Mientras que muchos géneros literarios gozan de picos de popularidad y después se desvanecen, la novela negra permanece. La razón es muy sencilla: los seres humanos somos como somos, generamos conflictos y desigualdades y, por tanto, siempre habrá algún escritor que lo plasme en negro sobre blanco dando como resultado una novela de género negro.
Boris Quercia es un chileno polifacético que añade a su faceta de escritor la de actor, director y guionista. Ya os hablé aquí de la primera novela de la saga del tira (policía) Santiago Quiñones, titulada Hoy no quiero matar a nadie, publicada por Alrevés. Ahora os traigo la segunda, que publica la misma editorial y que se titula Perro muerto, y que resultó ser la novela ganadora del prestigioso Grand Prix de Littérature Policière 2016, así como el Prix Claude Chabrol en categoría de novela policial el mismo año.
Si en la primera entrega, Quiñones es acosado por una banda de narcos a raíz de un hecho puntual, con lío de faldas incluido, en esta pierde a un compañero en un sangriento combate contra unos delincuentes, lo que le llevará a hacer una investigación extrema relacionada con los verdaderos motivos de la muerte de su compañero, descubriendo una compleja red de corrupción y poderes fácticos, y sumergido en los peligrosos barrios profundos de la ciudad de Santiago de Chile.
Como cualquier Race Williams o Philip Marlowe que se precie, Santiago Quiñones es un tipo duro, un caballero andante que no va a obedecer ante imposiciones, ni de mafiosos ni de sus jefes, pese a que esas decisiones le perjudiquen al punto de acabar tiroteado en cualquier callejón oscuro o suspendido del servicio. Opera como antihéroe en una trama redactada al más puro estilo hard boiled, con capítulos cortos que se integran como piezas de un puzle en una novela que no es larga, respetando en todo momento el canon noir. Sobre la trama principal, flota la desgastada relación con su pareja, Marina, que ya aparecía en la primera entrega, y cuya relación tormentosa se justifica por la personalidad del policía, un tipo mujeriego que bebe y que se pone sus rayas de cocaína sin atender a normas ni horarios.
#PerroMuerto, de Boris Quercia. @TiraQuinones, un antihéroe en una trama redactada al más puro estilo hard boiled, con capítulos cortos que se integran como piezas de un puzle respetando el canon noir. @gomezescribano @AlrevesEditor. Share on XLa novela, la saga, se adhiere a esa corriente tradicional en novela negra que cuestiona el sistema. Lejos de asumir que los policías, los jueces y los políticos son todos muy buenos y que los delincuentes son todos muy malos, nos muestra a través de la trama todo lo contrario: que la corrupción y el mal están infiltrados hasta los mismísimos pilares del sistema, en contra de lo que nos mostró Mickey Spillane a través de su detective Mike Hammer, que si bien generó el arquetipo de hombre duro e invencible salpicado igualmente por altas dosis de moralina y testiculina que propició sagas como la de Harry el Sucio, entre otras, nunca fue creíble a nada que el lector tuviera dos dedos de frente.
Perro muerto, de Boris Quercia. Segunda entrega de la saga de @TiraQuinones. La novela, la saga, se adhiere a esa corriente tradicional en #novelanegra que cuestiona el sistema. @gomezescribano @AlrevesEditor. Share on XEn definitiva, que Santiago Quiñones ha venido para quedarse, sumándose a la nómina de detectives que se graban de forma indeleble en las mentes de los lectores compulsivos del género que nos vamos a quedar esperando a que se publique la tercera de la saga, que se titulará La sangre no es agua y que también será publicada por Alrevés a primeros del año próximo.
#PerroMuerto. @TiraQuinones se suma a la nómina de detectives que se graban en las mentes de los lectores compulsivos del género mientras esperamos la tercera de la saga: La sangre no es agua. @gomezescribano @AlrevesEditor. Share on X
Me dije, ya tengo mi lectura de este fin de semana y…
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