Tokio en el corazón, de Jorge Gamero: de qué hablamos cuando hablamos de perseguir un sueño

Juan Molero es un muchacho de catorce años como cualquier otro. Vive con sus padres, estudia la ESO en un pequeño instituto y capea como puede los vaivenes emocionales de la adolescencia. Perezoso para la lectura, más dotado para las matemáticas y orgulloso ante compañeros y profesores tiene, sin embargo, algo que le hace diferente: una pasión, correr, y un sueño, el de ser atleta profesional. En la elección de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2020, un acontecimiento real que el lector seguramente recuerde, encuentra Tokio en el corazón su detonante y punto de partida. La decepción que produce en el joven Juan el que Madrid sea rechazada por el Comité Olímpico se convierte en el revulsivo para convertir su pasión en la vía que lo conducirá a los juegos de Japón y, de ahí, a la gloria. Comienza, entonces, una larga carrera, metafórica y literal, en la que habrá que ganar fuerza, reducir tiempos y, sobre todo, sobreponerse a las dificultades.

Con este planteamiento, el lector asiste a los altibajos que median entre Juan y su sueño en una historia que ocupa siete años. A lo largo de ellos, la familia, la amistad, la superación, el miedo, la lucha contra el tiempo, el primer e inolvidable amor… configuran un mundo perfectamente reconocible para cualquier joven de la edad de Juan y para cualquier lector de novela juvenil. Porque Juan Molero es un muchacho de catorce años (casi) como cualquier otro, pero podría ser un modelo también para los adultos. No es un héroe épico con cualidades extraordinarias, pero es capaz de encontrar una pasión y llevarla hasta sus últimas consecuencias. En el camino, aprende a vivir con sus limitaciones, las acepta, se levanta después de caerse. O de que la vida lo eche abajo.

Desde el punto de vista formal, Tokio en el corazón se divide en cuarenta y tres capítulos de extensión muy equilibrada. Protagonista y lector recorren juntos, de la mano del narrador en primera persona, los cuarenta y dos kilómetros y los ciento noventa y cinco metros de la maratón soñada por Juan. El personaje evoluciona al ritmo de las fases de la carrera en picos de euforia, duras caídas, tramos más estables y, siempre, siempre, con su querida Ana como compañera y meta. La lectura y el cine, entretanto, acompañan e iluminan también el camino de maduración del protagonista. Murakami, Hemingway, Forrest Gump, Echenoz y hasta Miguel Hernández tienen cabida en la ardua tarea de correr más rápido, llegar más alto, ser aún más fuerte.

Como las grandes obras de los autores que cita, tanto literarios como cinematográficos, Tokio en el corazón es un libro que podrán disfrutar los adolescentes que reconozcan su propio sueño en el del héroe; los escritores que, como Murakami, encuentran en la carrera la metáfora de su trabajo; los docentes entregados a avivar y sostener los sueños de los alumnos, asumiendo la agridulce tarea de ser meros personajes secundarios en la película de sus vidas. A más de uno, en suma, le resultará sencillo y grato seguir las pistas que deja Jorge Gamero a lo largo del relato para emparejar vida y carrera, en toda la extensión de ambas palabras. Aunque en su estilo periodístico acumula en ocasiones datos excesivos para los legos en la materia (nombres, fechas, pruebas…), tenemos ante nosotros un libro impecable, con una limpísima redacción. Muy mesurado cuando se trata de retratar emociones, consigue no regodearse en la tristeza de las situaciones más duras, sin llegar, tampoco, a la asepsia.

El resultado es una novela juvenil, por la edad de su protagonista, pero disfrutable para cualquiera. Optimista, bella y esperanzadora, plagada de valores, que deja muy buen sabor en los labios. Incluso genera deseos de correr en quienes, como quien suscribe, somos poco propensos a una denodada actividad deportiva.

Jorge Gamero nos habla de Tokio en el corazón

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Tokio en el corazón

Jorge Gamero

Santillana

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Reseña de Rosa García Gasco

Portada de la reseña: David Verdejo

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