Reír es la forma más humana de tolerar la vida; la comedia, la más profunda de entenderla. En su aparente ligereza, el humor encierra uno de los pretiles más sofisticados para capear la existencia, y el teatro, un subterfugio para soportarla. En 1958, en un país desprovisto de libertades, Mihura erigía un asilo frente a la tiranía de la tristeza. Melocotón en almíbar, emblema del teatro español, exhibe, en un alarde de ingenio, las paradojas de un mundo regido por el absurdo. Un mundo al que, sin embargo, hay que enfrentarse cada día con causticidad. Decía Victor Hugo que la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano. El Teatro Karpas vuelve, por ello, a este clásico con la misma convicción que entonces, ratificando el vigor de su espíritu en tiempos igualmente inciertos.
Mihura relata los azares de un grupo de atracadores que, tras saquear una joyería burgalesa, se oculta en un piso alquilado de Madrid. En la víspera de su último asalto, sin embargo, se descubren las ineptitudes de un grupo de neófitos que basan sus golpes en guiones de Hollywood. Las torpezas y los desatinos que articulan sus planes encarnan los enredos más elocuentes de este musical. La función, una plácida comedia de suspense, cuenta con la clarividencia de la actriz Ana Vélez, quien, con tacto y lucidez, asume la dirección de escena. La sensibilidad de su mirada y el talento de Miguel Mihura nos recuerdan que el teatro es el espejo en el que se distorsiona la realidad para ser comprendida con mayor claridad. Y que, a fin de cuentas, en una España trémula y marchita, reír es siempre un acto de resistencia.
Tras romper el canon con Tres sombreros de copa, el 20 de noviembre de 1958 vio la luz Melocotón en almíbar en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Esta parodia de las novelas policíacas, sirvió a Mihura para caricaturizar a toda una sociedad. Haciendo recaer en los personajes femeninos el grueso de la trama, el dramaturgo madrileño remedaba los clichés de una época: la España de mediados del siglo XX. Una monja metomentodo con complejo de detective, un ama de casa con una verborrea feroz, una malhechora tan empoderada como inestable y tres ladrones de poca monta constituyen un elenco de lo más ocurrente. Con Manuel Carcedo Sama a la cabeza, la compañía Titular Karpas nos regala una función donde la hilaridad y la perspicacia se dan cita, hasta el 29 de marzo, con una pulmonía severa y una maceta ambulante llena de joyas. Si la risa es la ménsula que sostiene la vida, la comedia es el gabán que la viste. Y en el teatro de la calle de Santa Isabel de Madrid, ¡vaya si se viste!
Melocotón en almíbar, de Miguel Mihura. Teatro Karpas nos regala una función donde la hilaridad y la perspicacia se dan cita. ¡Hasta el 29 de marzo! Y el 27 es el #DíaMundialDelTeatro. No te lo pierdas. @IvanBaena10. Compartir en X
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