Paulina nació el 16 de mayo de 2015. Llegó acompañada de su hermano mellizo Chisco, pero una asfixia perinatal al nacer le provocó una parálisis cerebral que truncó la felicidad de aquel día, tan esperado y deseado por sus padres y familiares, cambiando por completo su casilla de partida en la vida y la de todos los que estaban a su alrededor.

Las manos cerradas es un ensayo de uno de los mejores escritores españoles de novela negra, en mi opinión (qué para eso es mía), en el que abandona el género y la ficción, obligado por un compromiso con la literatura, una responsabilidad que otros afrontaron antes y de los cuales también nos habla Paco Bescós —como el Premio Nobel Kenzaburō Ōe— y lo hace para abrirnos los ojos sobre muchas cosas: entre ellas, una realidad aparentemente más amable y aleccionadora, que como una falsa zanahoria, nos colocan delante de nuestras narices para obligarnos a tirar del carro sin quejarnos por los latigazos. Se trata del «mito de la superación», ese maravilloso e inspirador ejemplo con el que pretenden apropiarse del relato sobre la discapacidad, visibilizando únicamente a los que lograron superar la mayoría de sus barreras, sin tener en cuenta cuál fue su casilla de salida o sus medios. En este magnífico ensayo, Francisco Bescós nos quita la venda de los ojos, acomodados en nuestro «estado del bienestar», para descubrirnos que la discapacidad, como tantas cosas en la vida, depende de los medios económicos, sociales o el lugar en el que se nace (incluso dentro de este país).

En el magnífico ensayo #LasManosCerradas (@silexediciones) @PacoBescos nos quita la venda de los ojos, para descubrirnos que la discapacidad depende de los medios económicos, sociales o el lugar en el que se nace. @garcia_moritz. Share on X

Utilizando las herramientas de la ficción, Paco Bescós da voz a Paulina, que cinco años después sigue sin hablar, y  nos encontramos con un enternecedor y divertido diálogo entre el autor y su hija como medio para revelarnos esa vivencia tan propia, que difícilmente podemos imaginar de otra manera. Porque la mayoría de nosotros nos pasamos la vida fantaseando con un futuro que todavía no está escrito, y aunque en muchos casos nuestras ilusiones se cumplirán —ver los primeros pasos de tu hija, su primera palabra pronunciada— para otras muchas familias (maldita estadística) como la de Paulina, ese futuro es impredecible y sus vidas se encuentran atrapadas en lo que el autor llama el «modo condicional», una condena a vivir únicamente el presente, enfrentándose al día a día, renegando de las predicciones que la maldita estadística reserva para el resto de los afortunados.

Para familias como la de @PacoBescos, el futuro es impredecible y sus vidas se encuentran atrapadas en el «modo condicional», una condena a vivir únicamente el presente. #LasManosCerradas @silexediciones. @garcia_moritz. Share on X

Las manos cerradas nos demuestra que incluso las mejores intenciones, inspiradas en valores morales incuestionables, la integración de todas las personas, se puede transformar en un absurdo teórico y filosófico, en el que lo que menos importa son las necesidades reales de los propios discapacitados a integrar. El principio y fin fundamentalista de la integración pasa por encima de la realidad de la educación especial en España, en la que solo se encuentran el 17% de los alumnos con necesidades especiales, para obligar a ese 17% de alumnos y familias a renunciar a todo lo que reciben en esos centros, prestaciones, terapias, acogimiento emocional, consejos y compañía, que en la educación ordinaria no podrán recibir, por mucho que cohabiten con alumnos que no tengan necesidades especiales. Una sinrazón que menosprecia los derechos de ese 17% de seres humanos de recibir una educación que les permita alcanzar su máximo desarrollo personal, intelectual, social y emocional. Imaginemos que al próximo Rafa Nadal le prohibiéramos entrenar en un CAR (Centro Deportivo de Alto Rendimiento), en aras de esa innegociable integración.

Pero ante todo, Las manos cerradas es un relato humano, que nos permite ponernos en la piel de una familia como la de Paulina y Paco. Un conmovedor ensayo cargado de amor, ironía, humor, ternura, indignación, llanto y dolor, aunque ese falso «mito de la superación» intente robarles algo tan natural y necesario como el derecho al lamento. Una obra que devuelve el protagonismo a quien corresponde en realidad, aunque no pueda hablar para pedirlo, una narración que huye del heroísmo y la lástima, una tesis que ilumina desde la humanidad, con una belleza que solo puede superar una niña como Paulina.

 

Conmovedor ensayo cargado de amor, ironía, ternura, indignación y dolor, aunque ese falso mito de la superación intente robarles algo tan natural y necesario como el derecho al lamento. #LasManosCerradas @PacoBescos @moritz_garcia. Share on X

 

Las manos cerradas, de Francisco Bescós, un viaje sincero a la paternidad y la discapacidad

 

Las manos cerradas

Ser padre de una niña con parálisis cerebral en su primera infancia

Francisco Bescós

Sílex Ediciones

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Reseña de Moritz García

(La biblioteca también es de Moritz)

Del Este al Infierno
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