El autor porteño Enzo Maqueira está en España. Y trae una nueva novela bajo el brazo. Publicada en junio de este mismo año por Tusquets, Hágase usted mismo es un relato oscuro y despiadado —con rasgos de domestic noir— acerca de la búsqueda desesperada de la felicidad y el deseo de reconocimiento y trascendencia a través de una soledad autoimpuesta.
Con motivo de su paso por nuestro país y en vísperas de su participación en la Semana Negra de Gijón, hemos aprovechado para charlar con el autor, que también nos hablará sobre Electrónica, novela publicada en 2014 con gran éxito de crítica y público, éxito al que que precede cierta polémica suscitada por algunos sectores de la prensa.
Entrevista a Enzo Maqueira: Electrónica es melancólica, drogadicta y esperanzadora
MoonMagazine: Sabemos que próximamente aterrizará en la Semana Negra de Gijón. Se dice que es uno de los festivales de género más representativos e importantes del mundo, por su edad y calidad. Qué significa para usted asistir a este evento por primera vez? Qué espera encontrar?
Enzo Maqueira: Siempre que tengo la oportunidad de viajar y conocer gente de otros países significa una oportunidad para el encuentro. En tiempos de hiperconectividad y vínculos efímeros y virtuales, poner el cuerpo, estar presente, intercambiar el sonido de las voces, abrazarnos, sentarnos alrededor de una mesa, resulta un acto de rebeldía que disfruto enormemente. Espero encontrar buenos amigos, buena literatura, buenos lectores y, sobre todas las cosas, experiencias de vida. La Semana Negra tiene fama de ser un espacio donde suceden cosas reales, tangibles y duraderas. Hacia allí vamos.
MM: En Electrónica habla de vidas comunes con problemas comunes y sentimientos también comunes. Si tuviera que presentar(la) con tres adjetivos, ¿cuáles serían?
Enzo Maqueira: Melancólica, drogadicta y esperanzadora. Creo que toda vida tiene un poco de esos tres adjetivos, sobre todo si tenemos en cuenta las distintas formas en las cuales puede aparecer una adicción: ser adicto al consumo, al amor, al sexo, a las sustancias ilegales, a las legales o a la búsqueda desesperada de la felicidad.
MM: No sabemos si la repercusión de su Electrónica tendrá el mismo tono en España que en Argentina, probablemente no baje de potencia si tenemos en cuenta lo trash del tema tratado en ella. Escribió pensando en hacer ruido o este comenzó a subir de volumen una vez su historia estaba en la calle?
Enzo Maqueira: Escribí pensando en ser lo más fiel posible a una época, una problemática y a ciertas marcas típicas de la generación de quienes atravesamos el paso de un mundo y una experiencia analógica a un mundo y una experiencia digital. Crecimos en un mundo que se parece poco al que hoy habitamos. Nos explicaron que debíamos ser felices, que ya no era necesario atarse a una creencia, a una patria, incluso a una persona. Nos dijeron que Dios había muerto, que la Historia había terminado, que sólo debíamos ser libres y desplegar nuestras alas. Teníamos todo para realizarnos, trascender, desarrollarnos, y sin embargo no supimos cómo. Ese mandato de ser feliz terminó siendo una pesada carga. Lo único que nos enseñaron fue que el consumo (de experiencias, de personas, de productos) era un camino posible. Sabíamos que no lo era, pero aún así caímos en la trampa.
MM: Podríamos tener un debate amplio respecto al concepto de género, y claramente Electrónica ilumina y saca a pasear los vicios, información socialmente necesaria; se ha dicho mucho respecto a la denuncia social intrínseca en la novela negra, a la enseñanza sin moraleja, al contar experiencias cotidianas que pocos se atreven a airear. ¿Fue consciente del género a priori o, al contrario, se vio atrapado por él?
Enzo Maqueira: Electrónica, al igual que Hágase usted mismo, no son novelas de género negro ni policiales en el sentido estricto, pero tienen elementos que sin dudas las acercan o las hacen orbitar alrededor del género. La sordidez, la marginalidad, la falta de horizonte, las actividades ilegales, la soledad, incluso la muerte, son aspectos que aparecen en mi obra y que son fundamentales en la literatura negra. No las trabajo desde el género, pero terminan dejando esa misma sensación de haber asistido a un fragmento de una vida que se lleva a cabo por fuera de las convenciones sociales, en tensión constante con el sistema y con el pensamiento y las costumbres dominantes en el seno de una sociedad contemporánea.
#Entrevista a @EnzoMaqueira: Electrónica y Hágase usted mismo no son novelas de #géneronegro ni policiales en el sentido estricto, pero tienen elementos que sin dudas las acercan o las hacen orbitar alrededor del género. Share on XMM: ¿Es Electrónica una radiografía de los adultos anclados en la adolescencia?
Enzo Maqueira: Se trata de adultos despidiéndose de la adolescencia. Tienen miedo de crecer, de dejar de ser jóvenes, de que su tiempo haya quedado atrás. Son conscientes de que no pueden sostener la adolescencia eterna que alguna vez, efectivamente, soñaron para sí mismos. Eso les duele. Les dolería menos si estuvieran anclados. No lo están. Al contrario: la novela es un largo adiós. Es el dolor de ya no ser. Es probable que abandonar la adolescencia no signifique el ingreso a la adultez plena, sino más bien a un tipo de adultez que es propia de la época y está muy ligada a la idea de que la juventud es un estado mental que puede sostenerse en el tiempo, pase lo que pase. A esa idea sí se aferran los personajes: a continuar su vida de adultos, resignificando aquello que considerábamos «adulto» cuando fuimos criados. Hoy la idea de juventud lo tomó todo. Nadie quiere ser viejo. Cuanto más jóvenes nos mantengamos (de pensamiento, físico, emoción), parece que estamos más cerca de alcanzar la felicidad en algún momento. Sin embargo, la práctica demuestra que es exactamente al revés. Cuanto más combatimos el envejecimiento, más patéticos nos descubrimos, más alejados de nuestra naturaleza, más peleados con la idea de la muerte. Aun así, el ejercicio es válido y no quedan muchas más opciones. El mundo que habitamos está anclado en algún lugar entre una adolescencia que ya no nos pertenece y la adultez tal cual la entendíamos hasta no hace muchos años.
MM: Hemos podido leer en la prensa argentina una dura crítica respecto a la calidad de las novelas que «un grupo de jóvenes autores» escriben. Tras leer, no hemos encontrado la traba de la que hablan y quizás no se haya entendido que contar historias es eso que «un grupo de jóvenes autores» escriben: la crudeza y la dirección clara y el slang de la calle. ¿Qué es para usted la calidad literaria?
Enzo Maqueira: La publicación de Electrónica, así como la de otras novelas que salieron al mismo tiempo y que trataban temáticas relacionadas, generó mucha repercusión en la Argentina por varios motivos. El principal fue que proponíamos un regreso al realismo, no como una postura ideológica, sino como una necesidad histórica. Hace veinte años que el campo literario argentino está dominado por una vanguardia conservadora que desdeña el realismo y a las mejores plumas que dio América latina, muchas de ellas vinculadas con el compromiso social y político, tanto fuera como dentro de sus libros. Ninguna vanguardia puede durar veinte años, y ellos lo saben. De ahí las reacciones, el temor, el sentirse amenazados. Saben que el diagnóstico del mundo que hicieron en los años ’90 no es el mismo diagnóstico que podemos hacer hoy, promediando el primer cuarto del siglo XXI. Aun así, ya no pueden soltar una idea de la literatura y del arte en general. Se aferran a eso. Les molesta que nuevas generaciones vengan a objetar sus ideas. Es un proceso natural y necesario. El mismo que estos vanguardistas del siglo XX hicieron con sus mayores. Ahora nos toca a nosotros, y eso les duele. Pero de a poco lo van aceptando: ya no son jóvenes, ellos tampoco. No podría ser capaz de definir qué es la calidad literaria, pero estoy seguro de que tiene mucho que ver con el compromiso, entendiendo ese compromiso como una forma de honrar el oficio. Y el primer paso para honrar el oficio es reconocer que las viejas fórmulas se vuelven ridículas cuando pretenden hacerse pasar por novedades.
MM: Cierto es que «los drogones» tienen un papel importante en su novela y es en torno al vicio que gira todo, al igual que ellos trazan sus circunferencias inmersos en la música. Se parece al cuento del huevo y la gallina; ¿qué ocurre antes, la primera dosis o el volumen alrededor?
Enzo Maqueira: En un mundo como el nuestro, el consumo siempre es lo primero que ocurre, también lo último, probablemente lo único que ocurre. Somos educados para ser consumidores antes que para ser ciudadanos. Desde chicos nos enseñan a pedir, a elegir, a demandar, a comprar, a trabajar para tener, a tener para ser. En esos consumos entran las drogas, los viajes, las series de Netflix, la música, las redes sociales, nosotros mismos, la gente con la cual nos vinculamos. No hay huevo ni hay gallina. Sólo tenemos consumidores atravesando las distintas etapas de sus vidas; en cada una, el mercado nos tiene reservada una buena cantidad de opciones que nos permitan hacernos olvidar, por un rato, que somos meros engranajes de una maquinaria que no piensa detenerse a pensar en nosotros, ni a preguntarse hacia dónde vamos. Somos lo que consumimos, pero también somos consumidos. Y lo peor de todo es que nos consumimos a nosotros mismos.
MM: Sintiendo claramente, tras la lectura, que no hay intención de apología a las drogas sino ganas de «eh, esto te ha pasado o puede que te pase», ¿sintió la influencia del «qué dirán» mientras escribía?
Enzo Maqueira: Sospeché varias veces que algunas de las experiencias que se relataban en la novela podían resultar perturbadoras para algunos lectores, pero no dejé que eso me atara de alguna manera o limitara lo que quería contar. El consumo de drogas, el ejercicio de sexualidades abiertas o alternativas, ingresar en el lado b de la vida de una profesora universitaria que anda por los treinta… Todo podía parecer polémico o generar conflicto, pero fue bien recibido por parte de los lectores, que se sintieron identificados con lo que le pasa a la protagonista: quiere ser y no sabe cómo, no puede escapar de la espiral del consumo, siente que lo mejor de su vida quedó atrás, pero todavía le quedan demasiados años por delante.
MM: Y el (des)arraigo… ¿cree que los coetáneos de sus personajes (entrando en los cuarenta) en la vida real tienen esta misma mala suerte de no saber despegarse?
Enzo Maqueira: No sé si llamarlo «mala suerte». Más que una cuestión de suerte, es una cuestión de aprendizaje. Cómo se nos educó, para qué, con qué objetivo. Los que andamos por los 30/40 años somos los primeros alumnos del sistema de adoctrinamiento de la fase más salvaje del capitalismo, que comienza con la irrupción de la televisión por cable y la segmentación de acuerdo a potenciales consumidores y continúa hoy, en su fase más desesperante, con Google, Facebook y demás monstruos metiéndose en nuestras vidas, organizando nuestras preferencias y alentándonos a comprar y vender cada uno de los aspectos que nos conforman. La desgracia de nuestra generación es haber conocido el mundo anterior, la etapa analógica, y tener plena conciencia de que somos consumidores de probeta, hechos a la medida de un sistema que desde hace cuatro décadas no ha dejado de hurgar dentro de nuestros cerebros.
MM: Y para finalizar, no podemos dejar de nombrar su Hágase usted mismo, con apenas unas semanas de vida en Argentina. Preséntenos al nuevo vástago brevemente mientras lo esperamos en las librerías de España.
Enzo Maqueira: Hágase usted mismo retoma los grandes temas de Electrónica, pero lo hace desde un lugar completamente diferente. También habla sobre la búsqueda desesperada de la felicidad, sobre el vacío existencial de cierta burguesía, sobre querer ser algo más de lo que somos, pero lo relata a través de la voz de un hombre que decide escapar de la ciudad y de una relación enfermiza que termina muy mal. Se va a la Patagonia, a la casa donde pasó los veranos de su infancia. Intenta reencontrarse con su pasado y con quien alguna vez creyó que iba a ser. Decide que quiere ser director de cine. Se propone aprovechar la soledad para crear algo que lo haga trascender. Pero todo sale mal, como debe ser, y la historia va adquiriendo aspectos cada vez más oscuros a medida que la ciudad queda atrás y él se hunde en sus propios temores.
Enzo Maqueira nació en Buenos Aires en 1977. Es autor del libro de crónicas y relatos Historias de putas (2008) y de las novelas Ruda macho(2010), El impostor (2011), Electrónica (2014) y Hágase usted mismo(2018). Participó de diversas antologías, entre las que se destacan Panorama interzona, Narrativas emergentes de la Argentina (2011), compilada por Elsa Drucaroff y Buenos Aires noir, antología de relatos policiales publicada en Estados Unidos y Francia bajo la dirección de Ernesto Mallo. Licenciado en Comunicación Social, colabora regularmente con crónicas para las revistas Anfibia, Vice y Viva, publicación dominical del diario Clarín. Asiduo participante del festival Buenos Aires Negra y de la Feria Internacional del libro de su ciudad, en 2013 la Casa de las Américas de La Habana, Cuba, lo invitó a participar del III Encuentro Casa Tomada para jóvenes artistas de América latina y el Caribe. En 2015, fue el representante argentino del recorrido literario Lima imaginada, organizada por el Ministerio de Cultura de la República del Perú. Su novela Electrónica fue aclamada por la crítica y se convirtió en un éxito de ventas, fue adaptada al teatro y representada durante 2017 y 2018 y está considerada la novela de una generación, al retratar a la juventud de clase media de principios de siglo XXI, adicta al consumo, el hedonismo y las drogas como vías para alcanzar la felicidad
Hola, si googleás seguro te aparece algo. Hay bastante subido a la web.
Abrazo.
Es bueno reconocer que una bancada literaria sustituye a otra. La fuente de la eterna juventud se ha buscado en todas las épocas. Algunos la han encontrado, sin duda. Todos los novelistas hablan de la realidad que los circundan. Proponen los temas que más les atraen o conocen. No he leído a Enzo, pero sería bueno que subiera fragmentos de sus novelas, para darnos una idea de lo que se hace hoy en Argentina.
Muy buena entrevista.