Reikiavik, de Pablo Sebastiá Tirado: un thriller tecnológico en la Barcelona de 2016

En esta ocasión, es la editorial Reino de Cordelia, la que me brinda la oportunidad de descubrir a un nuevo autor, y al mismo tiempo, que Reikiavik no solo es la capital de Islandia, sino que da nombre a un rottweiler, compañero fiel de, Hannu, el protagonista, ¿o es al revés?

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Reikiavik, una paleta de géneros

Antes de nada me gustaría dedicar unas líneas a la portada de la novela. Para mí, en general, las ediciones de Reino de Cordelia me apasionan, no sé el porqué, pero tienen algo que me atrapa, y con Reikiavik ha sido especial desde el primer momento que la vi. Pero si encima, quitas la sobrecubierta, y ves que debajo aparece un chulísimo mapa de Islandia, pues te das cuenta de la delicadeza y respeto que tienen con los libros y con los lectores. Sin ir más lejos, uno de los libros favoritos de mi biblioteca es Cuentos Completos Y Relatos Rescatados de Edgar Neville.

No sé por dónde empezar, son tantas cosas que contar y tan poco margen para desvelar. Diré que Reikiavik no es una novela negra al uso, mas bien diría que es un thriller tecnológico. Pablo maneja hábilmente una paleta de géneros que abarca desde el policiaco hasta la ciencia ficción, pasando por el romántico y psicológico.

Todo da comienzo en la Barcelona del 2016, cuando Hannu y su ingénito compañero rottweiler, bautizado como Reikiavik, eliminan a los hermanos Ferruti, capos de la mafia, que no solo controlaban el tráfico de drogas sino el juego clandestino y la trata de blancas, todo ello con la inestimable connivencia tanto de los Mossos d’Esquadra como de la Guardia Urbana, con el único do ut des de mantener a raya a la mafia rusa.

Hannu, es un albino asocial,  cuya dedicación absoluta es acabar con toda la escoria diseminada sobre la faz de la tierra. Al matar no siente ni placer, ni pesadumbre, nada. Extremadamente meticuloso, nunca había dejado un cabo suelto, hasta ese día, el día en el que Reikiavik, con sus más de sesenta kilos y casi un metro de altura, intercedió por una joven rumana y su bebé, hallada en el mismo recinto del altercado, encerrada en una habitación.

Lógicamente, D. Francesco Ferruti, padre de los finados, pondrá todos los medios a su alcance para localizar y acabar con el verdugo de su estirpe, así que este variopinto cuarteto deberá ponerse a salvo, ya que la corrupta ciudad condal les vigila desde todos los ángulos sociales.

También nos encontramos con otra trama, pero unos años antes, para ser exactos, y parafraseando a la gran Sophia, en las chicas de oro; Sicilia, año 2005…

Aquí entra en escena, Pietro Fabrucczini, cuyos desafortunados orígenes familiares le empujaron desde muy jovencito a trabajar para el capo de la mafia, D. Carlo Manzini. Ahora se encuentra preso por delitos de sangre en defensa de su jefe, dedicado casi exclusivamente a la lectura.

Un buen día, o malo, según se mire, el hijo de su ya difunto jefe y Filippo Inzaghi, un viejo amigo de la familia Manzini, le hacen una propuesta difícilmente rechazable: participar en un proyecto científico a cambio del bien más preciado por esos lares, la libertad.

Lógicamente acepta, y con la intercesión de Inzaghi, poseedor de más autoridad que el mismísimo presidente de la república, Pietro aterrizará en la fría Islandia, más concretamente en Borgarnes, emplazamiento de la empresa Improving Global Technologies (IGT). El proyecto del que pasará a formar parte, puede cambiar el rumbo de la historia en general, y la economía mundial en particular.

La novela nos transporta a través de capítulos cortos, pero intensos, de una Barcelona en ebullición a una Islandia cuya tecnología la hace aún más fría.

El libro se divide en cuatro partes; «Génesis», «Levítico», «Salmos» y «Apocalipsis». Durante todo el libro el protagonista revisará la Biblia, de memoria y en voz alta, para de algún modo, justificar o racionalizar los actos que un cuerpo sin alma, pero con férreos principios, se ve instintivamente a cometer.

Reikiavik es una novela cuya base científica puede parecer pura ficción,  pero nada más lejos. A poco que arañes los estudios actuales al respecto, como mucho en unas décadas, veremos resultados muy parecidos a los relatados en sus páginas. Si viajáramos al pasado, no muchos años atrás, y habláramos de los móviles, por ejemplo, nos dirían que es irrealizable.

Y no, no me olvido de la parte romántica, que la tiene, y no solo la tiene sino que, en mi humilde opinión, lo envuelve todo, de principio a fin, y sin darte cuenta se convierte en el motor que la hace rodar. Y que conste que hablo de amor en el más amplio sentido de la palabra. Esa condición, que en los seres vivos, provoca un espectro rebosante de sensaciones y resultados derivados de las mismas, que no siempre acaba bien, y sino que se lo digan a los eternos amantes de Verona.

Para terminar, una vez más sin querer proferir un tan odiado spoiler, vamos, el antiguo destripe de toda la vida, solo haré una última reflexión sobre el poso que ha dejado en mi mente Reikiavik.

Pablo Sebatiá Tirado me ha hecho dudar, muchas veces, no solo de lo que podría llegar a pasar sino de lo que estaba pasando en el momento presente. He sentido miedo en las partes que, supuestamente y según dicta la lógica, debería estar seguro y tranquilo, y por el contrario, profesar empatía e incluso paz con personajes o acontecimientos terriblemente salvajes y atroces. Los escrúpulos renquean en cada capítulo, vacilas de lo que sientes y por qué lo sientes. Ha conseguido cuestionar una vez más, las virtudes de los avances tecnológicos, y la falta de control sobre su potencial. Pero lo más importante para mí, es que apuntala la idea de que una simple mascota, en este caso un perro muy especial, puede cuidar, sanar e incluso redimir un alma humana, mucho más, en ciertas ocasiones, que un congénere por muy evolucionado que esté.

Reikiavik

Pablo Sebastiá Tirado

Reino de Cordelia

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Reseña de Eduardo S. Petite

Diseño de portada de la reseña: David Verdejo