Katy Parra Carrillo Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández (2008)
Katy Parra Carrillo obtiene el Premio Internacional de Poesía (2008) con «Coma Idílico».
El talento de Katy Parra Carrillo ha sido premiado en diversas ocasiones. Nacida en Murcia, en 1964, posee una intensa carrera a sus espaldas. Cofundadora de los Grupos Literarios Espartaria y Jitanjáfora y coordinadora de talleres de poesía en diferentes centros de la Región de Murcia, Katy ha colaborado en prensa, radio y en varias antologías de ámbito regional y nacional. Ha publicado hasta el momento seis libros de poemas –y una antología animalista- en los que se revela como una poeta valiente, lúcida, de verbo claro y directo. Su estilo, sin florituras, huye del uso excesivo de las figuras retóricas y aquellas en las que se apoya son certeras, cargadas de un lirismo suave, evocador. Destaca, asimismo, una fina ironía que a menudo da paso a conclusiones rotundas. Y es que el poema de Katy no corre en pos de la belleza gratuita ni de la rima fácil. El poema de Katy Parra Carrillo revela su alma.
Abre los ojos y sonríe. La vida acaba de empezar
Empecé a escribir antes de descubrir la diferencia entre la vida y la muerte: la vida me enseñó a luchar por lo que quería. La muerte, a soñar para conseguirlo cuando no era posible. He crecido entre pájaros y gatos y he pasado muchas horas en el tejado con ellos contemplando el cielo, de ahí mi tendencia a estar entre las nubes tan a menudo. No sé si el poeta nace o se hace. De hecho no creo que el poeta sea un ser especial, pero sí sé que la poesía es imprescindible.
En su primer poemario, Acordes en Soledad (Murcia, 1997), la inocencia y la ingenuidad van de la mano de la tristeza, la soledad… Es una obra iniciática, de reconocimiento del «yo» interno.
El cantautor argentino Jorge Soria, musicó este hermoso y significativo poema de Katy Parra Carrillo.
moonmagazineinfo, nuestro canal en Youtube, publica este vídeo con imágenes de sus
gatos y pájaros, que simbolizan a “esa gente”, sencilla y amable, que nunca
traiciona a sus amigos.
Con Síntomas de Olvido, (Madrid, 2000), la autora se reconcilia consigo misma e intenta olvidar todo aquello que no merece ser guardado. Es una obra de búsqueda, de tono místico, de reencuentro con lo inasible.
“Al norte de las cuestiones
puramente mundanas,
sostenemos las manos del silencio
para la conferencia de la fe.
Desde aquí, los pecados,
no parecen tan graves
y la poesía se opone a la retórica.”
En 2004 publica en Toledo Espejos para huir hacia otra orilla. Del tono místico de la anterior, Katy pasa a la ironía, cruzando valientemente el vado para, ya en la otra orilla, enfrentarse con humor a todas aquellas limitaciones que la atan.
Si el «yo» que me defiende
no fuese tan cobarde ni tan esquizofrénico;
si el dios que me hace humano
no guardase rencor por tanta estupidez;
si Freud no hubiese escrito sus diagnósticos
acerca de estos sueños;
y si mi hermano Abel
fuese más comprensivo
y pudiera entender que tuve que lanzar aquella piedra…
En 2008 llega Coma Idílico (Ed. Hiperión, Madrid), por el cual obtiene el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández. Este poemario consta de dos partes diferenciadas: Posturas Imposibles, en la que aborda una variedad de temas en los que destacan la necesidad de sobreponerse a los recuerdos dolorosos del pasado; la lucha por la superación del propio yo; el amor, pleno y gozoso, y el desamor, que deja un poso amargo teñido de ironía; la búsqueda de la paz espiritual, entre otros. La segunda parte, Colorín Colorado, se centra en los recuerdos del pasado y en sus vivencias personales: la infancia, el sentirse diferente al resto de las niñas, sus pasiones, sus padres… Llama la atención el tratamiento otorgado a estos poemas: melancolía, ternura, dolor ahogado… Todo ello envuelto en el aura mágica que destilan los cuentos de hadas.
Katy Parra Carrillo Premio Internacional «Miguel Hernández» de Poesía 2008 con el poemario «Coma Idílico».
Coma Idílico
Posturas imposibles
En este intenso poema refleja su mundo interior: el alma de poeta se rinde ante el poema, que haciendo uso de su libre albedrío, pugna por imponerse al verso fácil. Y lo consigue. Es de agradecer.
En legítima Defensa
No me pregunte cómo.
No soy yo quien decide
acerca del poema.
Mis intenciones son, dentro de un orden,
honestas de antemano.
Es él quien manipula y extorsiona,
quien confunde los términos
y ofrece sacrificios
a su dios de papel.
Qué más quisiera yo que apaciguarlo
y escribir, por ejemplo, primavera,
dulce batir de alas que me ofrece la vida…
pero este pobre idiota
no entiende mis palabras.
He decidido, al fin,
-por pura rendición-
dejarlo a su albedrío,
para ver si se cansa de tanta estupidez
y deja en paz mis versos
y mi reputación.
Preludio Mortal
La música de Albéniz
sonaba en la trastienda de tu alcoba.
Apenas me miraste.
Me vendiste el amor
sin preguntar mi nombre,
sin desnudarme el alma,
sin devolverme el cambio.
La calle estaba helada,
oscuramente ajena a mi presencia.
Un perro moribundo
aulló y siguió mis pasos
sin preguntar tampoco
hacia qué extraño infierno caminábamos.
El dolor, la nostalgia del amor ausente. Sentimiento de pérdida.
El Precipicio
Cuando llegas al fondo
añoras o maldices
lo que dejaste atrás:
el grifo de la ducha mal cerrado,
el cenicero lleno de colillas
o al Serrat melancólico
con aquel fa vint anys que tinc vint anys
golpeando tus sienes a traición.
Lamentas que la muerte
disponga de acepciones como ésta,
claramente letal, aunque pasiva.
Si pudieras, al menos,
morirte sólo un poco
o morir de repente.
Si pudiéramos, digo,
cruzar sin un rasguño este deshielo…
Disculpa esta torpeza
de andar siempre buscando
cerezas en el olmo.
La tarde se me ha puesto
romántica y lasciva.
No me atrevo a llamarte,
pero he puesto tus fotos
frente a mí, en la pared.
No quiero morir sola.
No tengas miedo, enfréntate a la vida…
Amanece
Asómate a la vida sin pensar,
sin ponerle reparos,
sin omitir sus trampas,
sin descifrar sus límites.
Busca el centro, la sima,
aprende a ser aquello que olvidaste.
Solo tú, vida o muerte,
ganándole tres puntos al destino.
También la finitud
tiene su recompensa
en las estanterías
de otro amanecer y de otros nombres.
Colorín Colorado
Yo no soy esa…
Colorín Colorado
Cenicienta tenía el pelo largo,
un carácter sumiso,
un príncipe egocéntrico,
intensamente azul,
y unos zapatos nuevos para el baile.
Blancanieves halló
siete excusas perfectas
para sobrevivir
a la cruel intención de la manzana.
Caperucita roja,
logró independizarse
mientras se devoraban
los unos a los otros.
Yo, en cambio, sigo aquí,
sin príncipe ni lobo,
excluida del baile,
ahuyentando a empujones la rutina
y sin saber qué hacer con la manzana,
ni cómo resumir
el final de este cuento
sin usar la tristeza.
Nostalgia del pasado, canto de melancolía. «Mujer de luna», «versos enredados»… El uso de imágenes evocadoras dan un sentido especial a este poema.
La ventana
Frente a aquella ventana
se posaban mis ojos
de apenas cinco años,
buscando la intemperie de los sueños.
Desde allí, las palabras
y aquellos enigmáticos gorriones
eran de otro color.
Una mujer de luna
me abrazaba y leía
versos que se enredaban en mi pecho.
Ahora, algunas noches,
me siento allí, con versos y niñez
y persigo a los pájaros,
como si el tiempo fuera reversible
y aún pudiera entreabrir
la secreta ventana de la luna.
Por si los pájaros
De 2008 es también su último poemario publicado, Por si los Pájaros (Ed. Visor, Madrid. 2008), por el que obtuvo el “Premio de Poesía en Lengua Castellana Viaje del Parnaso”. En esta obra Katy Parra desnuda el alma y vierte su más íntimo sentimiento sobre el papel. Es una obra de aceptación del yo interno, una obra en la que el protagonista es el amor: el amor que ilumina la vida, que duele por dentro. Un amor que cuando desaparece, deja su rastro indeleble; un amor de saldo que ya no convence… Y en el fondo, la mujer, representación carnal del placer, de la ternura, y también, por qué no, del más feroz desamor.
Declaración de principios
Lo supe desde niña.
Odiaba aquellas trenzas
y aquel vestido rosa.
Me resultaba inútil y aburrido
guardar la compostura,
parecer de cristal
y cumplir esas normas
tan propias de mi sexo.
Algunas madrugadas
trepaba hasta la copa de los árboles
y hablaba con mis gatos
de lo guapa que era Marisol.
Me gustaba mirar aquellas piernas
e imaginar, debajo de su falda,
un mundo diferente.
En este poema destacan los símiles y una dulce historia de enamoramiento.
María
Se llamaba María.
Era como una lluvia
levísima de otoño,
con los ojos muy dulces,
del color de los bosques
en los cuentos de hadas.
Era como una luz
trasnochada y cumplida,
como la infatigable
sustancia de un domingo.
La soñé tantas noches…
que acabé por creer
que mi vida era un sueño.
Y para terminar… Katy, siempre en el tejado…
Desde el tejado
Como una gata en celo
descoso los apuntes de la noche,
me adentro en la metáfora
de tus ojos oscuros
y cuento las gaviotas
como humildes capítulos
de nuestro amor sin patria,
sin palabras,
sin nombre,
sin frontera.
Katy Parra Carrillo ha obtenido los siguientes premios de poesía:
• Año 2000. 1er accésit del Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Jumilla”, Murcia.
• Año 2003. XXVIII Premio Nacional de Poesía Rodrigo de Cota “Ciudad de Toledo”.
• Año 2005. Finalista en el V Premio Nacional de Poesía “Dionisia García”, Murcia.
• Año 2008. Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández. Comunidad Valenciana.
• Año 2008. Premio de Poesía en Lengua Castellana Viaje del Parnaso.
• Año 2008. Premio de Poesía Villa de Salobre.
• Año 2009. XXV Premio Internacional Poesía de Humor “Jara Carrillo”.
• Año 2010. 2º Premio de Poesía 1º de Mayo. Ateneo Cultural. Madrid.
Libros publicados:
• Acordes en Soledad. Murcia, 1997.
• Síntomas de Olvido. Madrid, 2000.
• Espejos para huir hacia otra orilla. Toledo, 2004.
• Coma Idílico. Ed. Hiperión, Madrid, 2008 .
• Por si los pájaros. Ed. Visor, Madrid, 2008.
Katy Parra: Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández.
Dibujo digital a partir de fotografía por Rosa Prat Yaque.
Todos los derechos reservados.
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