios aparatosos. Una pequeña premisa consigue captar la atención y una prosa hipnótica te abduce hasta el punto de sentir la imperiosa necesidad de pasar páginas para poder, de alguna manera, formar parte en el devenir de los acontecimientos.

Comienza con el secuestro de Lucía, la hija de uno de los mayores narcotraficantes de Bilbao. Rápidamente Gorostiola, padre de la chica desaparecida, se pone en contacto con Tomás Garrincha, ya jubilado del mismo turbio negocio que el anterior, pero aún con la fama intacta, para que le ayude a recuperarla. En primera instancia, Gorostiola está convencido de que Ramiro Martínez Bujanda, otro gerifalte del hampa bilbaína y a la vez su principal rival, es el que ha perpetrado semejante tropelía.

El nudo de la historia reposa sobre los hombros de Garrincha, antes archiconocido por sus actos delictivos, posteriormente y tras cortarse la coleta, transformado en aficionado a la pesca y la vida contemplativa que ello conlleva, y ahora con un futuro incierto como detective en ciernes.

Las pesquisas le llevarán por los más variopintos lugares del Gran Bilbao y parte del extranjero, siempre acompañado de lo más granado de los bajos fondos.

En cuanto a personajes, para no ser pesado y no dar muchas pistas, pondré solo tres ejemplos a modo de entremés:

Chino Cubano, como bien anuncia el apodo, un cubano con rasgos orientales, afincado en Bilbao en los 70, boxeador retirado, exregente de gimnasios y según él, sobrino del mítico José Legrá.

Josu, quinqui de medio pelo de casi dos metros de altura, musculado, aire militar y lleno de piercings, pasa por la vida de la manera más deplorable posible.

Carlo, Marco y Valeria, un triunvirato de genoveses, con asuntos en España, que ya sea por tema de ignorancia o ambición se les adjudicará un papel importante en la trama.

Tenemos también una segunda línea de investigación paralela, capitaneada por los Ertzainas Sara Cohen y Miguel Fabretti, con la que, gracias a la pericia de Garrincha, nuestra coral del trapicheo podrá lidiar prácticamente sin inmutarse.

En Atrapado, hay situaciones por las que pasan los personajes, y no precisamente los más recomendables, que te hacen no solo pensar, sino sentir esa angustia que en un momento puntual les corroe por dentro, ese desasosiego, que en un principio y por definición, no debería formar parte de ellos.

¿Cómo es posible que puedas empatizar con criminales de esta calaña? Juan Infante ha conseguido plasmar la cara más desconocida del delincuente, que tiene familia, que siente dolor, que hace balance y se da cuenta de lo que ha hecho pero ya es tarde. Analiza el lado más racional posible de unas mentes diametralmente opuestas a lo correcto, y aunque algunas de ellas siguen sin dar su brazo a torcer en el campo de la redención, sí sufren pequeños golpes de realidad, que por un momento, les hacen temblar con el frío de la incertidumbre.

Para ir terminando, porqué podría estar horas hablando de esta novela, y al final seguro que desvelaría algo que no debo, diré que Atrapado no solo es una novela negra, sino un compendio de géneros que te harán disfrutar por separado y en conjunto, sin dejarte un respiro siquiera para discernir entre el bien y el mal, que no solo se unen, sino que se entremezclan de tal forma que coexisten subrepticiamente como iguales.

Reseña de Eduardo S. Petite

Portada de la reseña: David de la Torre

Atrapado

Juan Infante

Editorial Erein

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