«Sobre la Atención y sus alteraciones», una obra histórica que asienta las bases del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en 1798, rescatada y reeditada por el Doctor Juan A. Hormaechea y Rober Garay.
Desde hace varios meses hemos asistido a la aparición viral (por no decir fractal) de la figura del Dr. L. Eisenberg, psiquiatra de quien se asegura en las redes sociales que «descubrió» el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y autor de unas controvertidas declaraciones a la revista Der Spiegel donde confesaba que se trata de «una enfermedad ficticia».
Además de este inquietante documento, la inclusión de las «rabietas» en los manuales diagnósticos de pediatría y de diversos informes del gobierno estadounidense que establecen que 1 de cada 5 niños padece algún tipo de alteración mental, ha provocado la alarma en todas aquellas personas que, de una manera u otra, están involucradas en su proceso diagnóstico y terapéutico, lo sufren desde la proximidad (familiares y conocidos) o en sus propias carnes (los mismos pacientes).
Sin duda alguna, el reconocido psiquiatra contribuyó con sus palabras a centrar la cuestión: El hecho de que un niño sea despistado, movido o problemático no implica necesariamente que sufra un TDAH. En otras palabras, en ciertos entornos el diagnóstico del trastorno (que no «enfermedad») está sobrevalorado. Igualmente, el prestigioso galeno (a quien tuve el privilegio de conocer en persona), matizó con gran tino que el primer cometido del psiquiatra debe ser la realización de un correcto diagnóstico diferencial con otras condiciones médicas y determinar las razones psicosociales que pueden producir, asimismo, trastornos de conducta (alteraciones en la dinámica familiar, problemas escolares…), situaciones, todas ellas, que no se resuelven milagrosamente con una pastilla. Perfecto, totalmente cierto. Sin embargo, hay un gran trecho entre esta última afirmación y la aseveración de que «el TDAH está de sospechosa actualidad, que todos los niños que acuden a consulta son diagnosticados de hiperactivos…» e incluso de que «se trata de un invento de la industria farmacéutica para vender medicamentos”.
El cuidadoso estudio de la historia de la medicina nos sitúa en otra realidad. Sin quitar mérito a las aportaciones científicas del Dr. Eisenberg, el Dr. Alexander Crichton, polifacético médico galés del siglo XVIII, describió por primera vez (que se conozca) el Trastorno por Déficit de Atención dentro de su extensa obra, dada a conocer recientemente por el Prof. R. Barkley; más concretamente, en el primer volumen de su Tratado sobre la Naturaleza y el Origen de los Desarreglos Mentales se encuentra el capítulo «Sobre la Atención y sus alteraciones». Este texto data del año 1798; una auténtica joya bibliográfica.
El Dr. Alexander Crichton describió por primera vez el #TDAH en 1798. Share on XNuestro intento de aportación (tras dos años de ardua tarea) va a ser la reedición de esta auténtica joya bibliográfica; eso sí, traducida y adaptada al castellano y convenientemente actualizada con nuevos gráficos. Para ello, hemos tenido el privilegio de contar con un grande, Fernando Palazuelos, que con su pericia renacentista ha conseguido dar el brillo y la consistencia que merecen estos escritos.
De esta manera, los autores, Juan A. Hormaechea y Rober Garay, os podremos ofrecer esta obra histórica en rigurosa edición limitada; será el mes de mayo del presente año, tras rescatar las polvorientas palabras del Dr. Crichton de las ásperas garras del tiempo.
Reedición de una joya bibliográfica de 1798, estudio precursor sobre el #TDAH @JuanAHormaechea Share on X
Juan A. Hormaechea Beldarrain es Director Médico del Centro AWR (All the Way to Reno) Innovation & Research in Psychiatry. Médico especialista en Psiquiatría, ha completado su formación en el Maudsley Hospital de Londres (Especialista en Psiquiatría Infanto-Juvenil), en la Universidad Complutense de Madrid (Magíster Universitario en Psiquiatría Legal) y en la Universidad Pontificia de Comillas (Especialista Universitario en Psicoterapia).
Más información sobre Juan A. Hormaechea Beldarrain
Rober Garay: Creación de espacios expositivos. Montaje de Expos Individuales Centro de la Biodiversidad de Euskadi Torre Madariaga.
Coincido con el doctor. Creo que cualquier comportamiento en un niño algo fuera de lo normal se califica con excesiva alegría de TDAH, cuando muchas veces no es más que una manifestación propia de la edad.
Interesante esta reedición.
Saludos