YO, PEDRO. Luchas y traiciones en Moon
Yo, Pedro Fabelo Druso Nerón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá, que otrora, no hace mucho, fui conocido de mis parientes, amigos y enemigos como «Pedro el genio», o «Pedro el magnífico», o «Pedro el tío raro que trabaja junto a la fotocopiadora», voy a escribir ahora, justo en este instante, mientras espero que se me complete el ciclo de la lavadora, esta extraña historia de mi vida centrándome en mi etapa reciente en MoonMagazine.
No pienso dejarme nada en el tintero. Entre otras cosas porque el mío es un tintero minúsculo y no cabe una mierda ahí dentro. Además, de guardar algo en su interior lo más probable es que acabase poniéndose perdido de tinta coreana —es más barata que la china, ¿sabéis?, y encima está de oferta, así que…—.
Sinceramente —¿o debería decir absurdamente?—, lo que está ocurriendo en Moon de un tiempo a esta parte es de locos. Así que estoy decidido a contarlo todo: las intrigas, la depravación, las sangrientas purgas y la crueldad de mis compañeros en la revista en aras a hacerse con el poder absoluto en Moon. (Vaya, creo que se me ha ido un poco la mano con el drama. Es igual).
Comenzaré hablando de Txaro Cárdenas, “la jefa de todo esto”. Txaro es la viva imagen de Livia, la segunda esposa del emperador César Augusto.
No albergo dudas al respecto. Txaro es la más peligrosa de todos nosotros. Su capacidad de persuasión es infinita. Es capaz de convencerte de que te arranques un brazo, lo condimentes con un poco de ajo, perejil y mantequilla, lo metas unas horas en el horno, y que luego te lo comas como si de un delicioso manjar se tratase. Y encima es tan perversa que ni te avisa antes para que te quites el reloj de pulsera o los anillos. Se han dado casos de gente que se ha llegado a atragantar con su propia alianza de matrimonio. ¿Es perversa o no es perversa? ¡Y de San Sebastián, oiga!
Y mucho ojo a los cambios de luna, porque Txaro se transforma, como si de una mujer-loba se tratase. Tan pronto es una poeta dulce y apasionada tocada por la gracia de las musas, como una jefa estricta y apremiante con los plazos de publicación. Así que ahí va mi advertencia: tened mucho cuidado con la próxima luna llena. Avisados quedáis.
Junto a Txaro, al frente de Moon, está Javier A. Bedrina. Javier es como el emperador Augusto. De carácter noble y apaciguador, se muestra siempre dispuesto a rebajar la tensión del momento. Su hablar, lento y sosegado, invita a cogerle confianza. Para que os hagáis una idea de su manera de obrar, es tan meloso hablando que, aunque te esté condenando a muerte y dando orden a su guardia pretoriana de que te corten la cabeza, no solo le acabas dando la razón sino que hasta te ofreces a hacerle la colada.
Augusto… perdón, Javier, también hace fotografías —entre otras muchas cosas—. Pero no son las suyas unas fotografías normales. En absoluto. En las fotografías de Javier Bedrina sí que se cumple el viejo temor que mostraban las tribus ancestrales que recelaban de los fotógrafos, por cuanto temían que les robasen el alma al ser fotografiados. Y es que si de algo puede presumir Javier es de que sus fotos tienen “alma”. Aun así, sospecho de él. No me fío.
Inma García Ros es un encanto de mujer, a pesar de lo que diga Ness Belda. Tiene una mirada limpia y luminosa coronada por unos ojazos a juego —me refiero a los ojazos de Inma, por supuesto, pues los ojos de Ness son bastante normalitos, la verdad sea dicha—.
Como os decía, Inma es un encanto, pero su hermana Dánae es un auténtico demonio. Resulta que la tal Dánae es una lectora enfermiza, y por esa misma razón posee una de las bibliotecas más amplias y mejor abastecidas del mundo. Yo, que a veces me faltan lecturas, le he pedido algunos libros a Inma, pero ella siempre me los niega diciéndome lo mismo: «Lo siento, Pedro. Pero son los libros de Dánae, y ella me mataría si te los dejase».
Y es que, como Inma me contó en su día, desde bien pequeñita la pobre Dánae arrastra un trauma, pues resulta que hubo alguien que, a falta de marcador de páginas, le devolvió un libro con varias hojas dobladas, y desde ese día se volvió como el Gollum, un ser oscuro y siniestro que no duda en calificar sus libros como su tesoro.
Con Iñaki Rodríguez también debo tener mucho cuidado. No me fío de él. Iñaki es el cocinero oficial de Moon, y para mí que está confabulado con uno de los bloques de poder dentro de la revista. Todos los días se acerca hasta mi mesa entre cuatro y cinco veces para ofrecerme platos y más platos de postres con más calorías que una dieta a base de tarta de San Marcos con tocinillo de cielo.
Creo que su plan para quitarme de en medio consiste en inflarme a colesterol malo y acabar obstruyéndome las arterias. Es una muerte lenta, aunque dulce. Y eso sí que debo agradecérselo. Está claro que quiere matarme, pero lo quiere hacer suavemente, como pedía Roberta Flack en su famosa canción. De hecho, yo he rebautizado a Iñaki como Iñaki Flack. Y hasta he compuesto una canción en su honor que he titulado Mátame suavemente con ese postre.
Rosa Prat Yaque es una artista. Hay quien dice de ella que no pinta nada en este asunto. Pero ese “alguien” se equivoca. Rosa pinta. Y mucho más de lo que algunos piensan. Y además, pinta muy bien. Rosa pinta hasta en sueños. No en vano, es la única persona que conozco capaz de soñar a todo color.
Quienes la conocen personalmente la confunden con Pippi Calzaslargas, el famoso personaje literario creado por la escritora sueca Astrid Lindgren —bendita Wikipedia—. Y como Pippi Calzaslargas, también Rosa Prat posee un caballo a lunares que en su día bautizó como Arco Iris, ya que lo tiene todo pintarrajeado de colorines en el jardín de su casa. Y, para colmo, en vez de alfalfa le da botes de pintura para alimentarlo.
Rosa también es una gran conversadora. Famosas son su historias y pinturas.
Pilar García es, casi con toda seguridad, la más espiritual de todas las personas que formamos parte del equipo Moon. Según confesión propia, Pilar practica el budismo y la meditación trascendental. Y no os perdáis esto: cree a pies juntillas en la reencarnación. Sí, como lo leéis. Es más, ella misma asegura que en una vida anterior fue la mismísima Cleopatra, la última reina del Antiguo Egipto.
Me contó que, al morir su padre, se vio obligada a casarse con su hermano de 12 años, tal y como había dejado estipulado su progenitor en su testamento. Siendo ésta la única manera de acceder al codiciado trono de Egipto, Pilar aceptó. Y a los pocos días entendió en toda su extensión el porqué su padre, que era un cachondo mental, había decidido bautizar a su hijo Ptolomeo, ya que el niño, a su edad, aún mojaba la cama. Pobrecita.
Hace unos días Pilar visitó a su maestro, Nagaryuna. El maestro, tras examinar su karma, le informó que Pilar está en su antepenúltima reencarnación, y que en su próximo renacimiento se transformará en una crisálida que querrá subir el Everest.
Ana Bolox es una dama del crimen. Siempre anda detrás de un escrito, acechando en las sombras. Y lo peor de todo es que nunca sabes detrás de qué escrito se esconde. Pero Ana nunca va sola. Tiene a su propio escuadrón de asesinos: sus inseparables Carter & West. Los tres andan siempre al acecho, dispuestos a acabar con tu vida de un plumazo. Sé que parece difícil acabar con la vida de alguien con una pluma, pero tendríais que ver el pedazo de pluma que se gasta la Anita. Su pluma pesa una tonelada y media, y está más afilada que la lengua de Francisco de Quevedo. Así que ojito con ella.
Además de eso, Ana es muy lista. Siempre consigue borrar todas sus huellas. Y no porque use guantes para cometer sus crímenes, sino porque todas las mañanas reboza las yemas de sus dedos en típex. Ya os dije que era muy lista.
Lola Delgado es la elegancia personificada. Es nuestra Mata-Hari particular. Puede que te mate, sí, pero lo hará con una sutileza y una elegancia innatas. Siempre viste bien. Y es muy metódica a la hora de vestir. Nunca, jamás, la verás combinar mal los colores. Eso sí, cuando está enfadada, lo mejor que puedes hacer es quitarte de en medio. Y es que Lola, cuando se enfada, te mete unos cortes terribles. No en vano, estudió corte y confección. Y se nota.
Le encanta coleccionar trozos de tela sobrantes, que guarda con mimo en su blog retales de un idilio. También es una cinéfila empedernida. Y una admiradora del cine de Woody Allen. Y por eso yo se lo perdono todo. Hasta sus cortes de manga.
(Continuará…)
Texto de Pedro Fabelo.
Montajes de Rosa Prat Yaque.
No te pierdas la segunda parte de esta crónica…
Luchas y traiciones en Moon (I). Yo, Pedro Fabelo Druso…
Magnífico equipo. Debéis de estar todos mirando vuestras espaldas todo el tiempo. Menudas formas de matar. Me parecen buenas formas e morir. Pero no te dejes, que sino no tendremos a nadie que nos cuente los secretos de este gran equipo.
Un besillo.
Tranquila, María. Ya me he preocupado de contratar los servicios de un probador de comidas, para evitar los envenenamientos. Lo malo es que el jodío se me come toda la comida, y yo me quedo sin nada. "Es por tu bien" -dice. Pero yo me estoy quedando en los huesos. Y claro, como el emperador Bedrina tiene unos grandes perros adiestrados en palacio, no sé si va a ser peor el remedio que la enfermedad. 😛
Un beso, María. Y gracias por la visita a esta luna tan traidora. Es broma. Si en el fondo son todos unos benditos. : )
Cuidado con Livia Drusila, domina el arte del envenenamiento… Ejem.
Ya me encargué de resaltarlo expresamente en mi texto. Te considero la más peligrosa de todos nosotros. Con diferencia. Tu belleza esconde a una lunática de mucho cuidado. 😛
Me siento "matrona romana" y mi familia tiene un plus de peligrosidad…
¿Debo considerar al emperador Bedrina como parte de tu familia? Al fin y al cabo estáis casados. Y ya sabes el dicho: "Dos que comparten colchón se vuelven de la misma condición". Miedo me dáis. Los dos. Sois como "Los Soprano" en versión Roma Imperial. 😛
Por poco tiempo, ay… En breve se sentirá indispuesto…
Ah, claro. Ahora te cargarás a tu esposo, el emperador. Y dentro de unos años, cuando estés moribunda en tu lecho de muerte, me pedirás que haga todo lo posible por deificarte. No, si esta historia ya me la conozco. 😛
¡Tremendo equipazo! Me he divertido como una enana con el texto. Grande, Pedro.
Cierto, Soledad. Menudo equipo de lunáticos y lunáticas. No quieras saber la de conspiraciones que hay en marcha en el seno de MOON para quitarme el puesto junto a la fotocopiadora. Tremendo. 😛
Gracias por visitar la luna, y por dejar tu huella indeleble en forma de comentario.
Un beso, guapa. 🙂
De acuerdo a todo lo descrito, Moon Magazine parece ser un estupendo lugar de trabajo. Espero, Pedro, ahorrarte el derroche de la decapitación, ya que por lo que aquí se ve tienes poco pelo que se pueda cortar.
Un abrazo.
Fer
No te creas, María Fernanda. Las apariencias engañan. Aunque no lo puedas ver, de las orejas me sobresale una peluca a lo rastafari que ni Bob Marley. 😛
Un abrazo, Fer. Y gracias por la visita y por el comentario. A ver si entre todos conseguís que me libre de la decapitación. 🙂
¡¡Todas nuestras vergüenzas al aire!!
Javier Augusto de Todos los Santos y Wan Kenobi está pensando en ampliar la colección papiriana y aplicar la Lex Iulia et Papia poppaea en la Plaza Mayor de Moon.
¡Fabelo, eres un crack! Rosa, no tengo palabras para describir todo el trabajo que has hecho. Menuda currada para sacarnos a todos monísimos de la muerte.
¡Muy divertido! Me quedo esperando la crucifixión del resto del equipo en la próxima entrega.
Ave, Su Magnificencia Ilustrísima Don Javier Augusto de Todos los Santos y Wan Kenovi de Jesús. Los que van a palmarla comidos por los leones os saludan.
Tened la amabilidad de pasarme la colada para que os la meta en la lavadora. Así, mientras se me completa el ciclo, aprovecharé para escribir la segunda parte de esta pequeña venganza…esto, perdón, de esta pequeña historia de mi familia en MOON MAGAZINE. Ave. Crem. 😛
Espero impaciente las siguientes entregas.
En la próxima no te escapas, amigo Josevi. Al igual que Sam Spade, pienso llegar hasta el fondo de este asunto. Lo juro por el Halcón Maltés.
Un abrazo, compañero. 🙂