La conjura contra América, un lúcido espejismo de lo que pudo ser

Basada en la novela homónima de Phillip Roth, La conjura contra América, Plot against America en el original, es la nueva serie de David Simon, creador de series como The Wire o Trème entre otras. La historia narra la vida de una familia judía de Nueva Jersey sometidos a una ucronía en la cual Franklin Delano Roosevelt pierde las elecciones de 1940 ante Charles Lindbergh, un famoso aviador que, tolerante con las ideas nazis, promete dejar a los Estados Unidos fuera de la Segunda Guerra Mundial.

Lejos de crear una historia en la que la caricatura de un Führer americano se alza con el poder, La conjura contra América dibuja un panorama en el que la introducción de pequeñas políticas de tintes racistas y filofascistas empieza a quebrar el frágil statu quo estadounidense. La serie resulta tremendamente realista porque estos pequeños cambios respecto a la historia no están necesariamente inspirados en políticas que llevaran a cabo los nazis en Alemania sino en hechos profundamente arraigados en la historia estadounidense. Aquí no podemos olvidar dos aspectos fundamentales para entender la formación de EEUU como país: el genocidio de los pueblos nativos y la esclavitud y posterior segregación racial de la población negra. Estos dos hechos son cruciales no sólo a nivel histórico, sino también para ayudarnos a comprender la sociedad norteamericana actual y el racismo que aún hoy domina una gran parte importante del discurso político.

Porque, aunque el periodo de Franklin D. Roosevelt como presidente es generalmente recordado como uno de los momentos clave del siglo XX y es difícil imaginarse una historia en la que él no estuviera, las elecciones en un sistema como el americano en el que sólo dos opciones entran en juego y el porcentaje de voto no suele ser muy alto, pueden llegar a ser una auténtica lotería. No en vano, en las elecciones reales de 1940, su segunda reelección, el candidato demócrata bajó cinco puntos en el porcentaje de voto a pesar de prácticamente mantener el número total de votos. Y eso sin contar el complejo sistema de colegios electorales. Varios han sido casos en los que candidatos con menor número de votos acaban en la casa blanca como George W. Bush en sus primeras elecciones o el propio Trump en las de 2016. ¿Podría un candidato como Lindbergh haberle dado la vuelta a las elecciones sumando votos en lugares acertados?

Es obvio que la respuesta a esa pregunta es un juego imposible de acertar pero más importante que eso es comprender que el caldo de cultivo perfecto para que las ideas racistas de Lindbergh fructificasen sí estaba ahí. Como muestra en la serie, Charles Lindbergh era efectivamente un héroe de la aviación muy admirado cuya simpatía proalemana y antisemita no era ningún secreto. Durante toda la primera parte de la guerra apoyó la plataforma America First Committee que, amparada en una retórica antibélica, promovía una ideología profascista. Con esto, consiguió alcanzar los 800.000 miembros. Y esta es solo una de las organizaciones de extrema derecha que había en la época. El menos sutil German American Bund, un partido abiertamente pro-nazi especialmente enfocado a la comunidad germano-estadounidense, aunque nunca fue ni de lejos tan numerosa logró organizar un evento en el Madison Square Garden con 20.000 personas y cuyas imágenes son bastante aterradoras. Y todo eso sin olvidar a la que posiblemente sea la organización ultraderechista más conocida, el Ku-Klux-Klan. Este peligroso grupo ha tenido a lo largo de sus varias encarnaciones una gran implantación en el sur del país y ha sembrado el odio y la violencia hacia personas negras, judías, católicas, comunistas y a cualquiera que no se ajustara a sus ideas supremacistas blancas. Muy difícil es conocer la cifra real de asesinatos cometidos por estos criminales debido a su carácter clandestino y a la complicidad de partes importantes de la sociedad y de las fuerzas de seguridad locales pero su número está en los millares, la gran mayoría personas afroamericanas.

Madison Square Garden, 1939: más de 20.000 personas se reunieron en el macroevento pronazi

Otra idea que nos lanza La conjura contra América y que es mucho más realista de lo que pueda parecer en un principio es el programa de Just Folks. Esta iniciativa pretende «integrar» a los ciudadanos judíos en el verdadero espíritu americano enviando hacia el corazón de la patria, el sur o medio-oeste rural, primero a jóvenes voluntarios y más tarde a familias enteras forzosamente. Es curioso que el nacionalismo estadounidense considere esas zonas rurales como su esencia máxima siendo en realidad la Costa Este su patria primigenia. De cualquier manera, este tipo de medidas están siempre orientadas a desenraizar a poblaciones minoritarias pero con una fuerte identidad para forzarlas a que se diluyan poco a poco en el grupo mayoritario. Muchos estados han practicado este tipo de políticas pero una de las muestras más dolorosas y enterradas en las historia fueron las políticas de asimilación que durante finales del siglo XIX y la mayoría del XX se llevaron a cabo desde la administraciones estadounidense en contra de las comunidades de nativos americanos. Una de estas iniciativas fue el sistema de internados que se desarrolló desde el año 1879 hasta bien entrados los años setenta del siglo siguiente. Lo que comenzó como un experimento en el que «matar al indio para salvar al hombre» pronto se extendió por todo el país y se estiman en más 60.000 los niños que fueron forzados a asistir a estas escuelas. Todos ellos arrancados de sus familias bajo amenazas e intimidaciones. Una política encaminada al genocidio cultural de unas naciones que entorpecían el crecimiento estadounidense y que fue acompañada por una brutal apropiación de las tierras controladas por la población nativa. Lejos de entender y tratar de enmendar sus errores, cuando se empezó a destapar las horribles condiciones de muchas de estas escuelas, el gobierno inició otro programa con el cual incentivar la adopción de niños nativos, muchas veces de nuevo arrancados de sus familias con denuncias falsas, por familias blancas. No fue hasta la promulgación de la Indian Child Welfare Act de 1978 que este programa se detuvo. Esta ley, lejos de ser aceptada universalmente como debería, sigue siendo sistemáticamente atacada en la actualidad por la nueva ultra derecha en el poder.

John Turturro como el rabino Lionel Bengelsdorf, asesor de Lindbergh

Toda esta historia podría parecer lejana si el momento actual fuera diferente. En los últimos años los discursos de odio se están apropiando de la actualidad política en demasiados países. Estados con historias muy diferentes como Francia, Italia, Reino Unido, Brasil, Japón o España han sido testigos de grupos con ideas extremistas que poco a poco van parasitando el discurso general. Y uno de los países más afectados por este discurso de odio son, por supuesto, los Estados Unidos de América. Incluso más todavía en una actualidad desquiciada por la pandemia mundial del coronavirus. En la actualidad, el racismo latente en la sociedad estadounidense se vuelve a hacer evidente con el trato diferencial a manifestantes blancos armados hasta los dientes y a los que protestan por el enésimo afroamericano asesinado por brutalidad policial. Por todo esto, La conjura contra América nos llega en un momento muy oportuno. Aunque la situación actual sea radicalmente diferente a aquella que nos presenta la serie, muchos de los temas fundamentales que nos presenta son de máxima actualidad: el racismo existente en múltiples estamentos de la sociedad americana, el enorme impacto que pequeños cambios en la distribución de fuerzas políticas puede tener, el uso de la violencia para intimidar y acallar protestas o incluso la llamada al aislacionismo son algunos ejemplos.

En cualquier momento una visita al universo creado por Phillip Roth y adaptado por David Simon en La conjura contra América sería interesante por su calidad, su atractivo planteamiento y su gran historia pero ahora seguramente sea incluso necesaria, ya que una visión crítica de la serie en la cual seamos capaces de abstraernos del Netwark del 1940 puede ser extraordinariamente constructiva para ayudarnos a reflexionar sobre las circunstancias que nos ha tocado vivir.

Daniel S. Oliván

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