Richard Jewell: El desdén de la opinión pública por la verdad

En la película Richard Jewell, Clint Eastwood desarrolla y transforma la historia de la vida real de Richard Jewell, un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Verano de 1996, en Atlanta, que alertó a la policía sobre una mochila llena de bombas y, después de ser aclamado como un héroe, fue investigado por el FBI como principal sospechoso de haber colocado la bomba. Esas sospechas fueron reveladas y publicadas por el Atlanta Journal-Constitution, lo que condujo a una persecución mediática de Jewell a nivel nacional. 

Personalmente, me resulta muy interesante el cine de Eastwood de los últimos tiempos, en la línea de los héroes anónimos que después la sociedad norteamericana los arrastra sin ningún pudor por el barro o simplemente son enterrados en el olvido. Ya sucedió con El Francotirador, de 2014, donde Clint Eastwood lleva a la pantalla el biopic de Chris Kyle (Bradley Cooper), un SEAL de la Armada estadounidense altamente condecorado que sirvió en cuatro misiones en Irak antes de ser dado de baja honorablemente en 2009.  

En su haber contaba con 160 asesinatos confirmados a su nombre, el total real pudo haber excedido los 250, y resultó tan mortal que los iraquíes finalmente ofrecieron una recompensa de seis cifras. En ese sentido, Kyle es un héroe típico de Eastwood: otro pistolero solitario en una frontera salvaje, haciendo todo lo posible para cuadrar sus acciones con su código.

El Francotirador. Bradley Cooper con  Clint Eastwood en un momento del rodaje

Lo mismo ocurre en su anterior película, Sully, de 2016, donde Tom Hanks interpreta al piloto Chesley Sully Sullenberger, que dos minutos después de despegar del aeropuerto de Laguardia de Nueva York, tuvo un incidente con una gran bandada de pájaros que destrozó los dos motores de un A320 con 155 personas a bordo.

El piloto decidió que el avión que caía sin control no tenía la capacidad de regresar a La Guardia u otro aeropuerto, por lo tanto, decidió hacer un amerizaje en el río Hudson. lo que parecía un acto de lógica, sabiduría y heroísmo para aquellos cuyas vidas se salvaron, fue cuestionado severamente por la Seguridad Nacional de Transporte Board, que inicialmente argumentó que el avión podría haber regresado.

Sully, de Clint Eastwood

El 21 de agostode 2015, Ayoub El Khazani abordó un tren de alta velocidad en ruta a París, armado con un cuchillo, una pistola, un rifle de asalto y casi 300 rondas de municiones. Su ataque, aparentemente inspirado por ISIS, fue frustrado por la valentía y rápida actuación de varios pasajeros, en particular tres jóvenes marines estadounidenses de vacaciones por Europa: Alek Skarlatos, Anthony Sadler y Spencer Stone.

Su heroísmo, de nuevo, estaba en el centro de película de Clint Eastwood, The 15:17 to Paris, de 2018 , una reconstrucción dramática tan sencilla y efectiva como la acción que representa. Basado en un libro escrito (junto con Jeffrey E. Stern) por los tres soldados, la película también está protagonizada por ellos que se representan a sí mismos. La práctica de incluir a actores no profesionales en historias que reflejan de cerca sus propias experiencias, sigue siendo una rareza en Hollywood, pero una gran herramienta en manos de Clint Eastwood para comunicar el  valor y la capacidad de reacción de los estadounidenses comunes en circunstancias difíciles.

Clint Eastwood con el elenco de The 1517 to Paris

En la versión de Eastwood de la historia de Richard Jewell, nos muestra al guardia como un ingenuo y torpe obsesivo, un aspirante a policía que, después de años de errores y decepciones, brilla en un momento para el que se había estado preparando para toda su vida. 

Paul Walter Hauser y Sam Rockwell junto a Clint Eastwood

La historia comienza en 1986, en Atlanta, cuando Richard Jewell, que tenía poco más de veinte años y trabajaba como repartidor de correo en una agencia gubernamental, fue el blanco de pesadas bromas en el trabajo por ser gordo y peculiar, pero se hizo amigo de un joven abogado G. Watson Bryant, interpretado maravillosamente por Sam Rockwell, en quien confía sin rodeos por tratarle como a una persona. La aspiración de Jewell era convertirse en un agente de la ley y Bryant le advierte: «Cuando obtengas la insignia, no te conviertas en un imbécil». 

Efectivamente, cuando Richard Jewell obtiene la insignia, se convierte en un imbécil, ya que estaba obsesionado con la idea de «proteger» a las personas, de algo que nunca tuvo del todo claro. Él ve su misión en los términos más estrechos; su pasatiempo es estudiar el código penal, pero tiene poca idea del tejido social que debe preservar y es despedido de varios trabajos por excederse en sus competencias y un cierto abuso de autoridad.

Finalmente consigue un trabajo como guardia de seguridad en un estadio. La noche de los hechos, sus ideas sobre seguir el «protocolo» hasta el último detalle y sobre la importancia de imaginar los peores escenarios, convergen cuando descubre una mochila debajo de un banco que, después de instar a los policías reacios a tomarlo en serio, un escuadrón de desactivación rápidamente descubre que es una amenaza mortal y lo convierten, instantáneamente, en un héroe nacional. 

Richard Jewell, definido por el F.B.I. como «un gordo perturbado que vive con su madre»

Un agente del FBI llamado Tom Shaw (un personaje ficticio interpretado por Jon Hamm), que estuvo en la escena en el concierto previo a los Juegos Olímpicos donde se encontró la bomba de la mochila, está a cargo de la investigación. Se le presenta como ambicioso y frustrado, presumiendo que su carrera estaba destinada a cosas más importantes. 

Debido a que su «perfil» definido por el FBI como «un gordo perturbado que vive con su madre» encajaba con la personalidad de un terrorista solitario, los federales tratan de «montar un caso» contra Richard Jewell, aunque las pruebas desmientan su participación y da lugar a su persecución. Al mismo tiempo, una ambiciosa periodista del Atlanta Journal-Constitution, filtra en su periódico de que el héroe del momento está siendo investigado por los federales. El vapuleo y hostigamiento mediático que sufrió el Richard Jewell fue de proporciones mayúsculas. Fue descrito como un «hombre blanco frustrado» con aspiraciones a una carrera policial, que se ajustaba al perfil del falso héroe, del pirómano que extingue su propio fuego. 

Cabe destacar la actuación de Paul Walter Hauser, reconocido actor secundario que aquí muestra un gran talento interpretativo. Una de las virtudes de la película es que Eastwood no esconde los aspectos menos simpáticos del personaje, es un cazador activo, amante de las armas, con ideas homófobas y partidario de una sociedad más regulada que libre. Pero, la campaña mediática en su contra y la arbitrariedad del FBI es tan escandalosamente injusta, que es imposible no sentir cierta simpatía por este ingenuo personaje.

Se ha comentado que la película muestra una cierta misoginia de Eastwood, ya que sus personajes femeninos no están quedan muy bien retratados. Por un lado, está la ambiciosa periodista Kathy Scruggs (interpretada por Olivia Wilde), que busca el sensacionalismo y no duda en utilizar todas las sucias artimañas que tiene a su alcance, incluida la sexual para conseguir la información y por otro lado, está la figura de la madre de Richard Jewell (impresionante Kathy Bates, nominada al Óscar Mejor actriz de reparto) un ser abnegado y bastante simple que sustenta los ánimos de su hijo en los peores momentos. Personalmente, creo que tanto en el cine y en la vida real existen profesionales sin escrúpulos como Scruggs y en el último tercio de la película el papel de la madre adquiere una humanidad y una inteligencia emocional digna de admirar.

Kathy Bates, nominada al Óscar Mejor actriz de reparto

También, algunos medios han intentado establecer un paralelismo entre la película de Eastwood y la situación a la que se enfrenta actualmente  el Presidente Trump. Creo que el director no muestra en ningún momento un cariz político concreto: nunca se describen cuáles son las afiliaciones reales de ningún personaje, y no hay ninguna defensa explícita a favor o en contra de un partido o una política. Los temas tratados son esencialmente apolíticos: supone una crítica contra el sesgo en la aplicación de la ley, desdén por la verdad por parte de los medios, investigaciones que se extralimitan legalmente (acoso del FBI) y escepticismo sobre el poder de las autoridades para extorsionar y obtener confesiones de sospechosos temerosos. 

Ha sido muy criticada la filiación política de Eastwood, y algunos análisis de sus películas se han realizado bajo ese prisma. Pero, cada una de sus obras, son auténticas lecciones de cine, llenas de talento cinematográfico, que además muestran una ética y una coherencia que tal vez no esté al alcance de sus detractores. 

Richard Jewell 

Dirección: Clint Eastwood

Guion: Billy Ray

Música: Arturo Sandoval

Fotografía: Yves Bélanger

Una crítica de Maite Orduña Miró

Cine hasta el amanecer

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