Las tres unidades dramáticas. Estructura clásica de la novela
Las tres unidades dramáticas
Como ya se apuntó en el artículo anterior, en esta serie de posts vamos a ocuparnos de estudiar la estructura clásica de la novela, que viene utilizándose desde que Aristóteles la fijara en su Poética, 400 años a.C.
Las tres unidades dramáticas o actos en que está dividido este tipo de estructura son conocidos de todos: presentación, nudo y desenlace. Cada una de ellas cumple una función (o varias) que deben ser tenidas en cuenta por el escritor y cuidadas hasta en su más pequeño detalle. De no hacerlo así, la estructura cojeará y la novela acabará por caerse.
La estructura clásica de la novela está dividida en las tres unidades dramáticas conocidas como presentación, nudo y desenlace.El hecho de que, como lectores, algunas veces no nos enganchemos a una novela en sus primeras páginas, nos aburramos e incluso abandonemos la lectura durante su desarrollo o nos sintamos defraudados cuando alcanzamos el final, que nos deja una especie de vacío frustrante, se debe a que el escritor no ha prestado la atención necesaria a los componentes de estas unidades dramáticas y el resultado es el que acabo de expresar. Así pues, si como lectores hemos probado esas decepcionantes experiencias, como escritores debemos ser astutos y utilizar los elementos de la estructura clásica en beneficio de nuestro escrito. Le haremos un favor a nuestro texto, al lector y, desde luego, a nosotros mismos.
Veamos ahora de forma esquemática las tres unidades dramáticas así como los elementos que la componen.
Atrapar la atención, mantener la tensión e impactar con el final @ana_bolox Share on XEl planteamiento
El planteamiento de una novela posee una característica con la que no cuentan las demás unidades dramáticas, y no es una característica que lo beneficie: para su desgracia, es la primera de todas ellas, de manera que no hay ningún punto previo que le pueda servir de sostén para su desarrollo, de modo que depende de sí mismo no sólo para arrancar la historia, sino también para atrapar la atención del lector.
Son varias las funciones a las que debe atender el planteamiento, un par de ellas ya se han apuntado en el párrafo anterior, pero no son las únicas. El planteamiento también debe ocuparse de introducir al lector en ese mundo que hemos creado como escritores, situándolos tanto temporal como espacialmente, presentarle a los personajes principales, contarle qué está pasando y hacerlo a través de una voz que lo narre.
El planteamiento, además, cuenta con una serie de elementos que el escritor no debe saltarse. En realidad, estos elementos conforman el primer acto. Si nuestro planteamiento carece de alguno de ellos, el resultado será que no habremos construido un buen planteamiento y, por tanto, no habremos cumplido las funciones que tiene encargadas. Es decir fallaremos a la hora de conseguir los objetivos de los que el planteamiento debe ocuparse y, probablemente, el resultado será alguno de los apuntados unos párrafos más arriba. En especial, el de no enganchar al lector.
Los elementos que componen un buen primer acto son:
- La situación de equilibrio inicial.
- El desencadenante.
- El conflicto que lleva al objetivo que va a perseguir nuestro protagonista.
- La pregunta dramática.
- El primer punto de giro principal.
El desarrollo
En una novela estructurada conforme a la norma clásica, el desarrollo ocupa toda su parte intermedia. Comienza justo tras el primer punto de giro
principal con una nueva línea argumental y acaba dando paso a la tercera unidad dramática, el desenlace, con el segundo punto de giro principal de la novela, que marcará un nuevo cambio de rumbo.
Entre un punto y otro, se extiende el desarrollo que también plantea sus problemas e inconvenientes. Si del planteamiento decíamos que es el acto que abre la novela y no tiene, por tanto, ningún puntal que le preceda y sobre el que pueda apoyarse; el desarrollo es la parte de nuestra historia en la que generalmente los escritores se atascan.
Puesto que en el desarrollo nos vamos a ocupar de narrar la parte sustancial del argumento, así como el progreso y transformación de todo lo que tuvo lugar durante el primer acto (incluidos, por supuesto, los personajes), el mayor contratiempo al que se enfrenta este segundo acto es el de mantener la novela en movimiento, hacerla avanzar e ir incrementando la tensión.
En próximos artículos veremos las herramientas con las que contamos para trabajarlo.
El desenlace
El desenlace es el momento que el lector ha estado esperando durante toda la novela y la razón principal por la que la ha leído.
Durante el desarrollo, el escritor ha ido tejiendo una complicada red en la que ha atrapado al lector. El tercer acto es el punto en que cada hilo de esa telaraña ocupa su lugar, un lugar lógico de acuerdo con la trama que se ha ido urdiendo, y el lector es invitado a contemplar el resultado final.
En este tercer acto, la trama y subtramas tienen que confluir hacia un único punto que las ligue bien anudadas y ofrezca al lector la respuesta a la pregunta dramática que se planteó al principio de la historia. El desenlace no puede fallar en este punto. ¡Es su función! Si no da debida respuesta a la pregunta dramática ni resuelve el conflicto principal de la historia, el desenlace ha fracasado y, con él, el escritor también: tendremos a un lector decepcionado con nuestra historia… ¡después de todo lo que hemos trabajado para construirla!
Veremos cómo evitar estas dificultades cuando nos ocupemos de la tercera unidad dramática. Pero para eso, primero hemos de estudiar todos los componentes de las dos primeras. Comenzaremos el próximo mes con La Presentación. No te pierdas el artículo.
Ana Bolox.
Web de Ana Bolox
Fotografía: https://unsplash.com/
Querida Ana:
Apenas puedo escribir bajo el polvo que cae. Ayer dijeron los vecinos que se trataba de un nuevo bombardeo ruso. Lo cierto es que la parte que aun se sostiene del edificio que todos compartimos, es probable que no resista otro remezón. Creo que la idea de venir a jugar fútbol a Damasco, no contemplaba nada de esto. Aunque en la ciudad capital, según dicen, todo transcurre de manera más o menos normal. Quizás mi error fue aceptar "salir a ver la guerra", cómo le llaman aquí los periodistas destacados y corresponsales. Hace más de una hora que Michelle fue en busca de agua. Apenas la conozco pero me aterroriza la idea de que le haya pasado algo. Ella trabaja para France Press y, evidentemente, eso de ver la guerra es algo más que un riesgoso pasatiempo para ella… (así empieza esta novela que estoy escribiendo en este cuadrito. Gracias por inspirarme)
Muchas gracias a ti, Hernan.
Es un placer ayudarte y, sobre todo, conocerte. Gracias por comentar y hacerme saber que estás ahí 🙂
Mantenme informada de los progresos que haces, por favor.
Feliz martes y ánimo con la novela. Escribir no es tarea fácil, pero es maravillosa.
Solo hacer la acotación que no siempre se logra; muchos autores de renombre nunca lo lograron, salvo con su obra maestra, la novela de su vida.
Hola Julio César.
En efecto, no siempre se logra. Incluso autores de renombre, como tú dices, sólo tuvieron verdadero éxito con su obra magna, pero, incluso así, y en especial para los escritores noveles, seguir una estructura proporciona un camino más seguro para transitar por la selva en la que con frecuencia se convierte la construcción de una novela.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo 🙂
Es genial y me viene genial, porque voy a intentar, perdón por la osadía, escribir una novela. Voy a seguir los consejos de Ana Bolox porque he visto que entiende un rato de esto. Saludos
Fantástico, Javier. Adelante.
Muchísimas gracias por tu comentario, Javier.
Me alegro de que estas entradas sobre estructura de la novela te resulten interesantes y te sean de ayuda. Ojalá con cada una de ellas puedas avanzar un paso en tu novela, cuya escritura no es una osadía, sino una aventura. Bienvenido a ella y disfrútala 🙂
Un saludo y hasta la próxima entrada.
Interesante artículo, Ana. Muy recomendable para aquellos que aún andan dudando de si atreverse a escribir su primera novela o no. Desde luego leyéndote no sólo aprenderán maneras de hacerlo, sino que casi los llevas en volandas en aras a superar el primer obstáculo: el miedo a lanzarse al ruedo.
Estaremos atentos a tu próximo artículo aquí, en MOON.
Un abrazo, Ana.
Gracias por tus palabras, Pedro.
Son un aliento para seguir esforzándome en hacerlo lo mejor posible 🙂
Un abrazo.