Dice José Luis Garci que El Corte Inglés es como el Rúber o La Paz para millones de enfermos de soledad. Mia Hansen-Løve, sin embargo, nos recuerda que la filosofía, la libertad y la naturaleza son asimismo acólitos fieles de cualquier abandonado. Espacios tan sanadores del alma como el mejor de los dispensarios.
Si en El padre de mis hijos (2009) Mia inmortalizaba los últimos días de Humbert Balsan y los atierres del suicidio, en Un amour de jeunesse (2011) exoneraba los azares de su primer amor. Con la reflexividad y el candor que encalan su cine, descorría con Edén (2014) los embrujos noctívagos de los 90 al compás de los sueños de su hermano mayor. Radiografiando el París que habita, la directora opta de nuevo por la cercanía, la sutileza y la sencillez para disertar sobre los albures de la vida en El porvenir (2016). Inspirada en la figura de su madre, Isabelle Huppert interpreta con primor a Nathalie, una profesora de Filosofía de un instituto de la capital francesa. Hija de una madre senil, madre de dos hijos emancipados y esposa de un marido infiel, se refugia cada día bajo el paraguas de la intelectualidad. Los alumnos y las letras lo son todo para una mujer que naufraga por las sinuosidades de la felicidad y el desconcierto.
La obra de Hansen-Løve, una concatenación de autoficciones, luce como un estudio antropológico donde todo ocurre cuando no pasa nada. Mia se aleja del estilo tradicional y melodioso que tiñe el cine actual para exhibir con honestidad las aristas más genuinas del individuo y de la sociedad que lo abriga. De la mano de El porvenir, reivindica la jerarquía de los sentimientos sobre el bosquejo de la trama, en un esfuerzo por reflejar con limpidez la Francia de la década pasada. En esta crónica de la cotidianeidad gala durante el gobierno de Sarkozy, la reforma de las pensiones, los avatares de una editorial académica, las sediciones estudiantiles y las crisis identitarias que pueblan occidente son algunas de las máximas. La objetividad de Hansen-Løve, instalada, eso sí, en la azotea de la ficción, anhela representar la realidad del modo más auténtico posible, en pos de un perenne compromiso social. Estos elementos, más propios del neorrealismo italiano que del cine vigente, esbozan, desde sus albores, el trabajo de una cineasta excepcional.
En tiempos de disociación y solitud extensivas, la redención de las humanidades se torna indispensable. La filosofía, el arte y la literatura han sido históricamente antídotos contra el vacío existencial y la alienación. Mia Hansen-Løve, consciente de la exclusión gradual de las letras, no sólo critica la pérdida del saber clásico, sino también del asilo emocional que prometen.
El porvenir, de Mia Hansen-Løve. En tiempos de disociación y solitud extensivas, la redención de las humanidades se torna indispensable. Un artículo de @IvanBaena10. Share on X
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