Desde el pasado 15 de marzo de 2020, el día siguiente de la declaración del estado de alarma, hasta el 13 de junio, Jesús Tíscar Jandra escribió 68 entradas en su muro de Facebook. Una historia protagonizada por su homónimo y alter ego Jesús Tíscar y pocos personajes más: Eva Luarte (la vecina amada), Álvaro Pidarra (el pordiosero-alcahuete) y el Bobas (el follamigo con gorrilla de Cementos Navas de Torredelcampo).
La narración se fue hilando sola, a diario, con capítulos breves que narraban en directo una historia que pudo haber ocurrido y que fueron enganchando a algunos de sus seguidores que, nada más abrir el Facebook cada mañana, corríamos a leer la entrada diaria y a admirarnos con ella.
A algunos nos pareció evidente que el conjunto debía ser publicado como obra global y nos congratulamos de la iniciativa de Marli Brosgen, una editorial que en su corta trayectoria está demostrando que busca cubrir un hueco irreverente y atrevido y que parece que nadie hasta ahora ha considerado viable: el lado gamberro de la literatura patria. (Muy recomendable el inclasificable libro Ars poética de Sarah Connor, de Víctor Pérez, y cinco de las seis colaboraciones de la antología Historia del puto virus).
#DiarioInusitadodeunTipoenDesuso, escrito durante la cuarentena por @JesusTiscar. @MarliBrosgen, una editorial que busca cubrir un hueco irreverente y atrevido: el lado gamberro de la literatura patria. @AntonioTocornal. Share on XEl Jesús Tíscar retratado en esta historia, según Eva Luarte, es «un ególatra, un redicho, un antiguo, un rancio, un machista, un egoísta, un soberbio, un malafollá, un tiquismiquis, un prejuicioso, un tocapelotas, además de pueril, tacaño, intransigente, meapilas, clasista, hipócrita, revenido, irascible, terco, tosco, ridículo, banal y escatológico». A pesar de lo cual, lo quiere.
Diario inusitado de un tipo en desuso es un libro divertidísimo que guarda la frescura que tenía en su edición original por entregas facebookeras pero, sobre todo, el que más se ha debido de divertir ha sido el propio Tíscar; no tanto por componer un esperpento, sino por haber encontrado una excusa para jugar a su juego favorito, el del lenguaje. Tíscar coge el español y lo exprime, lo estira, lo rescata, lo contrae, lo inventa, lo adorna, hace con él unos deliciosos encajes de bolillos, lo sueña, lo expele y disfruta de ello.
#DiarioInusitadodeunTipoenDesuso es un libro divertidísimo que guarda la frescura que tenía en su edición original por entregas facebookeras. @JesusTiscar en estado puro. #Reseña de @AntonioTocornal. @MarliBrosgen. Share on XTíscar ha conseguido, con esta obra y las anteriores, forjar un estilo inconfundible y personalísimo cuyo único primo lejano contemporáneo, se me ocurre que podría ser Martín Olmos.
Yo imagino a Pidarra interpretado por Carlos Faemino —un Faemino menguado por el consumo de drogas— e imagino al Jesús Tíscar escritor gozando lo indecible mientras él imagina al Jesús Tíscar escrito; mientras escribe su entrada diaria y es observado por encima del hombro por el fantasma de Camilo José Cela, que bien podría haber sido de este libro un padrino fantasma.
En #DiarioInusitadodeunTipoenDesuso, @JesusTiscar coge el español y lo exprime, lo estira, lo rescata, lo contrae, lo inventa, hace con él unos deliciosos encajes de bolillos, lo sueña, lo expele y disfruta de ello. @AntonioTocornal. Share on XQuedé con Jesús Tíscar en Jaén, en el bar El Pósito, donde llegué cinco minutos tarde —problemas para aparcar— y lo vi desde lejos con su mascarilla, sus gafas empañadas y señalándome la esfera de su reloj de muñeca reprochándome el retraso. A su lado, ya había un par de copas de anís vacías y otra mediada.
Jesús Tíscar Jandra: «Un triunfador es un fracasado con suerte. El perdedor transmite más emociones literarias».
Antonio Tocornal: —Don Jesús, cuando empezó a escribir estas historias en su muro, ¿sabía cómo iba a continuar al día siguiente o iba improvisando? ¿Cuándo se dio usted cuenta de que lo que estaba escribiendo era un libro?
Jesús Tíscar Jandra: —Es la historia más improvisada que he escrito nunca. No soy un escritor de esquemas, de ideas preconcebidas: sé qué quiero escribir, pero no del todo, así que me voy sorprendiendo a mí mismo, o defraudando, por lo cual he de virar hasta gustarme. Hablo de mis obras anteriores. En este caso, la improvisación era el motor (y el encanto) de cada día. La inmediatez. Y es verdad, yo mismo me lo pasaba muy bien. Me di cuenta de que eso era un libro, o que podría serlo, cuando vi que crecía, gustaba al personal y yo no me agotaba.
A. T.: —El humor es un género muy delicado con el que es muy fácil pasarse de frenada. Usted lo sabe controlar; ha aprendido a domarlo. Cuida de sus personajes —pienso en el inolvidable Ignatius J. Reilly—, con el cariño necesario para no dejarlos caer por el precipicio del ridículo por mucho que jueguen en el borde. ¿Qué importancia tiene el humor en su obra en general?
J. T. J.: —Con el humor excesivo y sin control, al final, te salen cosas así como de Esteso y Pajares. Es verdad, el humor es delicado y yo diría que peligroso. Pero para mí es parte fundamental en mi narrativa. No obstante, no pretendo «hacer gracia», eso no me interesa; lo que me interesa es exponer (y exponerme) a los personajes como esclavos y payasetes de sus pequeños infortunios, de sus pasiones, de sus instintos. Y los infortunios, y las pasiones, y los instintos, cuando son ajenos, no nos engañemos, dan mucho que reír en silencio o de media comisura. Todos tenemos una ampollita guardada que contiene muy mala leche.
#Entrevista a @JesusTiscar por @AntonioTocornal. «El humor es delicado y yo diría que peligroso. Pero para mí es parte fundamental en mi narrativa». #DiarioInusitadodeunTipoenDesuso @MarliBrosgen. Share on XA. T.: —Por otra parte, esos personajes que trata con humor y con cariño, pero cuyas miserias expone sin tapujos, son perdedores, donnadies; en muchos casos naufragios humanos. ¿Es en el fracaso donde encuentra el jugo literario?
J. T. J.: —Bueno, el triunfador hace el ridículo como el que más. Un triunfador es un fracasado con suerte. Es verdad que, quizá tradicionalmente, el perdedor transmite más emociones literarias. Será por el romanticismo de lo ajado. Pero el ganador suele retratarse en su propia ganancia. De todas formas, yo no separaría con demasiado ahínco ganadores y perdedores: somos seres humanos y somos despreciables, de entrada. Y ridículos. Después están las cuentas corrientes y las consideraciones sociales.
A. T.: —En la introducción hablé de su afición por la plasticidad del lenguaje. Se nota que disfruta moldeándolo hasta hacerlo suyo y explorar los límites, pero además le gusta buscar en baúles polvorientos para rescatar palabras en desuso y pasadas de moda. Tiene usted algo de coleccionista de arcaísmos. En sus textos uno se encuentra como en uno de esos museos de Historia Natural del siglo xix, lleno de maravillas y rarezas expuestas en el interior de muebles de maderas oscuras y urnas de cristal soplado. Cuénteme más.
J. T. J.: —Bueno, a ver, eso que dice usted lo he practicado mucho, muchísimo, en este libro que nos ha reunido aquí. El personaje lo requería. Es un rancio, como ya ha quedado claro, y tiene que escudarse en un lenguaje a su medida, que muy pocos entiendan. Eso era algo que divertía mucho a los lectores en Facebook. Leer con el diccionario a mano. Es verdad que en el resto de mis narraciones cuido el lenguaje, pero no busco en baúles. Es más, a veces parece que busco, cuando en realidad utilizo palabras inventadas, siempre con base o raíz coherente, etimológicamente sensatas. Creo que el lenguaje es sagrado, el único conservadurismo que tolero con placer es el de la RAE, pero eso no me obliga a respetarlo como a un señorito. A tomar por culo el señorito, mientras me pague. Las palabras se pueden adaptar, estirar o espachurrar, siempre que transmitan lo que uno pretende.
«Las palabras se pueden adaptar, estirar o espachurrar, siempre que transmitan lo que uno pretende». #Entrevista a @JesusTiscar por @AntonioTocornal. #DiarioInusitadodeunTipoenDesuso @MarliBrosgen. Share on XA. T.: —No caeré en la ordinariez de preguntarle a un autor de autoficción qué porcentaje de Jesús Tíscar hay en su homónimo del libro. Eso sería un imperdonable acto de alcahueteo, amén de una falta de tacto y de elegancia. ¿De dónde saca la materia prima para la ficción?
J. T. J.: —Caiga, caiga. A mí me hubiera encantado ser el Jesús Tíscar Jandra de Diario inusitado de un tipo en desuso. Algo tengo, pregúntele usted a mi amada Eva Luarte, pero es muy poco. Siempre me ha faltado valor para desarrollar esa personalidad con todas sus consecuencias, que hace aguas por muchos lados, sí, pero también se guarda otras aguas. La realidad es cruda y lo suele impedir, a la realidad no le gustan las tonterías, el pragmatismo ordena, la vida no es como en las novelas, ¿sabe usted? Y a uno le suele sentar mal que lo manden a tomar por culo más de tres veces seguidas. Escuece y da quebraderos de cabeza. Y luego se encierra uno a solas en su cuarto y, claro, llora.
A. T.: —Supongo que tendré que pagar yo.
J. T. J.: —Por supuesto.
A. T.: —Me lo temía.
Jesús Tíscar Jandra (Jaén, 1970)
La Poetisa (ed. Algaida, 2005). Premio de Novela «Felipe Trigo»
La camarera que me escupía en los chupitos de whisky (Baraka Project, 2014)
Memorias de un gusano (ed. RaRo, 2016)
La japonesa calva (ed. Edaf, 2017). Premio de Novela Negra «Ciudad de Getafe»
Yo señor, no soy malo (ed. Grupo Tierra Trivium, 2018)
Los pimientos y otros cuentos indigestos (Alpistes&Membretes Autoediciones, 2020)
Diario inusitado de un tipo en desuso (Alarma por peste)
Jesús Tíscar Jandra
Editorial Marli Brosgen
192 páginas
Una entrevista de Antonio Tocornal
Montaje de portada: David de la Torre
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