Muchas y muy variadas han sido las películas que han tratado o retratado una ruptura sentimental o la destrucción de un matrimonio. Desde puntos de vista tan diversos como el melodrama (Kramer contra Kramer, 1979), el humor (Alta Fidelidad, 2000 o La Guerra de los Rose, 1989), la ciencia ficción (la formidable Olvídate de mí, 2004) o los clásicos (Tener y no tener, 1944 o Tal como éramos, 1973).

Historia de un matrimonio: las separaciones son así de jodidas

Uno podría pensar que ya no hay mucho original que mostrar. Pero cuando se trata de los sentimientos, siempre hay cosas que decir. Y que aprender. Historia de un matrimonio es a ratos divertida, profunda, emocionante y por encima de todo desgarradora.

Cuando uno tiene una buena historia, dos protagonistas en estado de gracia (Adam Driver y Scarlett Johansson) y unos secundarios de la talla de Laura Dern, Alan Alda o Ray Liotta, parece que nada puede salir mal. Y es que Noah Baumbach consigue rodar una película demoledora, que nos pone ante el espejo de lo que somos y nos muestra con una fidelidad sobrecogedora nuestras carencias afectivas y nuestra debilidad emocional.

Cuando uno tiene una buena historia, dos protagonistas en estado de gracia (Adam Driver y Scarlett Johansson) y unos secundarios de la talla de @LauraDern, @alanalda o @rayliotta, parece que nada puede salir mal. @jacksshadows. Share on X

Historia de un matrimonio es un tesoro que todo el mundo debería revisar de vez en cuando. Porque nos enseña tantas cosas, tantos errores que cometemos, tantas equivocaciones que solo somos capaces de ver cuando todo se desmorona. Nos muestra cómo construimos la felicidad basada en el yo, en nuestras necesidades personales, sin prestar atención al otro. Salvo cuando el otro dice «no soy feliz», y para entonces ya suele ser demasiado tarde.

#Historiadeunmatrimonio es a ratos divertida, profunda, emocionante y por encima de todo desgarradora. #critica #cine @jacksshadows #historiadeunmatrimonio. Share on X

Es magistral la manera en la que retrata el proceso por el que atraviesa Nicole (Scarlett Johansson), actriz de teatro casada con Charlie Barber (Adam Driver), exitoso director teatral. Cómo una mujer puede sentirse anulada por el talento de su marido, por su éxito, por su personalidad. No importa que él sea un buen esposo y padre, generoso, atento. Nada de eso importa cuando uno siente que no lleva las riendas de su vida. Porque todos necesitamos sentirnos valorados, escuchados, libres al fin y al cabo. El matrimonio es una institución jodida, porque es una cárcel en la que uno decide encerrarse voluntariamente. Y uno pinta las paredes, y pone visillos para no ver los barrotes, y tiene hijos, y pone música y sale todos los días a trabajar, y cocina, y baila, y hace el amor, y es feliz. Esa felicidad impide que veamos los muros. Pero un buen día uno se despierta y solo ve los barrotes, los muros que lo rodean, las cerraduras. Y entonces todo se desmorona.

El matrimonio es una institución jodida, porque es una cárcel en la que uno decide encerrarse voluntariamente. Y uno pinta las paredes, y pone visillos para no ver los barrotes. #historiadeunmatrimonio @jacksshadows. Share on X

Los diálogos de Historia de un matrimonio son verdad. Porque yo los he vivido. Todos y cada uno. E imagino que como yo, muchos de ustedes. Y cuando algo es verdad y duele, duele mucho. Uno no entiende cómo puede llegar a pensar y decir determinadas cosas (la escena en la que Charlie golpea la pared es desoladora). Y lo más terrible es que todas esas cosas suceden sin que dejemos de amar a la otra persona. Nos convertimos en seres bipolares, capaces de odiar, pedir perdón, amar e insultar, todo en el mismo instante. No estamos preparados. Nadie lo está. Y esta cinta es un recordatorio de lo lejos que estamos de una educación sentimental sana, madura y enriquecedora.

Nunca entendí esos matrimonios que dejan de hablarse, de mirarse, de saludarse, de desearse toda la felicidad del mundo. Esa gente nunca tuvo un verdadero amor. @jacksshadows #Historiadeunmatrimonio #criticacine. Share on X

Es muy de agradecer que Noah Baumbach no se haya dejado arrastrar hacia el melodrama fácil que hubiera sido mostrarnos al hijo de ambos sufriendo. No hace falta. No sucede así cuando el amor es de verdad. Porque cuando ese sentimiento es auténtico no se abandona. Nunca se deja de amar a las personas a las que uno realmente quiere. Nunca entendí esos matrimonios que dejan de hablarse, de mirarse, de saludarse, de desearse toda la felicidad del mundo. Esa gente nunca tuvo un verdadero amor. Nunca. Y esta maravillosa cinta nos desvela exactamente eso. Historia de un matrimonio es un canto al amor que nos muestra la destrucción de una pareja, de una relación, pero no de lo que subyace a eso que llamamos convivencia. La historia comienza y termina de la misma forma, unas palabras en las que la pareja relata lo que admira en el otro. Y es desgarradora porque vemos que eso no basta, porque a veces la vida nos lleva por caminos distintos, nos separa por mucho que intentemos evitarlo, por grande que sea el amor que profesamos al otro, caminamos hacia destinos divergentes. Y no hay nada que hacer.

También es un acierto que la ruindad del proceso de separación venga de los abogados de ambos (Laura Dern la de Nicole y Ray Liotta el de Charlie), porque también eso sucede con demasiada frecuencia, a veces son los abogados, otras los familiares o los amigos bienintencionados (o no) los que nos embarcan en una guerra en la que todos pierden. Somatizamos el dolor de la separación y lo convertimos en crueldad y odio. Deseamos el mal de la persona por la que arriesgaríamos la vida sin dudarlo.

Presten también atención al discurso de Laura Dern cuando comenta la manera tan distinta en la que las mujeres son examinadas a la hora de determinar si son buenas madres. Hay también mucha verdad en ese discurso, en la concepción judeo cristiana de la maternidad y la paternidad, que tanto daño ha hecho y sigue haciendo.

Me quedo con dos momentos en la cinta que sobrecogen de una manera especial. Uno es cuando Adam Driver, sentado con sus amigos intenta relatar cómo está siendo el proceso de separación. Frustrado por no poder explicarlo, se levanta y canta «Being Alive», una pieza del musical Company de Stephen Sondheim (escúchenla con atención).

El otro es la escena final, cuando Nicole regresa sobre sus pasos para atarle los cordones de la zapatilla a Charlie, que sujeta al hijo de ambos en brazos. Aparentemente es un gesto sencillo, apenas parece importante, pero encierra un universo. Hay tanto de ellos dos en él, tantas cosas que no se dicen, tantas cosas que no hace falta decir.

Hay quien encuentra la película «insoportable, falsa, pretenciosamente realista, habitada por personajes, diálogos y situaciones cargantes en las que todo resulta tan agotador como irritante» (Carlos Boyero, El País) Permítame que le diga algo, señor Boyero: es usted un analfabeto emocional. Dudo mucho que haya conocido el amor de verdad en toda su vida.

Vayan a verla, que yo ya me he quedado a gusto.

 

 Salva Alemany