Navalanegra o el espacio físico de la novela negra que une a los lectores

Como lo prometido es deuda, volvemos a Navalanegra y digo «volvemos» en sentido figurado, porque en Navalanegra ya estuvimos el 16 de noviembre, hablamos con su director José Manuel Ribeiro Feliú y asistimos a la mesa sobre el espacio físico de la novela negra.

Pensando en un titular que hiciera justicia a lo que allí vimos y escuchamos, me he permitido jugar con el sentido de las palabras. Porque Navalanegra une a los lectores: nos lo han dicho ellos, los 42.

El veredicto es suyo.

El artículo que van a leer es de Silvia Monterrubio. Ella estuvo allí.

Txaro Cárdenas

Editora de MoonMagazine

Navalanegra: de cómo el espacio físico de la novela negra se vuelve el de todos

Reunir a varios autores convencionales en una mesa y darles la palabra puede resultar interesante, o no. Conseguir juntar a seis de los más grandes escritores noir (qué más da en prosa que en verso) del panorama nacional es jugarse el tipo, aunque entre ellos se encuentre una máxima de la justicia. Debate, risas, opiniones, más risas, anécdotas diversas (¿he mencionado las risas?), todas ellas capaces de provocar que durante dos horas evitásemos pestañear e ir al baño por aquello de no perdernos nada. Se hizo corto, demasiado. Los autores que allí se reunieron para hablar del espacio físico en la novela negra consiguieron que público y lectores participasen de manera activa y eso es una muy buena señal de que las cosas se estaban haciendo bien. La novela negra, que en un principio siempre se ubicaba en torno a ambientes principalmente de barrios marginales, con un tipo determinado de personajes con similares características, va ganando terreno poco a poco y saliendo a otros escenarios  y en diferentes circunstancias. ¡Qué comience el espectáculo!

Da igual dónde se ambiente, depende de los sentimientos y las acciones de las personas, nada tiene que ver con el lugar donde se desarrolle, da lo mismo que sea la parte alta o baja de una ciudad, nada que ver con la marginalidad, historias negras las hay en todas partes y en cualquier clase social, aquí, en Boston o en Barcelona y por supuesto hay muchos asesinos que son gente con dinero y que pertenece a clases altas y por tanto se puede desarrollar en cualquier espacio físico. Escribimos de lo que conocemos. No siempre tienen que ser enfermos, locos o raros, en muchas ocasiones son personas normales que en un momento dado hacen el mal sin ser psicópatas.

Si hay una mujer con capacidad absoluta de emitir juicios de este tipo, ella es sin duda Graziella Moreno, autora de Invisibles, increíble novela capaz de desvelarnos toda la noche.

Pero no a todos les resulta favorable cualquier tipo de espacio físico a la hora de inspirarse y desarrollar su novela, por ello uno de estos escritores que participaron en Navalanegra quiso probar fortuna en un ambiente rural y las pasó literalmente putas para poder acabar su novela, hasta el punto de afirmar que «hay que ser muy buen escritor y tener mucha imaginación para hacerlo. ¡Nunca más! » fueron sus últimas palabras. «En el ambiente rural pasan menos cosas pero cuando pasan son tremendas». Damos gracias a que él pertenece a esa generación de buenos escritores y pudo acabar la novela y de qué manera. ¡Brillante, Jon Arretxe! Aunque nos visitó con La banda de Arruti; Mesfidatu hitzez es su última entrega de la saga de Touré.

Otro componente de la mesa coincide también con Jon Arretxe. En su opinión «cuando hablamos de la novela negra podemos valorar dos tipos de espacios, el físico o marco donde se desarrolla y el emocional. Es cierto que el ambiente lo podemos generar en cualquier ámbito, aunque coincide con Jon en que en el rural cuesta más que en el urbano, porque si hay algo de cierto que caracteriza a la novela negra es que se trata de una novela de conflicto, y es evidente que en la urbe se desarrollan más conflictos que en medios rurales, donde todos prácticamente se conocen de toda la vida y es más complicado que suceda, aunque puede surgir el conflicto en cualquier escenario siendo en el rural quizá más sorpresivo. El atractivo de una novela negra es precisamente la cara y cruz del carácter del personaje». Y con estas palabras nos dejamos convencer y seducir por el autor de Caricias de fogueo, Pedro de Paz.

Intervención de otro de los cinco escritores en Navalanegra, que nos dejó constancia de que hay autores, como bien apuntaba Jon Arretxe, que se nutren de la ciudad. Pero en su intervención este autor nos trae a la memoria también a otros como García Pavón que «conseguían convertir un pueblo pequeño como Tomelloso en un microcosmos donde se daban cita  todos los males del mundo». Refiere de manera acertada que «hay novelas de ciudad, novelas rurales y otras que nos son ninguna de las dos cosas, donde el lugar o espacio físico, en ocasiones, puede incluso no existir y por si quedaban dudas, nos refuerza su argumento citando al ya fallecido Juan Carlos Onetti, que pasó sus últimos años de exilio encerrado en su apartamento de Avenida de América, en Madrid y sin salir prácticamente de su cama, leyendo, fumando y bebiendo whisky y el cual situaba todas sus novelas en un mismo escenario, un lugar imaginado, creado por él y denominado Santa María, donde se daban cita todos los elementos de la novela negra».

Siempre grande, Juan Ramón Biedma, que estuvo allí con Autofobia y Londres 1891. Enhorabuena por su nueva novela que nos llega premiada.

Con dos tópicos como pistoletazo de salida comienza su intervención otro de los escritores que participaron en  Navalanegra. Para el primer tópico, hace referencia a una frase que pronunció Paco Taibo ll: «él dijo que la novela negra que parte de un hecho criminal es justo esa excusa que genera la investigación la que utiliza el autor para mostrar a la gente cómo es una sociedad y esto es muy importante porque es lo que nosotros hacemos. Por tanto el entorno donde se desarrolle da igual y este es el segundo tópico cierto. El entorno de una novela negra es un personaje más, la descripción de esa sociedad es lo que verdaderamente importa, da igual que esté ambientada en Argentina o en Torrelodones o puede ser imaginario, esto se aprecia claramente en la novela psicológica».

De esta manera nos deja su opinión este escritor dedicado a la docencia, a la biología, o a la inversa, quién sabe. Jerónimo Tristante. Aunque nos presentó Secretos, también nos contó algo sobre su siguiente entrega de nuestro querido y popular Víctor Ros (hay detalles que desvelaremos más adelante).

Fuera de la mesa, entre el público, se encontraba Paco Gómez Escribano, que nos presentó su nueva criatura: Versografía maldita, que saldrá al mercado literario a finales de mes de la mano de Tierra Trivium.

Me quito el mono escribiendo cosas cortas. Las iba publicando en Facebook y a la gente le gustaba, también mi editora hacía un guiño a mis publicaciones de cuando en cuando, hasta que se materializó la idea de verlo publicado en papel.

Es la primera vez que escribe un poemario. Se divide en dos partes, una primera con poemas de verso libre y otra parte a modo de relato corto donde se nos presenta la historia de un hombre que acude cada noche a un banco, siempre el mismo, a pensar y reflexionar (pueden ver y escuchar el relato en la voz de José Manuel Ribeiro Feliú aquí). Como nota anecdótica y divertida os dejamos el comentario en el que hizo referencia a su madre y nos despedimos, de momento…

Para mí es muy importante la opinión de mi madre, a la que cuesta acabar mis libros y cuando tuvo el poemario, me llamó en un par de días para decirme que se lo había leído entero y le había gustado.

 

De momento, porque todavía nos volveremos a leer una vez más en este espacio que hemos dedicado a Navalanegra.

Mientras, disfruten del vídeo:

 Silvia Monterrubio