Hay un momento en la desternillante película de Gene Sacks The Odd Couple (La extraña pareja, 1968) en el que Walter Matthau le dice a Jack Lemmon que ya no aguanta más, que cuando no está le molesta imaginar las cosas que sabe que va a hacer cuando esté. La escena resume la obsesión de su guionista, Neil Simon, por los problemas cotidianos de la convivencia.
La película, bien conocida y acreditada como una de las más divertidas de la historia del cine, tiene su origen en la obra de teatro homónima del propio Neil Simon, estrenada en Broadway en 1965. Veinte años después, Simon invertiría el género de todos los personajes (los hombres pasan a ser mujeres y las mujeres hombres) y estrenaría The Female Odd Couple (La extraña pareja femenina, 1985). La versión ochentera y feminista mantiene todas las bromas del original sin variación apreciable. Esta pacífica adaptación nos muestra una de las claves del humor de Simon: en el fondo, el objeto de su risa es él mismo (o bien el género humano en su conjunto).
Pues bien, el pasado veintiocho de agosto moría Neil Simon (1927-2018), el tipo que era feliz haciendo reír a la gente (pero volveremos más adelante sobre la prodigiosa creatividad de uno de los dramaturgos y guionistas estadounidenses más importantes de todos los tiempos).
Andrés Rus ambienta en el Madrid actual la versión femenina de La extraña pareja. Tampoco es necesario ningún forcejeo para que el cambio de tiempo y lugar discurra como la seda. El asunto es que la compañía goza de un texto extraordinario y, además, lo clava. Son ya muchas representaciones (antes de recalar en el Lara estuvieron en la Sala Nueve Norte). Con seguridad han ido ajustando los efectos cómicos de acuerdo con la respuesta del público. De ahí que pronto arranquen las primeras carcajadas del público y ya sea un no parar. Se trata, además, de un humor sanísimo, que no hiere a nadie (nos reiríamos mucho si alguien saliese ofendido de La extraña pareja). Uno sale del Lara con la sensación de haberse reído a pata suelta y sin ningún sentimiento de culpa.
Pero el humor —este humor— no funciona si la interpretación no es excelente. En el montaje de Andrés Rus y Calibán Teatro, lo es.
Susana Hernáiz encarna a Olga, una mujer independiente, de carácter fuerte, que se aviene a acoger en su apartamento a Flora (a quien da vida Elda García), una obsesa de la limpieza y del orden que acaba de romper con su marido. El progresivo agravamiento de la pugna entre estos dos caracteres da lugar a las situaciones cómicas que han encandilado a tres generaciones. La vis cómica de ambas actrices, que llevan el grueso de la función, es capaz de suscitar una sonrisa aún días después de haber asistido a la función (una de esas sonrisas difíciles de explicar; la que tengo ahora mientras escribo esto rodeado de tíos serios).
Completan la cuadrilla la recatada y simple Clara (interpretada por María Muñoz), la enérgica feminista Silvia (a quien da vida Teresa Soria Ruano) y la voluntariosa guardia civil Vicky (que encarna Patirke Mendiguren). Todas, junto a Olga y Flora, pasan las tardes de los viernes jugando al trivial en casa de Olga. Forman un grupo alegre y cohesionado de amigas a quienes apenas restan secretos por desvelarse. Pero las nuevas circunstancias, la ruptura de Flora y su intento (más bien ridículo intento) de suicidio, cambian las circunstancias… Cierran el elenco Chema Coloma y Diego Quirós, que interpretan a los dos hermanos vecinos que serán la válvula de escape que necesitan ambas cohabitantes. Este plantel de secundarios está a la misma altura que el dúo protagonista. Son capaces de provocar la sonrisa, la risa y la carcajada.
Neil Simon fue capaz de tocar el corazón a través del humor. Practicó un humor mucho menos negro que el de Billy Wilder, más tierno (a medio camino entre Jardiel y Azcona). Hizo de las relaciones de convivencia un subgénero de la comedia. La sitcom nace de las fricciones que se producen entre personas que no tendrían por qué estar conviviendo. Apartamentos compartidos, habitaciones alquiladas, comunidades de vecinos, crisis matrimoniales… Ese caldo estaba en el Nueva York que Simon conoció. Supo escuchar a la gente de clase media. El personaje de Oscar Madison (el dueño de la casa; Walter Matthau en la película de Gene Sacks) está inspirado en las anécdotas que le contaba Mel Brooks (con quien coincidió en el equipo de guionistas de The Show of Shows, NBC, 1950-1954) cuando tuvo que acoger en su casa a un amigo recién divorciado.
Conocemos a Neil Simon sobre todo por sus guiones cinematográficos (Descalzos por el parque, La chica del adiós, Perdidos en Yonkers…), pero casi todos ellos proceden de una obra de teatro anterior. Triunfó en Broadway antes que en Hollywood. Fue uno de los más grandes dramaturgos estadounidenses de todos los tiempos. El único que ha llegado a tener simultáneamente cuatro producciones en cartel en Broadway (Sweet Charity, The Star-Spangled Girl, The Odd Couple y Barefoot in the Park, en 1966).
El montaje de Andrés Rus y Calibán Teatro recoge el espíritu y el humor de Neil Simon y ofrece una función respetuosa con el texto y con la inteligencia del espectador. Por nada del mundo me perdería esta impagable oportunidad de ver sobre las tablas este clásico de las postrimerías de la edad de oro de la comedia estadounidense. De momento, estará hasta el 28 de octubre en el Teatro Lara, en Madrid, los domingos a las 20.15.
Ahora en el Teatro Infanta Isabel:
Pueden comprarse aquí las entradas.
DIVERTIDÍSIMA 'La extraña pareja', de Neil Simon, por Calibán Teatro. Dirige Andrés Rus. Con @susana_hernaiz, @EldaPosada. Desde el 8 de noviembre en @TeatroInfanta. #Reseña @avazqvaz Share on X
La extraña pareja (The Odd Couple)
Autor: Neil Simon
Director: Andrés Rus
Elenco: Susana Hernáiz, Elda García, Patirke Mendiguren, María Muñoz, Teresa Soria Ruano, Chema Coloma y Diego Quirós
Traducción y Adaptación: Andrés Rus y Elda García-Posada
Ayudante de Dirección: Diego Quirós
Diseño de Iluminación y Sonido: Javier Sanabria
Producción: Calibán Teatro
Reseña de Alfonso Vázquez
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