Vittorio de Sica, artífice del mayor acontecimiento de solidaridad en la historia del cine
En 1944 las tropas alemanas campan a sus anchas por Italia deteniendo, torturando o eliminando a cualquier sospechoso, mientras la Gestapo, en colaboración con los fascistas italianos, se lanza a la búsqueda de los judíos a los que eliminan o deportan a los campos de concentración polacos. Ante el horror de la situación, Vittorio De Sica, en colaboración con Cesare Zavattini y Diego Fabbri, empieza a tramar la idea de rodar una película sobre un grupo de peregrinos enfermos que se dirigen al Santuario de Nuestra Señora de Loreto.
En realidad, la película se pensó como una forma de dar refugio a trescientos judíos italianos y a un grupo de perseguidos políticos a los que contrataron con nombres falsos como extras o técnicos de rodaje y, que de esta forma, se salvaron de las garras del ocupante nazi. El director se las ingenió para que el Vaticano financiase La puerta del cielo y diseñó cuidadosamente el rodaje para alargarlo hasta que llegaran las tropas aliadas. Vittorio De Sica contó, años más tarde, que él y otros cineastas también querían prolongar al máximo la filmación para salvarse ellos mismos de tener que irse de la Roma ocupada a Venecia, la ciudad donde el régimen fascista de la República de Saló, en el norte de Italia, había decidido establecer el centro de propaganda cinematográfica.
El presupuesto fue de unos 40.000 dólares de la época —la mayoría destinados a la manutención completa del amplio equipo—. El dinero no era suficiente, por lo que tuvieron que robar a los Ferrocarriles del Estado todo lo que fuera vendible en el mercado negro.
De Sica dirigió La puerta del Cielo para salvar 300 vidas de la amenaza nazi. @plasencia_oscar Share on X
Por aquel entonces, los alemanes se hacían fuertes en Roma y las tropas aliadas avanzaban muy despacio desde el sur de Italia. La incertidumbre de la liberación hacía imposible prever la finalización de los trabajos y aumentaba las sospechas de los mandos fascistas. Las enfermedades hicieron mella también en aquel grupo de personas cuya integridad se debilitaba día a día ante la constante espera.
El rodaje avanzó con muchísimas dificultades hasta que el 3 de febrero de 1944, un grupo de soldados fascistas, capitaneados por el célebre torturador y represor fascista Pietro Koch, entró en la basílica llevándose a sesenta extras, de los cuales la gran mayoría acabaron en Auschwitz. Pietro Koch fue fusilado después de la liberación de Italia.
El 5 de junio de 1944 se produjo la liberación de Roma por las tropas anglosajonas.
La expulsión de los alemanes marcó el fin del rodaje de La puerta del cielo. La película se montó a duras penas debido a la falta de medios técnicos y de dinero. Finalmente, se presentó en 1945. Fue un gran fracaso, tanto económico como crítico. El Papa Pío XII censuró la película haciéndola desaparecer, por lo que hoy en día es considerada una película casi descatalogada.
Pero lo más importante y conmovedor de La puerta del cielo es la movilización humana que originó y los riesgos que corrieron los protagonistas de este caso único en la historia del cine mundial, por salvar de la persecución nazi a centenares de perseguidos. Fue un gran acontecimiento de solidaridad humana, lo que lo convierte en un filme inolvidable del gran Vittorio De Sica.
La película de Vittorio de Sica que salvó la vida a 300 judíos es un artículo de Óscar Plasencia
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