Siempre es de noche en Pyongyang, poemario de Montse Ordóñez que ha sido publicado por la Editorial Huso, llegó a mis manos sin esperarlo, y sólo con leer su título, una va dejando de percibir el brillo de las luces que nos rodean hasta dejar encendidas únicamente la luz de nuestras pupilas. Cuando a esto le sumamos las primeras palabras que nos encontramos en su primera página, ya intuyes que lo que encierra en su interior va a conducirte directamente por una senda plagada de emociones para nada desconocidas.
Desde las primeras líneas de Siempre es de noche en Pyongyang presientes que en muchas de sus páginas, entremezclados con sus versos, encontrarás no solo pedacitos de Montse, sino también tuyos, míos, de todos. Nos beberemos sus versos como pócima de liberación, llenos de serenidad, esa que sólo se alcanza después de haber vivido intensamente; apostando, muchas veces, por lo perdido; perdiéndonos, otras tantas, en lo logrado:
Al abrir Siempre es de noche en Pyongyang presientes que encontrarás no solo pedacitos de @montse_ordonez, sino también tuyos, míos, de todos. Nos beberemos sus versos como pócima de liberación. @Sil_Monterrubio @edicioneshuso. Share on XY no
no tengo prisa
sé lo que es esta vida mía
sé lo que es morir muchas veces.
La tristeza de los adioses
Cada uno de los poemas que conforman Siempre es de noche en Pyongyang desprende sobre nuestra retina algún retazo de tristeza, algún momento de oscuridad, de dolor, amor y sentimiento cosidos a la figura de un padre, de una madre, de un niño, de nosotros mismos. Pero también abrazan, sus versos sentidos a una sociedad que se derrumba, a un futuro de trampas sin esencia donde ya no hay abrigos para todos:
busco hatajos
y una puerta
para huir
aunque sea
detrás de un presagio
En el vértice
Versos vestidos en todo momento para la ocasión. A veces con el traje del olvido, otras con el traje con que te visten las derrotas a su paso por tu vida, vestidos de duda y miedo a dejarnos vivir o vivirnos plenamente en los otros. En ocasiones vestidos con la desnudez de la orfandad que sienten quienes han perdido la esperanza. Poemas que lanzan sus versos al aire. Algunos contienen en ellos todo lo callado, aquello que deberíamos —o tal vez no— haber gritado. Versos que no se han atrevido a nombrarte, a hablar de ti, a describir tu sonrisa. Silencios que retumban y se hacen eco en nuestra conciencia y en el centro de nuestro pecho.
Nunca me atrevo a nombrarte
para que otros no sepan
que celebrarte
es como asistir a una fiesta
de guirnaldas y flores
Lo callado
Siempre es de noche en Pyongyang no es un poemario fácil de clasificar, y eso es precisamente lo que lo convierte en algo diferente. Sus versos no desgarran necesariamente, pero sí remueven la consciencia, son una llamada de atención a tantas obviedades que se nos echan a dormir en algún lugar de nuestra memoria. Nos acarician las heridas que el tiempo y el desamor mantienen vivas, a veces intactas, pero que creemos olvidadas. Son poemas llenos de luz, a pesar de emanar de una oscuridad perenne. El amor en ellos se convierte en lumbre para evitar que nuestro corazón muera de frío. Montse Ordóñez, su autora, también nos invita a la esperanza, que elogia en uno de sus poemas.
Siempre es de noche en Pyongyang, de @montse_ordonez, no es un poemario fácil de clasificar, y eso es precisamente lo que lo convierte en algo diferente. #Reseña de @Sil_Monterrubio. @edicioneshuso. Share on XHay que llevar con uno algo de esperanza
para que el primer frío del otoño
no te destape y te deje
desprovisto de incertezas
Elogio a la esperanza
Me gustaría detenerme un poco en hacer un análisis de unos versos en concreto porque, personalmente, me han llevado hasta ese punto del cual, desde hacía tiempo, me estaba alejando. Y es que, como decía en el párrafo anterior, a veces algo es tan evidente que solemos darle la vuelta y variar su interpretación, dejándolo un poco olvidado en uno de tantos rincones donde almacenamos pensamientos, sentimientos y certezas que en ocasiones nos duele llevar cogidos de la mano y a los cuales no queremos regresar. Es un poema corto y, sin embargo, contiene todo cuanto es preciso para poder llegar a entender lo mucho que erramos juzgando la vida, lo que nos ofrece, intentando dirigirla y manipularla a nuestro convenio, sin querer entender que nosotros sólo podemos decidir no elegir, porque la vida, sólo ella, elige nuestros caminos, nos los pone delante, nos despliega un abanico de posibilidades y se retira. La vida tiene el enorme poder de elegir, pero sólo nosotros poseemos el gran poder de decidir.
Pensamos que en el final todo termina
no nos damos cuenta
de que en la última arruga de nuestro rostro
se aloja la memoria
no de ese final
sino de todos nuestros comienzos
A ojos de un olvido
Leer poesía siempre es aprender de vivencias ajenas, empaparnos de sentimientos que no nos pertenecen, viajar hasta nuestros propios recuerdos olvidados. Escribirla es siempre un ejercicio de humildad y valentía. Es un dejar entreabierta esas heridas que sangran. Es exponer nuestros demonios, dejando a la intemperie aquello que en algún momento nos hizo vulnerables. Un lanzar a gritos todo cuanto nos arde y apuñala en el pecho y se lleva nuestros sueños arrastrándonos hasta el desvelo más profundo. Pero también es un atrevernos y arriesgarnos a compartir aquellas pasiones que en su día nos hicieron temblar de tal manera, sentirnos tan intensamente vivos, que los conceptos de «cielo» e «infierno» se diluyen. Pecado y carne toman la misma forma. Por todo ello, cualquier poemario, sea cual fuere el formato y el momento en que está escrito, supone para mí un ejercicio de admiración profunda. Si además se dan otras circunstancias, como son la sobriedad, sencillez y total entrega en su escritura, como refleja Montse Ordóñez en cada página de su Siempre es de noche en Pyongyang, poco más hay que añadir.
Leer #poesía siempre es aprender de vivencias ajenas. Escribirla es siempre un ejercicio de humildad y valentía. #Reseña: Siempre es de noche en Pyongyang, de @montse_ordonez, @edicioneshuso. #RecomiendoLeer: @Sil_Monterrubio. Share on X
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