Sobre manuscritos, escritores y ladrones
Quien plagia o roba una obra artística, se pierde el placer de producir las propias.
Néstor Belda es escritor y profesor de técnicas narrativas.
La antesala
Un cuento de Óscar Plasencia
El escritor esperó con paciencia que el editor lo recibiera. Pasaron dos, tres horas, pero no le importó, estaba acostumbrado. Miraba de vez en cuando su manuscrito, como si temiera que fuera menos dócil que él y se marchara. Llevaban más de dos años juntos. Dos años de amores febriles, peleas salvajes, reconciliaciones sublimes y separaciones que no duraban mucho tiempo. Estaba claro que no podían vivir el uno sin el otro, pero también sabían que serían más felices si nunca se hubieran conocido. La escritura los calmaba, pero nunca estaban conformes. A veces él pensaba que el manuscrito era una basura, y otras, el manuscrito lo insultaba diciéndole que era un escritor que no estaba a su altura.
Lo verdaderamente hermoso es incompleto, le decía el escritor en esos pocos instantes de paz que encontraban uno junto al otro. El manuscrito lo escuchaba en silencio, como una amante insatisfecha que teme una explosión de ira. Lo verdaderamente hermoso, repetía mecánicamente, es lo incompleto porque obliga a mirar hacia el inicio cada día que anhelamos volver a empezar. Y volver a empezar está siempre lleno de muchos comienzos, y los finales se bifurcan en interminables caminos para confundir y despistar a los lectores. Por eso lo hermoso es lo incompleto, lo que no encuentra su final… Lo que se sueña, lo que será... Después de un largo silencio, el escritor miraba de reojo al manuscrito buscando un gesto, una mirada de complicidad.
Los minutos seguían pasando y el silencio se volvía cada vez más pesado, más incómodo. Sabía que tenía que seguir hablando si no quería quedarse solo.
¿Cuántos escritores son capaces de fundirse con su texto más allá del tiempo y la distancia? Esperó una respuesta, pero el manuscrito seguía empeñado en ignorarlo. ¿Cuántos escritores viven y mueren sin siquiera haber atisbado la suave admiración de un lector? ¿Cuántos escritores jamás podrán decir, «por aquí pasamos”, “nos elevamos”, “abrimos un camino”. Se acercó al manuscrito y le susurró al oído, ¿Sabes una cosa? Somos los amantes más afortunados de la tierra. —¡Conocidos!, interrumpió el manuscrito— ¡Solo conocidos! Y dentro de poco, cuando se publique el libro y los ladrones empiecen a descargárselo, ni siquiera podremos decir que alguna vez nos conocimos, porque habremos dejado de existir».
Óscar Plasencia es guionista y productor de cine.
Si lo que ves se comparte y hasta se reparte, no olvides de quién parte. A cada cual su parte.
Irene Pomar es coordinadora de exposiciones.
¿No sabes escribir, pero te gusta fardar? Farda si quieres, pero selecciona con respeto el poema, lo que desees. ¡Pero cita las fuentes!
Fotografía: Javier A Bedrina.
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Diseño digital sobre fotografía: Rosa Prat Yaque.
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