Un perro andaluz
El cortometraje que hoy veremos, Un perro andaluz, de Luis Buñuel, es un título que marcó un antes y un después en la historia del cine. El día que empezamos con Corto Adictos, dijimos que íbamos a hablar de títulos clásicos que, en vez de tener formato de largometraje, seguían el formato que protagonizaba esta sección. Como siempre cumplimos con nuestra palabra, hoy va a ser la primera vez que, en vez de comentar un título contemporáneo, retrocedamos nada menos que hasta 1929, año en que los creadores estaban por el empeño de romper con la racionalidad convencional e imponer una lógica subvertida.
Pero, lo primero de todo, es ser justos. Porque Un perro andaluz no es el primer título que introdujo la vanguardia en el séptimo arte. Dicho honor corresponde a La coquille et le clergyman de la directora Germaine Dulac que se realizó un año antes, en 1928. No podemos negar que el hecho de que Germaine Dulac fuera mujer hizo que este antecedente no tenga el reconocimiento que se merece. Pero no es menos verdad que Buñuel sí consiguió algo que el cortometraje de Dulac no acababa de lograr: mientras que en La coquille et le clergyman tenía gran importancia la composición de las imágenes y eso provocaba que el film tuviera un cierto carácter estático, Buñuel (gracias, sobre todo a haber sido ayudante de dirección en varios títulos de Jean Epstein y Jacques Feyder) consiguió darle a la película un carácter dinámico con una inteligentísima utilización del montaje y un aprovechamiento magistral del espacio cinematográfico (y de las violaciones flagrantes del mismo), lo cual daba al cortometraje un ritmo agilísimo que, con posterioridad, sería sello de identidad del estilo del aragonés.
#UnPerroAndaluz: el corto vanguardista. Comentario y link a la #película. #CortoAdictos @jmcruzbar Share on X
Hay muchas cosas que son ampliamente conocidas sobre Un perro andaluz. Que se pudo realizar gracias a las 25.000 pesetas que aportó la madre de Luis Buñuel; que el guion fue coescrito por el director y por Salvador Dalí; que Federico García Lorca se sintió aludido por el título del film, a lo que Buñuel siempre respondió diciendo que no hacía referencia al poeta granadino sino que correspondía al de un libro de poemas propio; que el desarrollo argumental de la película no sigue un orden lógico, en correspondencia con los postulados esenciales del surrealismo; que la banda sonora está compuesta por tangos argentinos y música de Richard Wagner… Pero, quizás, hay un elemento que parece que está solo para causar un impacto brutal al espectador pero que tiene pleno sentido en función de las características de Un perro andaluz. Por supuesto, estamos hablando de la primera secuencia, en la que una navaja secciona el ojo de la protagonista. Aparte del componente sádico que la imagen muestra, como reflejo de los instintos destructivos que pueblan nuestro inconsciente, hay una segunda intención: el anunciarnos que Un perro andaluz pretende echar abajo nuestra mirada convencional y descubrirnos una nueva forma de narración cinematográfica. Evidentemente, lo consiguió…
(Click en la foto para ver la película completa)
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