Suelo detestar las obras que adaptan la vida de los escritores que me fascinan, porque, salvando algún caso, a menudo tienden a ser tan políticamente correctas y, en el caso del cómic, a pisar el acelerador de una manera que se acerca más a la lectura de un resumen de la Wikipedia que a una obra auténtica, con valores propios. Esto duele todavía más cuando se hace con un autor tan interesante como George Orwell.
Hablar sobre Orwell no es sencillo. Hace unos años, edité la crítica de una amiga sobre Rebelión en la granja donde se comentaba cómo Orwell utilizó la fábula para satirizar sobre el comunismo y el régimen soviético. Pronto, uno de esos jóvenes revolucionarios con ADSL de papá y mamá dijo que habíamos tergiversado a Orwell. En otras redes sociales, se acusó al comentario de todo lo contrario, de edulcorar el comunismo. Dos cosas son claras: Orwell no deja indiferente a nadie y las redes sociales me dan dolor de cabeza.
Es una lástima. Orwell es uno de esos escritores que tuvo una vida fascinante y pudo trascender su tiempo, gracias a obras como Rebelión en la granja o 1984. Desde sus primeros años como periodista, malviviendo como un vagabundo, pasando por su estancia en España durante la Guerra Civil para después volver a su país y, viviendo en el campo, comprender cómo el comunismo soviético estaba desintegrando sus ideales o cómo el capitalismo imperaba malversando las raíces inglesas, a la par que el fascismo iba ganando terreno. Eric Blair (su auténtico nombre) fue para algunos contradictorio y para otros una imagen lo suficientemente atractiva como para atraparla con garfios y tirar de ella; sin embargo, en nuestro terrible panorama actual, muchos jalan la efigie de Orwell, amenazando con romperla, pero la inmortalidad de su obra siempre quedará intacta.
Eric Blair fue para algunos contradictorio y para otros una imagen lo suficientemente atractiva como para atraparla con garfios y tirar de ella. Crítica de #Orwell, de Christin y Verdier. @NormaEditorial. @Carlos_Eguren. Share on XLa idea de Pierre Christin y Sébastien Verdier de contar la vida del escritor a través del cómic es una de esas ideas que suena realmente bien. Cuando se ve plasmada en una novela gráfica con una hermosa sobrecubierta y unas ilustraciones interesantes, con autores invitado de la talla del gran Juanjo Guarnido (Blacksad), esperamos encontrarnos ante una obra maestra. ¿Por qué diantres tendremos que tener expectativas? Por desgracia, no deja de ser uno de esos cómics que solo recomendarías a los que quieran descubrir a la figura de Orwell de un modo rápido, pero no profundizando en ella, en su temperamento, sus sentimientos, su obra, su vida, su significado. Lástima, porque tenían a un escritor fascinante.
Un cómic que solo recomendarías a los que quieran descubrir a #Orwell de un modo rápido, sin profundizar en su temperamento, su obra, su vida, su significado. Lástima, porque tenían a un escritor fascinante. @Carlos_Eguren. Share on XOrwell: Un resumen insulso
Lamentable que el cómic que conmemora el setenta aniversario de la muerte de Orwell decida ir tan raudo con una vida tan fascinante como la del autor. Aunque sus creadores se «disculpen» por las elipsis, es irremediable pensar en cómo este cómic se convierte en un simple resumen, cuando podría haber explorado la raíz de la obra y la vida del autor de Homenaje a Cataluña. No estamos hablando de un autor desconocido sobre el que haya que «fabular» o no se tengan fuentes de información. Aparte de sus diarios y los diversos estudios de su obra, contamos con ensayos y reflexiones firmados por el propio autor. Orwell dejó su alma en su obra con un gran ímpetu. Casi no hay excusa para haber decidido abreviar y apretar el acelerador en momentos cruciales de su vida.
Lamentable que el #cómic que conmemora el 70 aniversario de la muerte de #Orwell decida ir tan raudo con una vida tan fascinante como la del autor. @Carlos_Eguren. Share on XEl guion de Pierre Christin es esquemático: nacimiento, infancia, juventud, madurez y muerte. Nada de gracia, nada de auténtico arte. Y es extraño teniendo a un autor que revolucionó los cómics de space opera con Valerian. Es decir, no es ningún mindundi. En este cómic biográfico nunca llegamos a comprender al personaje de Orwell, que no olvidemos que era un seudónimo que el propio escritor creó hasta el nivel de ser parte de su ficción. Por mucho que se escude en el estudio bibliográfico, entrevistas y demás trabajos sobre la vida de Orwell, la historia debe funcionar primero por sí misma y, por desgracia, aquí es como leer un resumen con buenas ilustraciones, pero sin llegar a sentir nada que no sintiésemos antes por Orwell y su vida y su obra. No llega a burlarse de la vida del autor como se hizo en el reciente biopic de Tolkien (Dome Karukoski, 2019), menos mal, pero tampoco alcanza el nivel de contar una historia por sí misma, como en el cine se hizo con Control (Anton Corbijn, 2007) o en el cómic con la maravillosa obra La Residencia de Estudiantes de Susana Martín Segarra. No obstante, ya sabemos del poder de la industria del cómic francesa y sus autores para lograr la popularidad con la que ni siquiera se puede soñar en nuestro país.
Es una desgracia que en estos tiempos tan convulsos que vivimos no se haya podido rescatar el legado de Orwell como la figura de un escritor capaz de atisbar la decepción de los ideales políticos y la lobreguez de un futuro donde cada cámara nos vigila. Si Orwell viviese en nuestra época, seguramente volvería a escribir sus obras fijándose en el marcado, crispado y horripilante panorama político y social que vivimos. Lo que no haría sería resumir, hacer un borrador raudo, sobre una vida que merecía ser explorada.
Por tanto, esta es una de esas biografías que funciona más como una especie de libro ilustrado que como un cómic. Salvo algunas escenas acertadas por su narrativa y porque el guionista guarda silencio (afortunadamente), la mayoría quedan marcadas por la salvedad de meramente ser ilustraciones. Recordemos que el cómic es algo más, es narrativa, es tener la capacidad de contar una historia incluso sin palabras, no convertir el dibujo en un mero complemento del texto.
La necesidad de asumir riesgos
El apartado gráfico en blanco y negro de Sébastien Verdier, pese a su estatismo, es interesante, sobre todo cuando hacen acto de presencia los autores invitados como André Juillard, Olivier Balez, Manu Larcenet, Blutch, Juanjo Guarnido y Enki Bilal que aportan ilustraciones a color y algunos instantes muy acertados. Es un dibujo pensado más para los lectores que no suelen leer cómics, que para los que sí.
El apartado gráfico en blanco y negro de Sébastien Verdier es interesante, sobre todo cuando hacen acto de presencia los autores invitados con ilustraciones a color e instantes muy acertados. @NormaEditorial. @Carlos_Eguren. Share on XMás acertado resulta ese epílogo donde nos recuerdan cómo Orwell se ha convertido en uno de los autores más importantes del siglo XX, aunque su nombre haya sido banalizado o vandalizado por programas de telebasura, la izquierda, la derecha y cualquiera que sea capaz de pronunciar el apellido de su seudónimo, aunque dudamos de su capacidad para captar el significado de su vida y mucho menos de su obra.
En otras reseñas sobre este cómic, se han centrado más en la vida y obra del escritor que en el propio tebeo. Para mí, esto es un error. Tenemos que valorar el cómic adapte la vida de quien adapte y que sea la carrera de un autor magnífico o que el guionista esté tras otras obras fascinantes no salva el resultado de este cómic biográfico.
Como ya comentábamos, la edición de Norma es magnífica (pese a esos horribles fajines que deben ser las cintas con las que se precintan los crímenes del Gran Hermano), existen algunas páginas a color que son portentosas a la hora de recrear momentos cruciales de las obras más significativas de Orwell y puede ser un buen regalo para aquellos que quieran acercarse al escritor o como regalo para aquellos que nunca han disfrutado de un cómic, pero sí de la literatura. En líneas generales, es ese tipo de tebeo que regalas a las personas que no les suelen gustar los tebeos, pero sí la literatura.
#Orwell es ese tipo de tebeo que regalas a las personas que no les suelen gustar los tebeos, pero sí la literatura. Una biografía que no asume riesgos. Necesitamos valor. El arte, la vida, necesita valor. @Carlos_Eguren. Share on XPero estamos cansados de que las obras no asuman riesgos, de que no sirva la vida de Orwell como forma de retratar perfectamente el sentimiento humano que en casi un siglo no ha cambiado, que no se señale cómo muchos de los monstruos que Orwell atisbó en nuestra sociedad siguen en pie. Ya sea por cobardía o por simplemente querer hacer un retrato objetivo y frío, esta es una de esas oportunidades que se sienten perdidas. Necesitamos valor. El arte, la vida, necesita valor.
Mientras esperamos que algún día aparezca una biografía en cómic de Orwell que realmente profundice, esta obra de Christin y Verdier es un primer paso. Aguardamos que no sea el último.
Mientras esperamos que algún día aparezca una biografía en cómic de Orwell que realmente profundice, esta obra de Christin y Verdier es un primer paso. Aguardamos que no sea el último. @Carlos_Eguren. Share on X
Orwell
Pierre Christin y Sébastien Verdier
Norma Editorial
Reseña de Carlos J. Eguren
Montaje de la portada David De la Torre
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