La revolución de las mujeres fuertes está en todas partes y ningún lugar, nadie parece encontrarse ajeno a esta nueva mirada sobre la mujer y el poder de las grandes heroínas. Se trata de una reinterpretación de lo femenino que tiene como objetivo analizar el símbolo antes que la alegoría. Pero además, se trata de una estructura novedosa que abarca la concepción del héroe tradicional, encarnada por una mujer.
El personaje de Jyn Erso en Rogue One y la Diana Prince de Gal Gadot crean una nueva visión sobre las mujeres fuertes, que además emerge como una metáfora de poder, liderazgo, fuerza de voluntad y poder espiritual, territorio que hasta entonces había sido vedado a los personajes femeninos.
La Hermione Granger de la actriz Emma Watson pasó de ser un personaje secundario a uno de los pilares del Universo ideado por la escritora JK Rowling y que se trasladó a la pantalla grande con la misma notoria influencia del camino del héroe reinventado para una nueva generación de personajes y, sin duda, actrices. Unos años antes Arwen (Liv Tyler), Éowyn (Miranda Otto) y Galadriel (Cate Blanchett) se convirtieron en personajes preponderantes de la saga El Señor de los Anillos de Peter Jackson. La viuda Negra de Marvel, encarnada por la actriz Scarlett Johansson, tenía la misma frialdad, inteligencia, audacia y fuerza física de su homónima en papel. Y es que Natasha, como personaje y también como miembro del equipo de Los Vengadores, no sólo es un personaje entrenado para matar, sino que además lo hace con singular eficiencia. A través de unos cuantos flashback, se nos cuenta a grandes rasgos que Natasha fue no sólo educada como un arma letal sino también, para ejercer su habilidad como asesina de manera despiadada y dura. Un nuevo tipo de héroe ambiguo que, hasta ahora, había sido potestad exclusiva del sexo masculino.
La revolución de las #mujeresfuertes en la #culturapop: @Aglaia_Berlutti estudia y analiza la cultura pop a través del nuevo papel de la mujer como heroína en el cómic, el cine y las producciones televisivas. Share on XTodas las anteriores forman un Universo espléndido de nuevos rostros de mujeres fuertes y poderosas que celebran un tipo de feminidad desconocida y de enorme significado en la cultura pop. Y para celebrarlo, rendimos homenaje a todas las que, de una u otra manera, sostienen el poder de la mujer para una nueva generación que a través de ella, conocerá un sentido novedoso del poder espiritual, moral y simbólico.
Los primeros indicios de #revoluciónfeminista en el cine comienzan con la clásica #spaceopera, la saga #StarWars #GeorgeLucas: #LeiaOrgana destruye con su mera presencia cualquier estereotipo sobre la figura femenina. @Aglaia_Berlutti. Share on XLa revolución de las mujeres fuertes: las heroínas
Leia Organa
Los primeros indicios de la revolución feminista en el cine comenzaron quizás desde la óptica menos esperada: La Saga Star Wars, una clásica space opera que George Lucas imaginó al estilo de las grandes y extraordinarias búsquedas de significado en medio de escenarios complicados, permitió la existencia de uno de los personajes más representativos de la historia de las mujeres en el cine y sobre todo, su peso como figura y símbolo. Desde una galaxia muy, muy lejana, una mujer que llevaba un vestido blanco, el cabello recogido en el peinado más extraño imaginable y un arma en la mano, destruyó con su mera presencia cualquier estereotipo sobre la figura femenina que hasta entonces, se había manejado en el séptimo arte y sobre todo en el cine de género.
Leia Organa, Princesa de Alderaan, corrió por el puente de una nave espacial extraordinaria y les recordó a todas las niñas del mundo que había algo más que las chicas frágiles y pudorosas. Las jovencitas en desgracia y las princesas tristes en su castillo habían dado paso a personajes extraordinarios capaces de enfrentarse cara a cara con villanos enmascarados con cascos y que sostenían sables de luz. Que había una historia que contar para esa raza misteriosa y en ocasiones estrafalarias de niñas que se hacían preguntas sin respuestas y que la década de los sesenta y setenta, hizo más visibles que nunca. Leia, de una forma u otra, las encarnaba todas.
Leia Organa, Princesa de Alderaan, corrió por el puente de una nave espacial y les recordó a todas las niñas del mundo que había algo más que las chicas frágiles y pudorosas. #Mujeres y #culturapop en el #8M. @Aglaia_Berlutti. Share on XRey, Star Wars: El despertar de la fuerza
Rey encarna las aspiraciones de toda una generación de mujeres que creció admirando a Luke Skywalker y sus misteriosos poderes. Y aunque Leia Organa era lo suficientemente poderosa y emblemática como para representar el poder femenino en una Galaxia muy, muy lejana, Rey llegó para brindar un nuevo rostro a un tipo de héroe que se hizo clásico en el cine. El mítico Jedi, que recorre el camino del héroe, sable de luz en mano, regresó para el nuevo milenio con el rostro de una mujer joven y firme, que no sólo tuvo que lidiar con los dolores y preguntas existenciales que aquejaron a todos los Skywalker que la precedieron, sino además, con el hecho de enfrentar el enigma de su infancia. Rompió límites y también expectativas: de lo que parecía una mera concesión a la corrección política, Rey se convirtió en un símbolo del poder de la voluntad, el bien y sobre todo, la capacidad y el impulso para continuar incluso en las peores circunstancias. Y tanto mejor si puede hacerlo a bordo del Halcón Milenario.
Rey, independiente, fuerte y moderna, dejó a un lado la aparente fragilidad de Amidala y la virtual desaparición de la trama central de Leia, para convertirse en el secreto mejor guardado de la saga. No se puede ver de otra manera: Rey, con pulso firme y experto, toma el liderazgo casi con naturalidad. Lo hace sin que los guionistas añadieran alguna ayuda extra. «La princesa Leia fue un gran ejemplo para muchas generaciones de mujeres —ponderó la actriz Daisy Ridley, que encarna la nueva heroína, al momento del estreno de la película El Despertar de la Fuerza—. Pero El despertar de la Fuerza presenta una nueva ola de papeles femeninos increíbles y con verdadero peso en la historia de la que formo parte».
Rey, independiente, fuerte y moderna: es el mítico Jedi, que recorre el camino del héroe con el rostro de una mujer joven. #StarWars Mujeres y #culturapop en el #8M. @Aglaia_Berlutti. Share on XKate Macer, Sicario
Interpretada por Emily Blunt, Macer tiene la fuerza discreta de un tipo de poder que permanece al margen de una interpretación sencilla. El personaje, escrito por Taylor Sheridan, destruye los arquetipos de lo que se supone podría ser una mujer fuerte y a pesar que lo es en el sentido tradicional que suele atribuirse a personajes de acción, también lo es por su capacidad intelectual, fortaleza emocional y un tipo de tranquila seguridad que la hace destacar en un trama repleto de testosterona y violencia. Macer, que resulta herida en más de una oportunidad, golpeada, humillada y debe lidiar con una circunstancia potencialmente letal, no solo logra superar los obstáculos con enorme habilidad, sino construir una versión sobre el poder femenino tridimensional y de enorme profundidad intelectual.
Mujeres fuertes del #cine de acción que también lo son por su capacidad intelectual: Kate Macer, de Sicario. Hoy #8deMarzo, La #revolución de las #mujeres en la #culturapop. @Aglaia_Berlutti. Share on XKatniss Everdeen, Los juegos del hambre
El personaje de Katniss de la saga Los juegos del hambre es una poderosa y renovada versión de la heroína que no necesita otras cosa que los pocos medios a su alcance para sobrevivir. Sin caer en los extremos habituales sobre las mujeres en libros de acción, el personaje además escapa a los límites y restricciones tradicionales que intentan dividir lo masculino y lo femenino. Katniss, de hecho, se convierte en un símbolo justo por su capacidad mutable: es cazadora y protectora de su familia, pero a la vez, también llora y se preocupa por ellos con una conmovedora angustia contenida que la hace falible y humana. La escritora Suzanne Collins creó un personaje que combinó todas las identidades de la mujer y además, la dotó con una inteligencia estratégica que casi siempre suele atribuirse al hombre. En suma, construyó un nuevo tipo de mujer y le brindó los matices necesarios para ser creíble. De hecho, Collins parece regodearse en esa ambigüedad: Katniss parece incómoda — se ridiculiza así misma — cuando el Gobierno totalitario que rige Panem la obliga a parecer femenina y frágil. Y no obstante, en sus mejores momentos, Katniss parece evitar esa visión de la mujer tradicional. Llevando atuendos de batalla y armas que maneja con habilidad, Katniss corre con paso ligero hacia un tipo de percepción de lo femenino poderoso y contundente.
#LosJuegosDelHambre: @SuzanneCollins1 creó un personaje que combinó todas las identidades de la mujer y la dotó con una inteligencia estratégica que casi siempre suele atribuirse al hombre. #GrandesMujeres #CulturaPop @Aglaia_Berlutti. Share on XImperator Furiosa, Mad Max: Fury Road
El personaje interpretado por Charlize Theron no es solo una sobreviviente, también es una líder natural que toma decisiones y además, batalla de manera frontal contra el poder a través de su convicción sobre lo moralmente aceptable. No se trata de un personaje sencillo: aunque el director George Miller ofrece pocos detalles de contexto sobre su pasado, es notorio que Imperator Furiosa pasó una larga transición hasta convertirse en la mujer cristalizada por el sufrimiento que conocemos durante la apocaliptica Mad Max: Fury Road. Con la cabeza afeitada, andrógina y un único brazo — una especie de desacralización de la versión tradicional de la fortaleza femenina — el personaje atraviesa todo tipo de dificultades y situaciones límites para encontrar por fin, un triunfo amargo que le convierte en una líder entre los suyos pero también, en una cansada guerrera en busca de paz. La combinación de fragilidad, entereza y fortaleza hacen del personaje de Theron uno de los más icónicos de los últimos años.
Imperator Furiosa, Mad Max: Fury Road: La combinación de fragilidad, entereza y fortaleza hacen del personaje de Theron uno de los más icónicos de los últimos años. #GrandesMujeres #CulturaPop @Aglaia_Berlutti. Share on XEllen Ripley, Alien
La Teniente Ripley no es sólo una heroína, también es una víctima. La combinación entre ambas cosas, termina por convertir al personaje que la actriz Sigourney Weaver ha interpretado en cuatro ocasiones no sólo en un emblema de fortaleza, sino también de profunda humanidad. Desde su introducción en la historia cinematográfica en la ya clásica Alien (1979) del director Ridley Scott, Ripley es el primer personaje del género que se sostiene sobre su identidad y conocimiento entre una tripulación mayoritariamente masculina. Como única sobreviviente al ataque de una criatura desconocida y letal, Ellen Ripley podría ser confundida con la habitual figura de una final girl al uso, pero en realidad es mucho más que eso: en la secuela directa de la película, dirigida por James Cameron y estrenada en 1986, Ripley demostró que no sólo era capaz de sostener el argumento de la película con soltura y sobre todo firmeza, sino erigirse como un personaje seminal de la evolución en la forma en que se comprende a las mujeres en el cine.
#Alien #EllenRipley se erige como un personaje seminal de la evolución en la forma en que se comprende a las #mujeresenelcine. @Aglaia_Berlutti mujeres fuertes de la #CulturaPop. Share on XSarah Connor, saga Terminator
La saga que comenzó como una película serie b experimental de mano de James Cameron, trajo a la pantalla grande una de las grandes heroínas no solo del género de ciencia ficción, sino de la historia de las grandes mujeres cinematográficas. Encarnada en su primera versión por la actriz Linda Hamilton (y posteriormente por Lena Headey y Emilia Clarke, el personaje no sólo es un ensayo cuidadoso sobre el camino del héroe poco usual, sino además, la encarnación de la fortaleza, construida a través de la experiencia y la capacidad de Sara Connor para ganar en poder a medida que sufre todo tipo de transformaciones, dolores y heridas. Como concepto, la fuerza de Connor reside además en su capacidad de asimilar el hecho de la existencia de un destino que podría someterla pero al que no se rinde, no mucho menos acepta por las buenas. Desde la frágil mujer que corría junto al hombre enviado desde el futuro para defenderla, hasta la espléndida heroína de cabello cano y rostro cruzado de arrugas de su más reciente encarnación cinematográfica, el personaje continúa siendo el epítome de un tipo de impulso vital que difícilmente puede encontrarse en otro personaje.
La fuerza de Connor reside además en su capacidad de asimilar el hecho de la existencia de un destino que podría someterla pero al que no se rinde. Mujeres fuertes, las #heroínas de la #culturapop. #8M @Aglaia_Berlutti. Share on XClarice Starling, El silencio de los corderos
Clarice Starling (interpretada por Jodie Foster y también por Julianne Moore) no solo es una de las mujeres más fuertes de la pantalla grande, sino también una de las más complejas. Intelectualmente brillante, capacitada para el trabajo de campo, imperturbable hacia el peligro, intrépida pero sobre todo, con una profunda conciencia de su responsabilidad como servidor público, encarna un tipo de poder relacionado de forma directa con su interpretación de su responsabilidad hacia el bien común, lo cual la convierte en una estricta figura de autoridad a pesar de su juventud y aparente vulnerabilidad. Pero Clarice Starling (que atravesó un caso que la encumbró y por último, la alienación del machismo de un mundo misógino) se sostiene sobre su característica cualidad de heroína impoluta, determinada a crear la bondad desde sus posibilidades y hacer el bien, desde su deber. Toda una versión extraordinaria sobre la noción de lo poderoso que convierte al personaje creado por Thomas Harris es un icono de la mujer moderna.
Clarice Starling, una de las mujeres más fuertes de la pantalla y de las más complejas. Superviviente en un mundo misógino, cree en hacer el bien desde su deber. Mujeres fuertes, las #heroínas de la #culturapop. #8M @Aglaia_Berlutti. Share on XOkoye de la película/cómic Black Panther
El personaje de Okoye apareció por primera vez en el cómic Black Panther en noviembre de 1998. El ilustrador Christopher Priest y el guionista Mark Texeira crearon no sólo a un poderoso personaje femenino sino a todo un símbolo de la mujer en la ficticia Wakanda. General de la guardia personal del trono, la selecta Dora Milaje (que en su versión cómic, incluye también a las esposas simbólicas consagradas al Rey), Okoye se distingue por su fuerza pero además, por su particular personalidad. En su transición a la pantalla grande, Okoye conserva toda la voluntad, firmeza e inteligencia de su par en papel, además de disfrutar de un rango igualitario dentro de la estructura de protección y resguardo del pequeño país de Wakanda. La actriz Danai Gurira encarna a Okoye desde la fortaleza imperturbable: un rasgo que se extiende al grupo de selectas guerreras que comanda. El director Ryan Coogler crea para Wakanda un ejército de mujeres fuertes que incluso resultan más intrigantes y poderosas que el pueblo de Amazonas imaginado recientemente por Patty Jenkins para Wonder Woman. De hecho, las mujeres en Wakanda tienen un papel particularmente importante y ofrecen al Rey T’Challa (Chadwick Boseman) todo tipo de conocimientos, apoyo y fuerza. Desde Shuri, la hermana del Rey T’Challa (la vivaz Letitia Wright), científica y personaje de enorme importancia por derecho propio, T’Challa se encuentra rodeado de poderosas mujeres. La actriz Angela Bassett encarna a su madre, en un papel que parece creado para demostrar su capacidad para interpretar mujeres de enorme presencia física y espiritual, mientras que Lupita Nyong’o, crea una contraparte fresca, madura y firme que asombra por su buen hacer y capacidad para sostener un hilo argumental particularmente fuerte. De modo que Okoye, estatuaria y poderosa es el epítome de la mujer que lucha y combate dentro de una mirada ideal de la batalla, pero además está rodeada de un grupo de mujeres que rompen los esquemas sobre personajes femeninos en el cine de acción. Todo un triunfo conceptual de enorme contundencia.
¿Qué sería de Wakanda sin Okoye y el grupo de mujeres fuertes que la rodea? Son #mujeres que rompen los esquemas sobre personajes femeninos en el cine de acción, las #heroínas de la #culturapop. #8M @Aglaia_Berlutti. Share on XMujeres fuertes enfrentándose a sus debilidades y poderes
Sabrina Spellman de la serie The Chilling Adventures of Sabrina de Netflix
La nueva encarnación de la bruja adolescente, poco o nada tiene que ver con el sonriente personaje de los cómics de la década de 1960 y mucho menos, con la simpática serie de mediados de los años noventa. Transformada en un reflejo de la juventud nihilista de nuestra época, Sabrina no tiene motivo para sonreír o bromear: de hecho lo hace muy poco y el productor Aguirre-Sacasa no parece muy interesado en que su personaje tenga momentos de alivio en medio de una historia tensa, por momentos angustiosa y casi siempre, muy tenebrosa. Pero se trata de una oscuridad poco creíble o al menos, no lo suficientemente poderosa como para asombrar o aterrorizar, sino que construye un tipo de parodia involuntaria sobre lo tenebroso que en algún punto, tiene algún encanto. La Sabrina de Kiernan Shipka tiene una sonrisa mordaz, un rostro inocente y un actitud un tanto distante, que la convierte en una especie de personaje escindido por una angustia existencial no resuelta. De hecho, es así: Sabrina no toma su naturaleza como bruja de la misma manera natural y encantadora de sus predecesoras, sino que se encuentra atada a su identidad enigmática desde una perspectiva casi dolorosa. Por un lado, Sabrina es una estudiante en apariencia normal de un escuela secundaria corriente, que debe lidiar y batallar con todas las pequeñas incomodidades y dolores de cualquier chica de su edad. Pero por el otro lado, Sabrina también debe complacer a su aquelarre, que venera al diablo — así, sin matices — y a diferencia de otras tantas brujas de la ficción reciente, se encuentra literalmente atada a un tipo de maldad subyacente. Como si de un melodrama medieval se tratara, todas las brujas jóvenes deben firmar con su nombre el libro del Señor Oscuro al cumplir los dulces dieciséis, en una extraña parodia a la costumbre americana sobre el rito de paso hacia la temprana adultez. Pero este pacto con tintes faustianos, tiene su doble truco: a cambio de una petición, la bruja debe entregar todo a su futuro amo. Pero para Sabrina las cosas no son tan sencillas y su lucha por la independencia — y también el poder — son uno de los puntos más fuertes de la serie.
La lucha por la independencia y el poder son los puntos fuertes de la #serie #Sabrina de #Netflix. La revolución de las mujeres fuertes en la #culturapop, hoy #DíaInternacionalDeLaMujer, por @Aglaia_Berlutti. Share on XEve de la serie Killing Eve de BBC
Con su asombroso, complejo y por momentos angustioso argumento, la serie Killing Eve fue uno de los grandes sucesos de crítica y público del año 2018. No obstante, es su personaje Eve (Sandra Oh), quizás lo más intrigante en una serie llena de elementos desconcertante y sobre todo, una visión e inspirada sobre el mundo del espionaje y el suspense basado en la batalla entre rivales de idéntica inteligencia y poder de voluntad. Con su poderosa personalidad y letal inteligencia, Eve es una mirada hacia el temor y el poder inquietante de un tipo de maquinación intelectual que rara vez se atribuye a personajes femeninos. Toda una percepción sorprendente sobre el temor y la violencia, con rostro de mujer.
Dolores Abernathy de la serie Westworld de HBO
«¿Quién soy?» fue una de las frases más frecuentes durante la primera temporada de la serie Westworld (Lisa Joy y Jonathan Nolan para HBO — 2016). Por entonces Dolores (interpretada con una sutileza espléndida por Evan Rachel Wood) era una versión evidente y casi patética, del peligroso concepto del parque temático en el que la inteligencia artificial se enfrenta a sus peores extremos. Agredida, abusada y vencida por la violencia una y otra vez, Dolores era el rostro visible de los secretos inconfesables de Westworld y sus implicaciones. Pero para la segunda temporada, Dolores se convirtió en la encarnación de la peligrosa e invisible dualidad de la paranoia sobre la inteligencia artificial y también, en el reflejo del todopoderoso Robert Ford (Anthony Hopkins en una faceta espectral, convertida en la conciencia reflexiva y siniestra del parque). Transformada en el vehículo de la venganza y la perpetuación de una distorsionada idea de la inmortalidad construída a la medida de las ambiciones de Ford, Dolores llevó su comprensión sobre el bien y el mal paradójico convertido en derecho de creación. Una idea mucho más profunda sobre el temor y lo aciago, lo terrible y la percepción de esa gran interrogante imposible de resolver ¿Quiénes somos? Vuelve a preguntarse Dolores, convertida en símbolo de la rebelión, escopeta cargada — con balas de verdad — al cinto y acariciando el rostro de Bernard, tímido y deconstruido por su propia mano. «Hay belleza en lo que somos» añade la anfitriona más antigua del parque, con una triste sonrisa casi cruel.
Plum Kettle de la serie Dietland de Amazon Prime
La serie Dietland no toca directamente el tema de los trastornos alimenticios pero la noción sobre su existencia y gravedad, gravitan sobre el argumento como una presencia invisible. Se trata de una visión cruda, violenta y retorcida sobre la noción de la belleza y la fealdad en nuestra época, pero también, sobre la percepción de lo ético y lo moral para una generación que sostiene estándares de belleza imposibles de complacer.
Los primeros capítulos son una mezcla cruel de la forma como nuestra sociedad analiza la apariencia — y la identidad — de quienes no calzan en el limitado canon estético y lo hace además, con una durísima crítica tácita que asombra por su cinismo.
El 90% de nuestros clientes dicen que el estrés los hace darse atracones. Y soledad. ¡Pero todos están solos, Dios mío! ¿Qué otra cosa pueden hacer?
¡Creo que lo vas a hacer genial y tendrás mucha piel suelta!
Con estas frases, novela y serie — que ambos casos se repite casi de manera literal — dejan muy claro que su análisis sobre la presión estética moderna no será amable ni mucho menos simple. En ese tono implacable y aparentemente optimista, la instructora de adelgazamiento Plum Kettle (Joy Nash) se enfrenta a sus clientes y además, a sí misma — Kettle también es una mujer obesa — en una especie de círculo vicioso que convierte a cada escena de la serie en una percepción inquietante sobre el hecho de la delgadez como símbolo del éxito y estatus, pero sobre todo,en una versión de la la batalla diaria que enfrenta cualquiera que no pueda satisfacer el estereotipo idealizado sobre la apariencia personal. Plum Kettle es un personaje lleno de inseguridades y dolores, pero también es una mujer profundamente consciente de la necesidad de comprender su cuerpo y su identidad como una forma de poder. La serie, con su extrañísimo punto de vista medita acerca de la sociedad de consumo, las expectativas irrealizables pero sobre todo el contexto de lo estético como expresión del yo elaborado como un reflejo distorsionado de la realidad.
Blanca Rodríguez en la serie Pose de FX
La serie Pose no es sencilla de describir: con su combinación de referencias anecdóticas de la década de los ochenta, crítica racial solapada y mirada analítica sobre la recién nacida comunidad Queer, el argumento profundiza en temas incómodos de manera inteligente pero en ocasiones desconcertantes. Como todas las obras de Ryan Murphy — que tocan con excesiva frecuencia los excesos y la parafernalia visual — Pose es una combinación de un recorrido por una Nueva York convertida en crisol de tendencias, durante una década en que la ciudad parecía lidiar además por encontrar su identidad. En medio de la música estridente, las risas, los dramas pasionales y la efervescencia del guión, el personaje de Blanca Rodríguez (MJ Rodríguez) es una especie de figura materna, a mitad de camino entre el dolor de la pérdida y el símbolo del desarraigo. Pero Blanca pero no se desanima y toma la soledad — con todo el dolor invisible que lleva aparejado — con buen humor. Compleja, multidimensional y sobre todo, profundamente humana, el personaje de Blanca es quizás uno de los más de la televisión actual, al subvertir por completo la noción sobre el bien y el mal moral transformado en algo más poderoso y lúcido de lo que parece a primera vista. Con toda su portentosa capacidad para conmover, la Blanca de MJ Rodríguez reconstruye la visión de la figura maternal y lo lleva a una nueva — y desconocida — dimensión.
4 series con mujeres conscientes de sus temores, sus flaquezas, su dolor y su gran #poder: #KillingEve #Westworld #Dietland y #Pose. La revolución de las mujeres fuertes en la #culturapop #8M por @Aglaia_Berlutti. Share on X
Chacho que respuesta oyes…,
Estarás conmigo en que todo lo que acabas de escribir excede en muchíííísimo el mensaje que se da en la película de Patty Jenkins que es de lo que yo hablo.
En cualquier caso, si a tí no te interesa mi opinión sobre la película (efectivamente mi artículo es un artículo de opinión) a mi tampoco me interesa lo más mínimo tu máster class sobre este personaje.
Saludos para ti también. ¡Ah! y yo tampoco responderé a otra cosa.
Hola Aglaia Berlutti:
Siento disentir sobre Wonder Woman:
https://www.dclm.es/noticias/59984/desmontado-a-wonder-woman-/-teresa-suarez
Hola Teresa, pues lamento disentir de un artículo que para comenzar, analiza a Wonder Woman desde la opinión y comienza las primeras líneas con su gran molestia personal y otras cosas, que me interesan en lo más mínimo.
Te explico Y PUNTO A PUNTO, para dejarlo claro: En una de las primeras secuencias de la película basada en el personaje de “Wonder Woman” la mítica isla de Themyscira se muestra en todo su esplendor: Entre la realidad y un mundo alternativo, el hogar de las Amazonas tiene una apariencia onírica, flotando en mitad de un mar sin nombre. No obstante, de inmediato la directora nos recuerda que no se trata de un lugar paradisiaco sino el origen de un raza de extraordinarias guerreras. La cámara observa los entrenamientos de las amazonas, los detalla y los muestra como un paisaje poderoso y temible. Cada una de ellas, encarna un tipo de fortaleza que va más allá de lo físico y que tiene una enorme relación con un tipo de valor mítico que domina la escena entera. Quizás se trate de la escena clave del film entero: Una visión sobre el poder desconocido, radiante y pleno que sin duda será el elemento más reconocible de la historia que conoceremos a continuación.
Por supuesto que el argumento de “Wonder Woman” no es otra cosa que un resumen pormenorizado sobre la historia de uno de los personajes más icónicos de la cultura popular. Princesa, Guerrera, alegoría de la paz y la justicia, hay mucho que decir sobre Diana de Themyscira, pero sobre todo, hay mucho que analizar sobre su figura en medio del mundo del cómic — acusado con tanta frecuencia como esencialmente masculino y machista — sino además, como parte de la noción sobre la mujer heroína de nuestra época.Wonder Woman, con toda su carga metafórica pero sobre todo, su específica cualidad como parte de una visión renovada del superhéroe tradicional, representa toda una nueva comprensión sobre un tipo de valor moral casi inocente. Como personaje, Diana Prince sintetiza todo tipo de concepciones sobre el bien y el mal. Como símbolo, la Amazona más poderosa trasciende las limitaciones de su origen anecdótico para alcanzar algo más valioso y estructural: la categoría de icono.
Y la directora Patty Jenkins lo sabe: de la misma manera que la Diana del cómic, el personaje cinematográfico atraviesa un camino del héroe dotado de profundo significado moral y una contundente comprensión sobre la identidad y el propósito. El personaje no sólo avanza a través de su propio trayecto íntimo — desde la niña que quiere ser guerrera hasta la joven mujer que lo logra — sino que además, asume un nítido y sentido deber con su sistema de creencias. El guión capta a la perfección la capacidad de Diana de construir una visión sobre sus principios tan sólida que puede enfrentarse al cinismo malogrado de un mundo golpeado por una guerra sangrienta. Una y otra vez, Diana representa el bien en estado puro y a la vez, un tipo de convicción sobre los ideales y la forma de comprender su fortaleza que sorprende por su sinceridad. De la misma manera que Superman — pero sin su callada resignación a responsabilidad análoga al poder — Diana supera los dolores y temores de la primera batalla y resurge con el espíritu intacto, llena de un optimismo conmovedor que supera con creces los torpes intentos de cualquier otra saga de explicar — y profundizar — en la heroicidad. Wonder Woman brilla por su mirada firme sobre lo que parece obvio pero sobre todo, en su análisis sobre la complejidad del espíritu humano y sus implicaciones más duras.
Pero ¿Es ese elemento de puro valor moral lo que hace a Wonder Woman tan importante dentro de la imaginería popular? ¿O se trata de algo más, lo que celebra y ensalza su importancia y poder para cautivar? Con toda seguridad, se trata de una mezcla de elementos que crean una mezcla singular y novedosa sobre la manera en que comprendemos al héroe y su importancia en nuestra época. Y Wonder Woman, tanto en el cómic, la mítica serie televisiva y su reciente encarnación cinematográfica, lo encarna mejor que cualquier otro personaje al uso.
El largo y complicado trayecto hacia el símbolo.
Durante 76 años, Wonder Woman ha sido parte esencial de la cultura popular de buena parte del planeta: no sólo por formar parte de la llamada “trinidad” de los héroes más importantes de DC Comics, sino por ser una de las pocas superhéroes más famosas por derecho propio. Más allá de su interpretación como objeto de consumo y pieza del mainstream, Wonder Woman posee un sustrato de esencial importancia que reflexiona sobre el poder interior desde una perspectiva siempre novedosa y que asombra por su frescura, a pesar del más de medio siglo que ha transcurrido desde su primera publicación. El personaje Wonder Woman, reconstruye la percepción sobre lo heroico y lo acerca mucho más a un motivo de enorme capacidad intelectual y espiritual, que a la mera fuerza física. Porque, aunque Wonder Woman tiene capacidades extraordinarias y sobrehumanas, lo que realmente sostiene su emblemático poder es su asombrosa noción de la justicia y lo virtuoso. Y no desde una perspectiva edulcorada, sermoneadora o mucho menos, culpabilizante. Wonder Woman es una personaje concebido desde la fortaleza y no el juicio moral que analiza el bien y el moral desde una concepción casi arcaica sobre el concepto. Una rara complejidad que convierte los conflictos morales y personales del personaje en un compleja alegoría sobre el tránsito del concepto de la bondad hacia algo más duro de analizar.
Claro está, no se trata de un hecho casual: Diana de Themyscira fue creada por el Dr. William Moulton Marston en 1941, un hombre con una singular historia personal que sin duda, fue la influencia directa de la intrigante complejidad de su personaje. Además de inventar la prueba del detector de mentiras — y ser reconocido como toda una autoridad en las investigaciones sobre las reacciones corporales al mentir — Marston tenía una atípica visión sobre el hombre y sus relaciones emocionales. Consideraba que el bien y el mal eran formas de temor y además, que el cinismo moderno había tergiversado la idea sobre la capacidad del hombre para la bondad hasta convertirla en un “mero servilismo moral”. Marston estaba obsesionado con el concepto de la justicia “no convencional” — el honor y los principios como una forma de fe — y llevó el extraño concepto a cada ámbito de su vida: vivía en una relación poliamorosa con dos mujeres (su esposa Elizabeth Holloway Marston y su amante Olive Byrne) y además, insistía en la comprensión de la verdad como la máxima forma de honor y homenaje al heroísmo.
En 1941, Marston fue invitado por National Periodicals y All-American Publications (la futura DC comics) para crear un personaje. El ofrecimiento incluía además, una enorme libertad creativa. Para Marston fue la oportunidad de oro para construir una alegoría sobre los particulares principios que profesaba. Por meses, trabajó acerca del concepto, apariencia física pero sobre todo, el sentido espiritual del personaje: para Marston era enorme importancia que su creación resumiera la idea de nuevo superhéroe que no necesitara sólo de la fuerza física para triunfar. Por consejo de su esposa, Marston decidió que el futuro héroe fuera mujer y además Amazona, basándose íntegramente en la mitología para sostener su contexto y referencias inmediatas. Además, decidió subvertir la idea de la mujer frágil y necesitada de ayuda — hasta entonces el único estereotipo femenino incluido en el mundo del cómic — para crear un nuevo tipo de heroína a la que definió en un artículo de The American Scholar como “insólita”. Para el autor, la idea de una “supermujer” incluía una rebelión evidente contra la estructura de la mujer de su época. Fascinado por las implicaciones de los movimientos sufragistas y feministas, Marsten utilizó la estatura moral de su personaje para reflexionar sobre las nociones sobre género de su generación. El resultado es un concepto tan novedoso que incluso sorprendió al veterano editor Max Gaines, quien le había encargado el proyecto. Al final, Wonder Woman se convirtió en emblema de algo más poderoso que su mera percepción como personaje femenino “ Tiene toda la fuerza de Superman, además el atractivo de un valiente y hermosa mujer. Una Guerrera que está convencida que el poder real de un superhéroe no proviene de su capacidad para golpear” explicó Marsten para la publicación The American Scholar. Como personaje, Wonder Woman es el reflejo de gran parte de la percepción del autor de una estructura moral basada en una escrupulosa honestidad, una obsesión que le permitió no sólo definir el mundo de Diana desde una compresión de la profundidad espiritual casi mitológica.
Por si no lo sabías, Wonder Woman apareció por primera vez en All Star Comics #8 (de diciembre de 1941)1 y con su alter-ego Diana Prince en el Sensation Comics #1 (de enero de 1942), ilustrada por el artista Harry G. Peter. Desde entonces, la Guerrera amazona ha sufrido todo tipo de transformaciones y sobre todo, se ha hecho cada vez más importante y significativa como expresión del bien y del mal. No obstante, el trayecto de Diana hasta convertirse en el icono de la cultura popular actual ha sido tan complejo como la concepción sobre la mujer que simbolizó desde sus orígenes. Desde su aparición como un evidente apoyo a la causa feminista, luego de la muerte de su creador, el personaje tuvo que enfrentarse al marcado conservadurismo en la política Posguerra estadounidense y sus limitaciones. El resultado fue un ataque directo contra la mujer que Wonder Woman representaba y sobre todo, su simbología más profunda: el personaje perdió sus poderes y cambió incluso su objetivo más inmediato. De enfrentar a la guerra — la maldad esencial, según Marsten — Diana Prince pasó a convertirse en un personaje romántico cuyo principal interés parecía ser el conquistar el corazón de su interés amoroso, el Capitán Steve Trevor. Eso, a pesar que su primer número (dibujado por Harry George Peter) Wonder Woman arremete contra las tropas Nazis y hace honor a los tradicionales ideales norteamericanos.
Durante toda la década de 1950, “Wonder Woman” perderá su capacidad para encarnar cualquier idea más allá de la percepción tradicional sobre la mujer de su época. Para editor Robert Kanigher, la figura independiente y poderosa de Diana contradice la percepción de la mujer de la década, por lo cual transforma al personaje en un simplificación casi anodina de sí misma. Para la 1960, ( y esta vez bajo la pluma y guión de Mike Sekowsky) Wonder Woman parece alcanzar el momento más duro de su dilatado trayecto por el mundo del cómic: el equipo de creativos dotan a las historias de una vistosa estética psicodélica y crean un universo romántico que despoja a Diana de sus últimos atributos como Amazona y super heroína. De pronto, Wonder Woman parece contradecir su versión original y el resultado es una ostensible pérdida de popularidad: de ocupar los primeros lugares de venta, desciende al puesto 47 de los títulos de DC.
El renacimiento de Diana llega con la década de los setenta y sobre todo, con el regreso del personaje a sus orígenes: gracias la exitosa serie de televisión protagonizada por la actriz Lynda Carter pero sobre todo al esfuerzo del célebre ilustrador George Pérez, el mundo del personaje retoma su fuerza original y su trascendencia. Diana recupera su identidad como Princesa de las Amazonas, su apariencia como guerrera y sobre todo, sus motivaciones feministas. El personaje se convierte de inmediato no sólo en ícono sino también, en un reflejo de su época y la complicada travesía de una comprensión más profunda sobre la identidad femenina. Diana recupera el sitial como alegoría sobre la honestidad y la justicia pero sobre todo, su enorme valor como metáfora sobre un tipo de inocente bondad que conserva hasta hoy.
En la última escena de la película “Wonder Woman”, Diana de Themyscira mira por la ventana hacia una París radiante y melancólica. Han transcurrido casi cien años desde su llegada al mundo del hombre, pero la heroína mantiene intacta su fortaleza, inocencia e inquebrantable confianza en el poder de la justicia. Renacida para una nueva era, la heroína de casi seis generaciones de amantes del Cómic se eleva en un grácil salto hacia no sólo hacia otro capítulo de su singular historia, sino a un replanteamiento cada vez más profundo sobre lo esencial de su travesía hacia el mito cultural. Un nuevo paso hacia el futuro que le espera.
De resto, no tengo absolutamente nada que decir o que me interese leer sobre gente que «le chirria» que un personaje que ha evolucionado como elemento simbólico, sea ahora considerado un buen ejemplo para mujeres en la actualidad.
Saludos y me bajo de la discusión. No responderé otra cosa.