Corazón giratorio, Donal Ryan: la Irlanda profunda en blanco y negro

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, con la quiebra de la constructora local, que da trabajo prácticamente a toda la población, los habitantes de una pequeña localidad irlandesa, cada vez más empobrecidos, se desangran víctimas de la desesperación y el paro.

#Reseña: Corazón giratorio, de Donal Ryan. Otra #novela de @sajalin_ed que #leer este #verano. #RecomiendoLeer #TeresaSuárez @pitosporum. Share on X

A la terrible crisis económica que los asola, se unen dos sucesos inesperados: el brutal asesinato del viejo y cruel Frank Mahon y el secuestro del pequeño Dylan.

Un capítulo, un interlocutor…

Josie Burke, que casi odiaba a su hijo pequeño («Lo de engañar Pokey no lo aprendió de mi. Pero si nunca pagó las cotizaciones de los muchachos. Imagínate […] ¿Quién tiene la culpa cuando un hijo se corrompe?»).

Lily la meretriz local («Había en mí algo que atraía las miradas de los hombres. Tardé un montón de años en enterarme de que existía una palabra para eso. Impúdica, eso era yo»).

Vasya, pastor exiliado («Por aquí me llaman el ruso […] Para los extranjeros, en la llanura donde nací todos teníamos la misma cara […] Aquí nadie ha oído hablar de Jakasia».

Réaltín, atrapada en una hipoteca de esas para toda la vida («En esta urbanización hay cuarenta y cuatro casas. Yo vivo en la numero veintitrés. En la número cuarenta vive una señora mayor. En las demás no vive nadie, solo los fantasmas de personas que nunca existieron»), y su pequeño Dylan.

Y así hasta completar veintiún personajes…

Tomando como epicentro a Bobby Mahon, un tío legal, alto y rubio como su madre (buen hijo, buen marido, buen padre, buen jefe, buen trabajador, buen compañero, buen amigo, buen vecino), el resto de protagonistas elevan las voces para hacer oír sus pensamientos más ocultos, en los que la envidia, el orgullo y la maledicencia, fluyen libremente sin hacer distinciones de ningún tipo.

Beber, casi una tradición en Irlanda, se convierte en la válvula de escape a través de la cual se expulsan fuera del organismo los gases tóxicos que genera la vida diaria (frustración, rabia, desencanto) y se reduce el ruido que producen en los oídos tantos sentimientos encontrados.

Paisajes salpicados de urbanizaciones fantasmas, hipotecas avasalladoras, impago de cotizaciones sociales por parte del empresario… emigrar a la ciudad en busca de trabajo deja de ser un sueño lejano para convertirse en una necesidad.

Fotografía, en blanco y negro, de la Irlanda rural. La Irlanda alejada de las rutas turísticas. La Irlanda profunda.

Con una estructura similar a la de novelas como la maravillosa Mientras agonizo, aunque sin su sentido del humor, Corazón giratorio es un relato realista, entretenido y duro, que indigna y emociona a partes iguales.

Con una estructura similar a la de la maravillosa Mientras agonizo, aunque sin su sentido del humor, Corazón giratorio es un relato realista, entretenido y duro, que indigna y emociona a partes iguales. @sajalin_ed. @pitosporum. Share on X

Con Corazón giratorio Donal Ryan debutó, allá por 2012, en esto de la escritura. A aquella primera obra le han seguido otras que, gracias a su talento, le han abierto un hueco en las letras irlandesas.

Acabo de darme cuenta de que tres de mis lecturas más recientes son novelas editadas por Sajalín (si sigo así deberían plantearse ponerme en nómina, je, je), una de las editoriales que David Verdejo, en un reciente artículo publicado en esta misma revista, llama out of the box, término que, según afirma, «alude a la ruptura de los moldes establecidos mediante “ideas salvajes”, lo que a veces conduce al éxito».

Aunque no estoy muy segura de haber entendido lo que David Verdejo quiere decir, lo que sí puedo asegurar es que tanto con Corazón giratorio de Donald Ryan, como con Noche cerrada de Chris Offutt y, especialmente, con Perro come perro de Edward Bunker, he disfrutado mucho y bien.

Espero que a ustedes les ocurra lo mismo cuando las lean.