Con la inminente publicación de Hoy no quiero matar a nadie por Alrevés Editorial, damos la bienvenida a este lado del charco al autor Boris Quercia. Una novela negra recomendada por Paco Gómez Escribano.
Boris Quercia es actor, director, guionista y escritor. Interpretó a Roberto Parra (hermano de Violeta Parra) en uno de los mayores éxitos del teatro chileno: La negra Ester. Es director de Sexo con amor, una de las películas más vistas del cine chileno, y de Los 80, la serie más premiada de la televisión chilena. Y para completar el ciclo de un tipo tan apasionado por su profesión que toca todos los palos del escalafón, en 2014 hace su primera incursión literaria publicando una novela negra tituladMa Santiago Quiñones, tira, publicada originalmente por Random House Mondadori y traducida al francés el mismo año por Asphalte Editions como Les Rues de Santiago. Ahora, la editorial Alrevés la publica con el título de Hoy no quiero matar a nadie, y en sucesivas entregas también publicará la segunda y la tercera entrega de la saga de Santiago Quiñones. Entiendo que esta vez sí que se respetarán los títulos originales, que son respectivamente Perro muerto (ganadora del prestigioso Grand Prix de Littérature Policière el año 2016 en París, así como el Prix Claude Chabrol en categoría de novela policial el mismo año) y La sangre no es agua, publicadas originalmente también por Random House y traducidas igualmente al francés, un país, el galo, con una de las series más longevas de novela negra (la serie noir de Gallimard) y con un interés especial de los lectores por el noir de todas las latitudes. Envidiable, desde luego.
Santiago Quiñones no tira de nada. Decir tira en Chile es como decir aquí madero, vamos, que un tira es un policía. De la mano de Quercia nos enteramos también de que un paco es un carabinero y que la guata (en la que se alojan no pocos disparos en toda novela negra que se precie de serlo) es la barriga. En este sentido la novela es rica en cuanto a términos meramente chilenos, pero también latinoamericanos, demostrándose una vez más que el español es un idioma que no solo se adopta allá donde recala, sino que se adapta y evoluciona según la latitud, las costumbres y las necesidades. Obviamente, el título original solo tiene significado en Chile y en algunos otros países latinoamericanos.
Hoy no quiero matar a nadie es una novela actual con aroma a clásico y Santiago Quiñones es un policía atormentado, traumatizado por varios episodios de su vida privada que se ve acosado por una banda de narcos como consecuencia de un hecho puntual ocurrido en una redada rutinaria. A la vez, y sin pretenderlo, un asunto de faldas le introduce en un asunto turbio con abogado y ex compañero corruptos y con Ema, que ejerce el rol de femme fatale en la historia. Santiago no es el investigador racional, sensato y calculador de la novela enigma, todo lo contrario. Es impulsivo, amoral en algunos sentidos y tiene sus más y sus menos con Marina, su…, más o menos, pareja habitual. Además, no es extraño que en medio de la investigación se pierda en un garito turbio de los que ofrecen chicas, alcohol a precios desorbitados y cocaína cortada con Dios sabe qué sustancias tóxicas y acabe tirado en cualquier esquina de la ciudad.
#HoyNoQuieroMatarANadie es una novela actual con aroma a clásico. Corta, dividida en capítulos cortos, respetando el canon noir. #RecomiendaLeer: @gomezescribano @TiraQuinones #BorisQuercia @AlrevesEditor. Share on XComo cualquier Marlowe o Archer que se precie, es un caballero andante que no va a obedecer a imposiciones, ni de mafiosos ni de sus jefes, pese a que esas decisiones le perjudiquen al punto de acabar tiroteado en cualquier callejón oscuro. Es odiado y admirado a partes iguales, contando con su escudero García de la brigada de investigación como aliado incondicional. No dejará de seguir un rastro, aunque le suspendan, lo que le acarreará más de un problema. Y su vida, como mujeriego de libro, se verá mediatizada por las mujeres, pivotando en este caso entre Ema y Marina cuyos roles podrían equipararse respectivamente a la Lilith del Zohar y a la Eva bíblica, es decir, a la primera y la segunda mujer del también bíblico Adán. Considérese esto un guiño amistoso a todos aquellos que dicen que el género negro comienza con la Biblia. No es cierto. La novela negra comienza en la revista Black Mask, la inicia Carrol John Daly, la continúan Hammett y Burnett y la consolida Chandler. Es cierto que hay elementos sueltos en la Biblia, en el Naturalismo de Zola y hasta en el Quijote de Cervantes, pero no saquemos las cosas de quicio. Las cosas son como son y la Historia es la que es.
La novela es corta y está dividida en capítulos cortos, respetando el canon noir. Tiene ritmo, unos personajes bastante trabajados, adoptando el lenguaje en algunos párrafos la suficiente profundidad como para describir sentimientos complejos. Además, para completar el círculo, Quercia maneja la metáfora y la comparación como recursos literarios que, por otra parte, son propios de la novela negra. Si no supiéramos que después de esta entrega vienen otras dos y, dada la entidad del personaje Quiñones, podríamos suponer que esta sería una novela de «inicio de saga».
Hacedme caso, no os la perdáis.
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