Damos la bienvenida a la escritora y comunicadora Mari Carmen Sinti, que para su primera reseña en solitario para Revista MoonMagazine, ha elegido una gran novela: Soy la venganza de un hombre muerto, de Alberto Valle.
Soy la venganza de un hombre muerto
Matar a un hombre es fácil, lo verdaderamente emocionante es conseguir matarlo sin matarlo. Darle muerte en vida. Enterrarlo en su propia miseria, sin que deje de respirar, sin que su corazón deje de latir, aunque sea inútilmente, aunque sea sin un propósito. Abocarlo a una muerte que no le deje más remedio y esperanza que aguardar a la muerte de verdad.
Como dice Kurt Vonnegut, escritor al que Alberto Valle admira y siempre cita, todo lo que escribes debe tener dos propósitos: o conocer al personaje o avanzar en la trama. Valle ha sabido observar las enseñanzas de su maestro porque en esta novela que hoy os presento no hay paja alguna. Cada escena, frase e, incluso, palabra está justificada sin que sobre ni una coma y hace que el total de más de 400 páginas se te haga corto y te mantenga enganchado hoja tras hoja para conocer el desenlace.
#Reseña: Soy la venganza de un hombre muerto, de Alberto Valle @AlrevesEditor por @Sintaxia_t. Valle ha sabido aprovechar las enseñanzas de su admirado Kurt Vonnegut en esta #novelanegra de grandes personajes que engancha al #lector. Share on XSoy la venganza de un hombre muerto (Alrevés, 2019) discurre por cuatro épocas cronológicas en las que el argumento nos cuenta, direccionalmente, una historia coral en la cual confluyen personajes reales (o basados en reales) con otros creados por el autor con la misma fuerza y verosimilitud en ambos casos.
Sin querer explicar mucho, porque la novela se merece que el lector se vaya encontrando con el misterio de la trama, Miguel Morera asesina a un hombre, elegido después de una gran búsqueda para encontrar al sujeto idóneo, porque, simplemente, él cree con todo su ser que se merece la vida que tiene mucho más que la persona en cuestión. Cometido el crimen y asumida su identidad de manera impune, pues en las circunstancias se ha procurado hasta el cabeza de turco que va a correr con la culpa de todo, empieza un juego del gato y el ratón con otro de los personajes puntales, Guillermo Arganda, un agente de la brigada criminal que sospecha, desde el primer momento, que hay algo que no acaba de encajar en todo esto y se dedica a investigarlo. Mientras, el primero, acosado por éste, aplica su sabiduría y poder en joderle, literalmente, y a acabar con todo lo que tiene en la vida, despojándole de su identidad.
Acosado y acosador cambian sus papeles, durante casi cuarenta años, en un juego de identidades que une y desune sus destinos, en el escenario de una Barcelona que va desde 1952, a punto del Congreso Eucarístico, con una sociedad de cartilla de racionamiento, en la que Franco acaba de firmar con la ONU, de represión en todos los sentidos y en la que la gente pasa hambre, frío y miedo; pasando por 1968, la Barcelona de la dictadura, la del auge del turismo en la Costa Brava y el poder de la burguesía; saltando a 1981, con una recién estrenada democracia, aún en pañales, y recalando en la Barcelona preolímpica de 1991, momento en que la historia acaba uniendo todos los cabos sueltos en un final de carpa central de circo con «alehop» incluido.
Que esperar un anhelado día en que se cierren sus ojos y no los vuelva a abrir y, por fin, poder morir, sin duda.
Morir, sin duda.
Durante este tiempo, y con las voces de diferentes personajes que nos explican en primera persona desde su punto de vista los hechos que se suceden, vamos viendo de manera soberbiamente documentada, el papel de la mujer en las diferentes épocas, la represión, el miedo, la política, el desarrollo y el crecimiento de una ciudad que más que un escenario es otro personaje insustituible en la novela.
Soy la venganza de un hombre muerto, de Alberto Valle (@AlrevesEditor). Soberbiamente documentada, refleja el papel de la mujer en diferentes épocas, la represión política y la ciudad como personaje de #novelanegra. @Sintaxia_t. Share on XPersonajes tan variopintos como Peláez, compañero de la Brigada de Investigación Criminal de Barcelona de Guillermo Arganda, un hijo puta con todas las letras; Hipólito Pedro Orotava, un timador con un pico de oro, personaje basado en un tal H.P., residente del Barrio Chino, que se hizo famoso por el timo del entierro; Sandra Vera, la novia abandonada de Ángel Madera antes de que se convirtiera en Miguel Morera mediante un plan preconcebido por una mente psicópata; Carla Maíllo, mujer de Arganda y en la que mejor vamos a ir apreciando el papel y forma de pensar de la mujer en la sociedad; y un montón de secundarios: Filomena, la prostituta; el Marqués de Sentmenat, Acedo Colunga, Gil Llamas, doña Perla, Pereyra… nos sumergen en escenarios muy bien descritos, desde los bajos fondos de la Barceloneta, repletos de prostíbulos, droga, alcohol y navajazos, hasta la zona alta de Barcelona, con su burguesía, sus negocios de corrupción urbanística, su riqueza y su poder.
Soy una venganza.
Soy el odio de un hombre muerto en vida.
Soy el otro.
Y, Morera, hijo de la gran puta, esta noche voy a por ti.
Los que conocimos a Alberto Valle con su serie «pulp» de Palop, bajo el pseudónimo de Pascual Ulpiano y disfrutamos como cosacos con ese personaje rayando el histrionismo hard boiled, celebramos este salto a la novela de género negro, escrita con la misma noción de oficio pero más seria, documentada y con la calidad indiscutible que tiene Soy la venganza de un hombre muerto que ya cuenta en su haber con el Premio de narrativa Ciutat de Vila-real 2018. Totalmente merecido.
Soy la venganza de un hombre muerto
Alberto Valle
Editorial Alrevés, 2019
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Reseña de Mari Carmen Sinti
Portada de la reseña: David de la Torre
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