You load sixteen tons, what do you get?
Hoy, en «El Tocadiscos», la misteriosa Sixteen Tons, de José Guardiola
Por J. J. Conde
Tengo el recuerdo de cuando salía con prisas de la escuela de Don Juan Hermoso. La escuela de la leche en polvo, del queso americano y de los Ave María Purísima con el brazo en alto a la entrada y en la despedida. Salía con prisas, sin esperar a compañero alguno. Que lo mío era llegar a tiempo al programa de radio de todas las tardes en donde sonaba la música que tanto me atraía.
Me refugiaba en una silla —en el salón de losetas grises de la casa de la Isla Chica—, con los codos apoyados en mi Philips de caja. Y ya no me importaba el alboroto que en la plazoleta se formaba: los timbres de las bicicletas; el voceador de caballas, que decía que las traía “vivitas y coleando”; las rifas de tebeos que se organizaban en las aceras; el campeonato de botones con sus primeras figuras, que ellas sí que eran galácticas; el juego de las bolas en el que reinaba el “butre”, que era el que más mandaba y que preparábamos rotándolo en saliva y tierra entremezclada; el muñeco gigantesco con su cuerpo de escalera dibujado en la arena húmeda, para el disfrute de la lima; la billalda y las espadas, la tejoleta y en hilera las niñas que eran como virgencitas de plata; el aro de hierro que tan diestramente mi amigo Fernando Barranco manejaba; los caballos de caña de cañaveral; las pandorgas…
No me importaba nada el alboroto que en la plazoleta se formaba. Tan sólo quería mi música, la primera música. La música que yo escuchaba pegado a mi Philips de caja… La misteriosa y eterna, Sixteen tons, que José Guardiola cantaba.
Suena en nuestro tocadiscos, José Guardiola y su #SixteenTons. @jotajotaconde @txaro_cardenas Share on X
Sixteen Tons, un auténtico work song…
por Moon
Herencia de un pasado en libertad, el canto del esclavo tuvo su génesis en el marco de las plantaciones de algodón. El negro cantaba en el campo, en el granero y en los tristes barracones en los que se hacinaban aquellos hombres privados de libertad. Cantaba y expresaba su dolor, su cansancio y esperanza en la salvación, encarnada a menudo en el rezo a los dioses de sus antepasados, que a golpe de biblias y látigo, adquirieron la morfología de un dios cristiano.
Así surgió el work song o la canción de trabajo, de la que Sixteen Tons es genuina heredera.
Precursor del blues y de los espirituales, el work song se caracteriza por ser un canto a capella de gran cadencia rítmica.
Es lo primero que llama la atención cuando escuchas Sixteen Tons, popularizada en España por la gran voz de José Guardiola.
A pesar de que existen dudas sobre el origen real de este tema, parece que Sixteen Tons fue compuesta por el cantante de country Merle Travis en 1946. Se dice que Travis se inspiró en las experiencias que le relató su padre, un viejo minero que fue testigo de las duras condiciones de trabajo en las minas por aquella época.
Pero Sixteen Tons no alcanzaría el éxito hasta diez años después, con la versión de Tennessee Ernie Ford, quien introdujo el famoso chasquido de dedos que desde entonces fue la seña de identidad de este tema.
Posteriormente, Sixteen Tons fue objeto de diversas versiones como las de The Platters, Johnny Cash, Tom Jones o Adriano Celentano.
Gracias al inolvidable José Guardiola, la voz de Bogey en Casablanca, Sixteen Tons se hizo famosa entre nosotros.
El resto… es historia.
Cargas dieciséis toneladas, ¿qué obtienes?Un día más viejo y más endeudado.San Pedro, no me llames, porque no puedo ir,debo mi alma a la tienda de la compañía.
Fue una work song, una canción del trabajo. #SixteenTons. @jotajotaconde y @txaro_cardenas. Share on X
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