Bajo la piel es la quinta novela de Susana Rodríguez Lezaun y es la quinta novela de la autora que leo. Después de su interesante y absorbente trilogía sobre el inspector David Vázquez, publicó Una bala con mi nombre, en la que daba el salto de lo policíaco a lo negro. Ambientada en Boston y al margen de cualquier serie, retrata un personaje femenino, Zoe Bennett, que debe reinventarse, crearse a sí misma como una nueva Zoe a lo largo de la novela para lograr sobrevivir.
En Bajo la piel, la autora regresa a Pamplona desde el otro lado del Atlántico y regresa a la misma comisaría en la que trabaja David Vázquez. De hecho, hay un guiño en el que Marcela Pieldelobo, la protagonista, se encuentra con él. Pero no es más que un guiño, tan leve que apenas nos damos cuenta.
Se hizo a un lado para dejar pasar al inspector David Vázquez. Igual de atractivo e intratable que siempre. Era difícil trabajar con él, aunque quién podía culparle. A ella le costaba menos que a nadie ponerse en su piel. Vaya ojo el de los dos para elegir a sus parejas…
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
El inicio de Bajo la piel es un primer capítulo de dos páginas escasas que ya nos deja sobrecogidos y nos mete de lleno en la materia. Dos páginas que nos cuentan con absoluta sobriedad una carrera contrarreloj de una mujer para salvar la vida propia y la del bebé que, inocente, viaja en el asiento trasero. Una persecución en coche con un final estremecedor y parco en palabras «Y luego, todo terminó. Las vueltas, las chispas, el sonido, el dolor y la vida». Puede que solo en literatura todo empiece cuando todo termina. Puede que sean cosas que también pasan en la vida. Puede que, en realidad, nada empiece ni termine nunca y vida y literatura no sean más que una sucesión de acontecimientos cuyo principio y final se solapan sin solución de continuidad.
En Bajo la piel se mezclan los principios y los finales. Después del primer capítulo el segundo nos coloca en otro final, el de otra vida, y encontramos a Marcela Pieldelobo asistiendo al entierro de su madre en el cementerio de Biescas, de donde procede la inspectora y donde aún vivía su madre y vive su hermano.
Pero creo que ya me estoy retrasando en presentar a nuestra protagonista indiscutible:
Inspectora Marcela Pieldelobo. Treinta y cinco años. Divorciada. Sin hijos. Destinada en la comisaría de Pamplona desde hacía casi una década. Ninguno de aquellos datos decía nada sobre ella. Frías realidades que apenas raspaban la superficie. Letras y números en el documento de identidad. Nada más.
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
Fríos datos, en efecto, que nada dicen del personaje que se esconde tras ellos. No sé si Marcela Pieldelobo me ha caído bien, pero de lo que no cabe duda es de que me ha fascinado. Yo no tendría el valor para hacer las cosas que ella hace, y alguna incluso me puede resultar inmoral o poco ética, pero ¡qué demonios! tampoco está tan mal que alguien lo haga, que alguien establezca un poco de la justicia que, al parecer, la Justicia es incapaz de conseguir.
No sé si Marcela Pieldelobo me ha caído bien, pero de lo que no cabe duda es de que me ha fascinado. @RosaBerros #RecomiendaLeer #BajoLaPiel, de @SusanaRLezaun. @HarperCollinsIB. Share on XMarcela es un personaje contradictorio. O tal vez lo que es contradictorio no es ella, sino el sistema de valores que impera en este mundo. Fue incapaz de perdonar a su marido la corrupción y no dudó en divorciarse a pesar de lo mucho que le había querido, pero no le tiembla una pestaña cuando tiene que saltarse todas las normas humanas y divinas para identificar y atrapar a los culpables de los odiosos asesinatos que investiga. Unos asesinatos en los que hay involucrada gente muy importante, con mucho dinero y con mucho poder, tanto en las altas esferas como en las esferas altísimas y es que con la iglesia hemos topado, más bien con el Opus Dei que es como la iglesia, pero elevada a alguna potencia que se me escapa.
Sus hilos son tan largos, tan diversos y fuertes que me atrevería a asegurar que este país no ha tenido un solo gobierno, tampoco en democracia, en el que no tuvieran una presencia directa […] Todos los gobiernos de derechas han contado con ministros del Opus, y cuando la izquierda ocupa el poder, ellos están en las secretarías, en las direcciones generales, en las subsecretarías… Pero siempre están.
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
Y ese tema, el del poder de la iglesia y de la Obra, será el mayor escollo con el que se toparán Marcela y su ayudante, el subinspector Miguel Bonachera, un hombre que besa el suelo que pisa la inspectora ya que ha desistido de sus deseos de poder besarla a ella. Miguel lee de todo y una de las cosas que ha leído es el Antiguo Testamento para sorpresa de su jefa. Pero él lo hace para poder comprender el porqué las mayores barbaridades cometidas por el hombre, las que mayor número de víctimas han causado, se han cometido siempre en nombre de algún dios «Soy un estudioso de la muerte […] de sus causas y de sus ejecutores. Si un día nos cruzamos con un fanático religioso reconvertido en asesino en serie, me lo agradecerás».
Y Marcela está convencida de que ese día ha llegado, no en forma de un asesino en serie, sino en forma de alguien que mata víctimas concretas por intereses concretos. Lo malo es que no puede demostrarlo por los cauces legales. Aunque también es posible que se equivoque y entonces sus ilegalidades tengan un difícil encaje en función de sus logros.
Bajo la piel es una novela que se te pega a las manos y te cuesta soltar. La trama policial es dura y sin concesiones. Susana Rodríguez Lezaun se atreve a lo que pocos autores de novela policíaca he visto atreverse. No se puede decir más. Es una trama llena de tensión y que nos mantiene en vilo casi de continuo. Y a esa parte digamos profesional, y mezclándose con ella, se une la vida privada de Marcela Pieldelobo y es una vida dura que ella combate a base de alcohol, comida y reposo en su paraíso particular de Zugarramurdi. Allí tiene una casa y dos amigos: un perro y un chico encantador al que podemos calificar de persona algo especial.
#BajoLaPiel es una novela que se te pega a las manos y te cuesta soltar. La trama policial es dura y sin concesiones. @SusanaRLezaun se atreve a lo que pocos autores de novela policíaca he visto atreverse. @RosaBerros @HarperCollinsIB. Share on XY para restañar las heridas que le dejó su ruptura con Héctor, de vez en cuando llama a Damen, un policía foral, novio, amigo, pareja. En todo caso, alguien que siempre está ahí, dispuesto a dar más de lo que recibe y a reconcomerse con las cosas que ve hacer a Marcela no muy acordes con la ley que ambos prometieron defender y cumplir.
¿Para qué te hiciste policía? […] Para aprender a ver. Para no volver a estar ciega ante el dolor de los inocentes, ante las injusticias. Para saber leer en el rostro de una víctima que calla avergonzada; […] Pero también para castigar, para que la justicia dejara de ser intangible y se convirtiera en algo real y palpable.
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
Lo malo es que a veces, y ella lo sabe desde pequeña, no se puede impartir justicia con la ley en la mano. Por eso Marcela estará dispuesta a cargar con las consecuencias de saltarse la ley, pero nunca a saltarse la justicia debida a la víctima. Aunque tenga que hacer cosas con las que ni siquiera ella está de acuerdo, aunque tenga que contravenir las normas y cargar con ello en su conciencia hasta el último momento, hasta las últimas consecuencias.
[…] supo por fin que tenía alma […] Era su alma la que se regocijaba con una satisfacción agridulce. Aceptar que tenía alma supuso admitir que estaba a punto de perderla. […] la vida de su alma fue muy corta. Minutos después de saber que la tenía, la sintió pudrirse, ennegrecerse y convertirse en cenizas que se aposentaron en su interior.
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
Así es como casi termina Bajo la piel. Ha costado interrumpir la lectura cada vez que ello ha sido necesario. Ahora, con el libro terminado, una lo cierra y vuelve, por enésima vez, a reparar en la portada, magnífica, con esas ramas y esos cuervos que el lector conoce muy bien, y se siente la tentación, como cada vez anterior, de abrir el libro y empezar de nuevo. Una magnífica novela, que abre y cierra una maravillosa portada.
Cierro y vuelvo a reparar en la portada, magnífica, con esas ramas y esos cuervos que el lector conoce muy bien, y siento la tentación de abrir el libro y empezar de nuevo. #BajoLaPiel, de @SusanaRLezaun @RosaBerros @HarperCollinsIB. Share on X
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